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Borja González
Viernes, 1 de abril 2016, 00:26
El 31 de marzo de 1996, en el circuito de Shah Alam, en Malasia, debutaba Valentino Rossi en el Mundial de motociclismo. Veinte años después, el nueve veces campeón del mundo sigue acaparando la atención pese a no contar con el favoritismo al título de ... MotoGP -que recae con más peso sobre los hombros de Jorge Lorenzo y de Marc Márquez-, tras un 2015 portentoso en lo deportivo y muy polémico -y farragoso- en lo extra deportivo.
Hace un año Rossi ganaba en Termas de Río Hondo, su segundo triunfo de la temporada, dejando una imagen que ahora se repite en el trazado argentino: la del italiano en lo más alto del podio vestido con la camiseta de Diego Armando Maradona. El ídolo histórico del único país latinoamericano que alberga una prueba del Mundial homenajeado por el icono planetario del deporte de las dos ruedas. Aquel triunfo dejó esa imagen y otra que con el paso de los grandes premios creció en importancia. El lance entre Rossi y Márquez, el primero del año, con dos toques en carrera que terminaron con el español por los suelos, y que provocó que este último dejase una acusación velada que nunca se concretó, aunque después a lo visto en Termas se sumasen la última 'chicane' de Assen, la pataleta de Rossi después de Phillip Island y el final embarrado de Malasia y Valencia.
"Ya dije el año pasado que fue un lance de carrera, que me tenía que haber conformado con la segunda plaza visto como estaba mi neumático y cómo me encontraba, pero bueno, vamos a ver cómo llegamos este año a final de carrera; y si podemos luchar por la victoria con cualquier piloto ya será muy buen señal», comentó Márquez en la jornada previa al arranque de la cita argentina de 2016, con un tono político con el que trató de no ahondar en una herida que se alarga hasta esta temporada, por lo visto con las pitadas tanto a él como a Lorenzo en la parrilla y en el podio de Losail. Aunque el propio piloto de Cervera no escondió que de aquello no sólo quedó un aprendizaje estratégico de cara a las carreras y a maximizar el número de puntos a sumar: «Una de las cosas que aprendí fue esa, pero siempre se aprenden más cosas también».
Las consecuencias de aquel final de 2015 es algo que no parece agradar a los pilotos, aunque de una forma o de otra la asumen. «No soy tonto, será la tónica de todo el año, pero creo que en Catar, fuese de amarillo, de negro o de rojo, se disfrutó la carrera y eso es lo mejor, y de lo que se trata es de hacer disfrutar al aficionado y que gane el mejor», quiso zanjar Márquez en un asunto en el que Lorenzo entró con más brío. «Con esos pitos se convive igual que si no existiesen. Nosotros vamos por nuestro camino, disfrutamos de tener esta posición privilegiada que tenemos los pilotos de MotoGP, y más si luchamos por el título, que es estar con grandes fábricas, grandes motos y hacer lo que nos gusta, y el resto ya no depende de nosotros», analizó el mallorquín, que dejó en el aire de quién depende la solución a esta situación inédita en el motociclismo cuando se le preguntó si quien lo puede solucionar es el propio Rossi. «Todo el mundo lo sabe o se lo puede llegar a imaginar».
Y, mientras tanto, el tercero en discordia, el hombre cuyos seguidores siguen arremetiendo contra los dos pilotos españoles, prefirió no entrar a valorar esta situación. «Esta situación no es culpa mía», se limitó a decir el italiano, cuarto clasificado en la carrera inaugural. Y es que, de nuevo, a la vez que se debate sobre un asunto que está siendo muy largo, los pilotos se van a medir en la pista en una prueba de fuego a los nuevos neumáticos y a la nueva electrónica más importante que la de Catar. En Termas de Río Hondo, que ha recibido al Mundial con dudas climatológicas, el tiempo de entrenamiento será el normal, sin un test previo como antes de Losail. Los equipos empezarán de cero a adaptar electrónica y neumáticos en un trazado que sólo han visitado en otras dos ocasiones, y en el que normalmente las primeras sesiones son poco provechosas por la suciedad acumulada en el asfalto debido al poco uso que se le da a este circuito. Una auténtica prueba de fuego de adaptación que dará buenas pistas sobre cómo afronta de verdad cada fábrica este apasionante campeonato.
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