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David Sánchez de Castro
Madrid
Miércoles, 17 de mayo 2023, 13:28
La región noreste de Italia y, en concreto, la zona de Emilia Romaña, donde este fin de semana se iba a disputar la sexta cita del campeonato del mundo de Fórmula 1, se encuentran sumida en las peores inundaciones de su historia. Ante esta situación ... se hacía insostenible la disputa de cualquier cita deportiva, máxime en una al aire libre como el caso del GP de Emilia Romaña, por lo que la competición ha decidido cancelar su disputa.
Tras las reuniones entre los organizadores, las autoridades italianas, representantes de los equipos y los pilotos, ni siquiera han esperado a que se cumplieran las predicciones, que apuntaban a que la lluvia iba a remitir ligeramente durante las próximas jornadas e incluso se planteaban que quizá fuera factible estar presentes en el circuito.
Sin embargo, la gravedad de lo ocurrido, con varios muertos, decenas de desaparecidos y miles de desplazados en localidades cercanas, han hecho inviable que se continúe con el plan previsto. Ya este mismo miércoles los periodistas desplazados, miembros de los equipos (los de Alpine, por ejemplo, fueron retenidos en el hotel por seguridad) y los propios pilotos fueron advertidos de que no podrían acceder a las instalaciones del circuito Enzo e Dino Ferrari de Imola.
«La decisión se ha tomado porque no es posible realizar el evento de manera segura para nuestra afición, los equipos y nuestro personal y es lo correcto y responsable ante la situación que atraviesan los pueblos y ciudades de la región. No sería correcto ejercer más presión sobre las autoridades locales y los servicios de emergencia en este momento difícil», explican desde la Fórmula 1. La movilización de personal de emergencias necesario para la disputa de un Gran Premio se hace incompatible y absolutamente irresponsable en un momento así en Emilia Romaña, donde ya se han registrado al menos cinco víctimas mortales.
Para Stefano Domenicali, CEO de la Fórmula 1, ha sido una decisión dolorosa: él es oriundo de Imola. «Es una tragedia ver lo que le está pasando a Imola y Emilia-Romagna, la ciudad y la región en la que crecí, y mis pensamientos y oraciones están con las víctimas de las inundaciones y las familias y comunidades afectadas. Quiero expresar mi gratitud y admiración por los increíbles servicios de emergencia que trabajan incansablemente para ayudar a quienes necesitan ayuda y aliviar la situación: son héroes y toda Italia está orgullosa de ellos», afirmó, toda vez que entiende que era la única solución posible pese a los perjuicios económicos que conlleva para la competición.
El propio circuito de Imola se encuentra anegado. Varios sectores del trazado se han sumido bajo el agua y los boxes, donde ya estaban algunos de los equipos de F2 y F1, totalmente inundados. También las instalaciones del equipo AlphaTauri, localizadas en Faenza, se han visto afectadas, así como las ciudades anexas de Cesena y Riccione, donde el río Montone se ha desbordado totalmente.
El presidente de la región de Emilia Romaña, Stefano Bonaccin, explicaba en un vídeo que compartió en las redes sociales que «la situación es verdaderamente dramática en muchas zonas. Habíamos decretado alerta meteorológica con cierre de colegios y limitación de desplazamientos, pero la cantidad de agua que cayó hoy en algunas zonas superó a la que cayó hace dos semanas, que ya era una cantidad sin precedentes».
La lluvia es un gran enemigo de la Fórmula 1, pero es muy inusual que se llegue a cancelar un Gran Premio por este motivo. De hecho, solo hay que recordar el bochornoso GP de Bélgica de 2021, cuando se decidió seguir adelante con la carrera para dar solo 3 vueltas con el coche de seguridad por delante. Históricamente, se recuerda por lo que supuso para el cierre de aquel campeonato el GP de Japón de 1976, la primera carrera que se retransmitió en todo el mundo, en la que Niki Lauda decidió abandonar por el peligro que suponía seguir corriendo en Suzuka bajo el chaparrón que caía. James Hunt se alzó con el título.
Sin embargo, la última vez que una carrera se decidió cancelar no fue por la lluvia, sino por la pandemia. El GP de Australia saltó por los aires instantes antes de que se tuvieran que disputar los primeros libres que iban a abrir la temporada de 2020, cuando varios mecánicos de McLaren dieron positivo por Covid-19. La tardanza en tomar la decisión y lo apresurado de la huida de allí sumieron a la Fórmula 1 en una fuerte crisis reputacional por no saber gestionar la situación con más prontitud.
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