Racing Point, protagonista total en Silverstone

Lance Stroll, líder del equipo por obra y gracia del positivo en coronavirus de Sergio Pérez y por ser el hijo del dueño, fue el más rápido en una jornada en la que los Mercedes negros, los de verdad, no mostraron todas sus armas, como suele ser costumbre. Mientras los Red Bull probaban cosas, con Alex Albon estrellándose en los segundos libres y Verstappen afinando la puesta a punto, y los Ferrari penando (Vettel ni siquiera pasó del 18º en los segundos libres, mientras que en los primeros ni rodó por una avería), los Racing Point tienen una oportunidad de oro para brillar.

Carlos Sainz no pierde ripio de los problemas de los coches de arriba. En McLaren ya saben lo que es subir a un podio este año gracias a las dificultades que atraviesan los Ferrari, y hasta que el madrileño viaje a Maranello, está deseando que estos continúen. Con mejores sensaciones por la tarde que por la mañana, Sainz marcó el sexto mejor tiempo del viernes y aspira a sufrir menos que en la última carrera de Hungría.

La gran noticia del fin de semana, al menos hasta que llegue el domingo la carrera, es el positivo por coronavirus de Sergio Pérez. El piloto de Racing Point no podrá salir del hotel donde se ha aislado después de que el jueves se confirmase que se había contagiado. ¿Irresponsabilidad o simple casualidad? El debate está abierto. Él se encuentra totalmente hundido, o al menos así se mostraba en el vídeo en el que agradecía el apoyo mostrado, pero sus explicaciones no han hecho más que añadir dudas.

«Después de Hungría tomé un vuelo privado para ir a México para ver a mi mamá, que tuvo un accidente muy fuerte. Estuve dos días y volví a Europa. Me sentía perfecto, me siento perfecto. Gracias a Dios no tengo ningún síntoma. De hecho, ayer iba a ir a correr cuando me dieron la noticia de que tenía que hacerme cuatro pruebas más», relata un Pérez que afirmaba justo antes que había hecho caso al equipo y a la FIA… que precisamente no recomiendan viajar a un país que está tercero en el trágico ránking de muertos por coronavirus en el mundo.

Su contagio llega, además, el día en el que le expiraba la cláusula de rendimiento por la cual un despido le saldría muchísimo más barato que en unos días. Lawrence Stroll, dueño de Aston Martin y padre de Lance, quiere fichar a Sebastian Vettel, y no va a echar a su hijo. Pérez ha pasado de estar sano y con un buen coche, a enfermo, aislado y a las puertas del despido en apenas una semana.

Este positivo de Pérez provocó 24 horas frenéticas de búsqueda de un sustituto. Nico Hülkenberg pasó de estar en Colonia en dirección a Nürburgring para «otro proyecto de carreras» a viajar a Silverstone, someterse a un test PCR, ponerse un mono que ni siquiera era suyo, sino de su nuevo compañero Lance Stroll (miden prácticamente lo mismo), y ponerse a rodar en un coche que no había probado nunca. En los dos entrenamientos libres quedó por detrás del canadiense, pero ni mucho menos se le vio oxidado o incómodo.

Hulkenberg se impuso a Esteban Gutiérrez, el otro candidato, por varios motivos. El primero y fundamental es que este último no tiene activa la superlicencia dado que lleva casi cuatro años fuera de competición en activo, pero sobre todo porque en Racing Point confían más en el expiloto de Renault. Al fin y al cabo, corrió para ellos cuando aún era Force India, hasta 2017. «Nuestro equipo de ingeniería, después de discutirlo, pensó que Nico sería más apropiado porque nos conoce muy bien, conoce a todos los ingenieros, conoce nuestros sistemas, nuestros procesos, ha impulsado nuestro simulador y sería fácil para nosotros», relató Otmar Szafnauer, jefe del equipo.

Queda por ver qué lograrán, tanto Stroll como Hülkenberg, en el resto de este fin de semana. El alemán parece haberse sentido cómodo, y no le faltan motivos. La competitividad del RP20, merced a su paralelismo claro al W10 de Mercedes, está fuera de toda duda. ¿Y si su ansiado podio (es el piloto que más carreras ha disputado sin lograr ninguno, 177) le llega por este inesperado rebote del destino?