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David Sánchez de Castro
Viernes, 16 de junio 2023, 21:39
Es una obsesión entre los aficionados españoles, pero no son los únicos. Cualquiera que vaya por la calle y vea este fin de semana caluroso un 33 en las marquesinas de los autobuses y sonría sabe que será por lo que será. Todos los aficionados ... a la Fórmula 1 intentan ir a la plaza número 33 si entra en un párking. Hay una cierta hermandad, un guiño de quien se sabe de la misma tribu si se cruzan dos personas que tienen una camiseta de Aston Martin. Las miradas cómplices se hacen patentes entre dos personas que entienden el concepto de 'La Misión'.
Es tal el clamor que incluso entre los pilotos existe. El mismo Max Verstappen fue muy claro en la previa del caótico GP de Canadá, que apunta a ser complejo. Precisamente, lo que necesita Fernando Alonso para volver a lo más alto. Si aquí fue donde el asturiano batió otro récord cuando se convirtió en el piloto que más tiempo estuvo esperando entre su primera línea en parrilla y la última, ¿por qué no pensar que será aquí también donde acaben diez años de sequía entre su victoria 32 y la 33?
«Me gusta, es un piloto de verdad, se lo merece y nunca se rinde. Le encanta este deporte, a veces lo pienso, dios mío, después de tantos años pilotando un coche de zona media, que puedes perder parte de ese amor. Pero es un verdadero piloto, un animal. Si me preguntas a qué piloto me gustaría ver ganar, es a Fernando», admitía este viernes Verstappen. Y eso que Alonso es, de largo, el único piloto que ha podido acercarse de manera constante a los Red Bull. Si saborea de nuevo el champán del ganador, Verstappen debería tener algo de miedo ante la remota posibilidad de que su dominio se fracture.
Aston Martin sabe que es ahora o nunca. Si las evoluciones que han llevado a Montreal tienen visos de ser más o menos óptimas, el resto lo pondrá un Alonso que está pleno de confianza. De Lance Stroll no se espera nada, por lo que cualquier resultado que no sea acabar fuera del 'top 10' o incluso acabar a secas ya será un óptimo resultado.
El primer día de trabajo en Canadá dejó sensaciones encontradas, no tanto por el resultado final, sino por los problemas que se vivieron en el desarrollo de los libres. La primera sesión ni siquiera se disputó debido a que la señal de televisión del circuito se estropeó. Literalmente: se quedaron sin señal.
Dado que eran unos libres, que apenas tenían relevancia (de ahí que el formato sprint tenga cada vez más defensores) y que tampoco es la hora que más esperan ni los aficionados ni los propios equipos y corredores, la decisión de suspender la sesión y dar media hora más de trabajo en los segundos libres fue aceptada de buen grado por todos.
Canadá ya es conocida por protagonizar sucesos similares. Si no son las marmotas que copan la isla artificial donde se encuentra el circuito Gilles Villeneuve de Montreal, son chaparrones de lluvia como los que previsiblemente van a caer este sábado y, en menor medida, el domingo durante la carrera. Para la historia queda aquel GP de Canadá de 2011, en el que los pilotos estuvieron esperando más de cuatro horas bajo la lluvia hasta decidir que debía suspenderse. Desde entonces, por normativa se establece que una carrera no puede durar más de dos horas.
Habrá que ver si, en medio de una eventual vorágine, no llega la ansiada 33 de Alonso. Seguro que no hay nadie que se lamente de que sea bajo una posible tormenta.
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