Secciones
Servicios
Destacamos
David Sánchez de Castro
Sábado, 23 de septiembre 2023, 19:31
Hay decisiones en la vida de todo deportista, como en la de cualquier ciudadano, que pueden marcar su destino. Rechazar tal o cual trabajo, darle a derecha o izquierda en esa red social para encontrar pareja o elegir tal o cual equipo, todos los que ... leen estas líneas saben que han tenido un punto crítico en su vida en el que una elección podría haberles hecho virar su futuro. En el caso de Fernando Alonso, más aún.
Es un tópico 'cuñadesco' clásico: Alonso elige mal sus equipos. Desde que dejó McLaren en 2007 se le ha señalado por eso, como si ir a Ferrari hubiera sido una mala decisión o rechazar a Red Bull, que en ese momento era un equipo simpático, y nada más hubiera sido ilógico. Cuando en 2022 fichó por Aston Martin para dejar a Alpine, que le despreció, muchos volvieron a sacar de la bolsa de argumentos falaces esta presunta realidad: Alonso eligió mal. Esos que lo opinaban se fueron al fondo, muy al fondo de la cueva cuando vieron los cinco de seis podios en las primeras carreras de 2023 y cómo el número '33' se volvía en una esquizofrénica obsesión entre los aún más ciclotímicos aficionados.
Pero la decisión de fichar por Aston Martin tuvo un efecto secundario, un sabor en boca final, que los menos habituales no esperaban: la falta de evoluciones. El AMR23 nació como un coche con un potencial altísimo. De no contar con los campeones de Red Bull y Adrian Newey, al que tienen contratado como (falso) autónomo para hacerles otro coche infinitamente superior, estaríamos hablando desde principio de temporada de un Fernando Alonso candidato al título, algo que se llegó a atisbar en plena nube de los podios del inicio de la temporada. Pero la Fórmula 1 no es solo hacer un coche ganador, sino saber mejorarlo por el camino acertado.
El mejor ejemplo es McLaren. El MCL60 nació torcido, hasta el punto de que el no ya tan novato Lando Norris y el prometedor Oscar Piastri se veían peleando ya no por llegar a puntuar, sino por no acabar en el fondo de la parrilla. Sin embargo, los responsables técnicos del equipo de Woking supieron enderezar el rumbo y por el camino de las evoluciones acertaron de pleno. De ser el sexto o séptimo equipo desde el final del verano se han confirmado como la segunda o tercera escuadra en la actual parrilla. En seria disputa con Mercedes o incluso Ferrari, aunque en Japón han sufrido más tanto unos como otros.
Max Verstappen mandaba muy lejos a los que creían que a Red Bull le había afectado la directriz de la FIA que establecía mayor control en la flexibilidad de los alerones delanteros. El rumor se había extendido por el paddock como la pólvora a finales de la ronda europea en verano. El RB19, entre otros coches, tenía en este aspecto una notable ventaja, lo que le permitía ser aerodinámicamente más eficiente que el resto, especialmente en circuitos con alta velocidad en el paso por curva. El AMR23 de Aston Martin, también.
Sin embargo y, aunque en Monza y Singapur (especialmente en este último) Verstappen y Red Bull sufrieron sus peores actuaciones de la temporada, Aston Martin se ha ido diluyendo poco a poco y ya desde antes. Cuando la FIA introdujo esa directriz, los resultados de Alonso fueron cayendo notablemente, con la excepción de la carrera de Zandvoort, donde el asturiano volvió a mojarse en champán. De Lance Stroll mejor pasar, porque su presencia en la Fórmula 1 y en el automovilismo en general solo se explica por ser el hijo del dueño de Aston Martin.
¿Fue esa mayor vigilancia hacia los alerones delanteros lo que mató las posibilidades de la 33 victoria de Alonso'? Posiblemente no. Aunque la concatenación de hechos no siempre suele implicar causalidad, lo cierto es que después de que los comisarios técnicos advirtiesen, el rendimiento de Aston Martin empezó a caer. Pero no se puede culpar al árbitro de que los rivales hayan marcado cinco goles: la capacidad de evolución del equipo de Silverstone ha sido nula. De aquí a final de temporada no hay demasiadas oportunidades de brillar, salvo en alguna carrera loca en la que la climatología sea un factor determinante, como puede ocurrir en Brasil, o que Verstappen, una vez sea campeón, deje hueco a otros pilotos para que se peleen entre ellos.
Pero en condiciones normales, es harto improbable que Alonso vuelva a acariciar la '33'. Al menos, este año. Habrá que esperar a febrero o marzo de 2024 para comprobar en qué punto arranca el futuro AMR24 y si ha sido capaz de convertir todos los recursos puestos en él desde verano en un monoplaza ganador.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.