Siete años después, Alonso vuelve al podio

Antes de la salida de una carrera que pasará a los anales cuando se recuerde esta caótica temporada 2021 ya hubo un gran giro de guion. Al final de la clasificación del sábado anunciaron investigaciones sobre Valtteri Bottas, Max Verstappen y Carlos Sainz por supuestamente no respetar las banderas amarillas tras el pinchazo de Pierre Gasly. Los comisarios, en una nueva demostración del desgobierno absoluto que reina en la Fórmula 1, tardaron un día en decidir que el piloto de Mercedes merecía un castigo de tres posiciones y el de Red Bull uno de cinco. Entre los beneficiados estaba Alonso, que se vio aupado dos posiciones. Casi sin darse cuenta, el español de Alpine tenía una oportunidad de oro para volver al podio, siete años después.

Antes de subirse al coche Alonso ya advirtió: «Voy a intentar ponerme primero en la salida». La idea era mucho más fácil de decir que de hacer, pero casi le sale bien. Pierre Gasly recibió una lección en primera persona de cómo se adelanta por el exterior, y Alonso se puso segundo. Un puesto que le duró lo justo, porque Verstappen, del que se había defendido en primera instancia, le rebasó sin mayores dificultades.

El plan no iba por ahí. Alonso y Alpine firmaban un quinto puesto como poco, conscientes de que tanto Bottas con el Mercedes como Sergio Pérez con el Red Bull iban a ser rivales complicados de sujetar. Había que tirar de estrategia y pidieron al asturiano que hiciera un milagro: que una carrera claramente pensada a dos paradas se convirtiese en una.

Alonso estiró su entrada a boxes al máximo, cuando entró en la vuelta 24 para montar neumáticos duros e ir hasta el final. Su lucha era con Sergio Pérez, que había entrado justo antes, pero el día estaba escrito para Alonso. En esta parada, no solo sostuvo la posición con el mexicano de Red Bull, sino que le metió a Daniel Ricciardo en medio. Pronto se dieron cuenta de que no iba a ser suficiente y que iba a necesitar ayuda.

Lo vivido en Hungría, cuando Alonso sujetó a Hamilton para ayudar a la victoria de Esteban Ocon, volvió a la mente de todos. «Decidle a Esteban que se defienda como un león», suplicó Alonso por la radio. Si el francés lograba sujetar lo justo al mexicano, este iba a tener que sudar mucho más para poder pasar.

Ocon duró apenas una curva. Con un Pérez que sí fue a dos paradas, el de Alpine no pudo aguantar mucho, y la diferencia de rendimiento era tal que el sueño de Alonso de volver al podio se esfumaba… hasta que llegó otro giro de guion, que en esta temporada no faltan. Fue en este caso en el coche de Valtteri Bottas. En Mercedes forzaron demasiado el rendimiento de los neumáticos medios y después de 32 vueltas pinchó el neumático delantero izquierdo. El temor a un reventón o un pinchazo se hizo patente, y por las radios le advirtieron a Alonso que no forzarse en la última parte de la carrera. El cuarto puesto se antojaba como un botín más que óptimo, toda vez que Gasly estaba lejos. Sea el destino, la suerte, los hados, o esa fortuna del campeón que tantas veces aparece en el deporte, se puso al lado de Alonso de nuevo.

Primero George Russell y después Nicholas Latifi, los dos Williams pincharon. El coche del canadiense se quedó tirado en una de las escapatorias, por lo que la FIA tuvo que neutralizar la carrera con un coche de seguridad virtual. A efectos prácticos esto suponía que el avance de Pérez se tenía que frenar y que Alonso podía reducir el ritmo (y con ello el desgaste). Lo que parecía un sueño loco se convirtió en una realidad: al lado de Hamilton y Verstappen en el podio, Alonso. El plan sigue el curso previsto.