David Sánchez de Castro
Lunes, 22 de abril 2024, 12:43
Hay un hecho objetivo que el propio Fernando Alonso destacó después de la carrera del GP de China: no están en una posición competitiva a la altura del año pasado. Aston Martin ha confeccionado un monoplaza que, sin ser un hierro (Alpine, por ejemplo, ... huele mucho peor), no está en condiciones de pelear por el podio salvo condicionantes externos. Lo señalaba el asturiano con su ojo analítico habitual: lo sorprendente no es verse peleando por el séptimo o el octavo, sino que los sábados estén mucho mejor.
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El AMR24 es un gran coche a una vuelta. Fino, manejable, fácilmente adaptable a pistas como la de Shanghái… A una vuelta todo va bien, pero no así en carrera. El ritmo y el inmenso desgaste de neumáticos es un hándicap que no será nada fácil de resolver en las próximas carreras, ya que supone prácticamente una remodelación completa del coche. No es una cuestión menor, especialmente ahora que llegan las citas europeas en plena estación primaveral en la que las altas temperaturas y la siempre difícil comunión con Pirelli lo pondrán mucho más difícil.
Sin embargo, el hecho de que sea un coche rápido a una vuelta permite pequeñas alegrías que, para un piloto del palmarés de Alonso, no son muy habituales. Llevarse la vuelta rápida de la cinta china le dio un punto más de los que habría logrado por la séptima plaza, algo que a efectos prácticos no cambia mucho las cosas pero sí a los anímicos. Saber que puede pelear por buscar ese pequeño premio de consolación es algo sobre lo que se puede trabajar: si el AMR24 fuese un mal coche, no sería más que una quimera. No se puede explicar solo por llevar neumáticos blandos, que se vio obligado a montar Alonso debido a que ya no tenía juegos de duros o medios nuevos, sino porque el monoplaza que lleva es realmente un coche con potencial.
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Decía Mike Krack que los siete puntos logrados por Alonso (Stroll ni está ni se le espera) fueron «bien merecidos», no tanto en el sentido de que debían lograrlos (que también), sino que les costó. La simulación de carrera les daba un octavo-noveno puesto, por lo que mejorar eso ya es un resultado por encima de las expectativas. Y esto ha dejado de ser novedad. Con excepciones, Alonso ha conseguido que Aston Martin se acostumbre a abrir un poco la horquilla de sus previsiones hacia arriba, conscientes de que el asturiano suele tener mejor rendimiento de lo que los datos a priori le podrían dar. Aunque eso no implique siempre que ocurra, contar con un piloto como Alonso garantiza que se pueden lograr pequeñas y satisfactorias sorpresas en forma de puntos extra con los que no se contaba y, con algo de suerte, algún podio.
Después del fin de semana de China, la siguiente prueba del Mundial hará a los pilotos ir hasta Estados Unidos, donde Miami albergará su segundo gran premio y, además, también será el segundo con un criticado formato sprint al que Alonso le ha cogido ojeriza.
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Y no es para menos. Salir de China con tres puntos de castigo en la superlicencia (a su compañero Stroll por embestir a Ricciardo por detrás le cayeron dos) después de asumir un riesgo excesivo en la carrera corta del sábado es algo que no se le va a olvidar al español. «Quizá debemos replantearnos si correr o no el sprint, para ahorrar neumáticos y no ser penalizados», decía Alonso en broma o quizá no tanto.
Y es que, desde el punto de vista de los pilotos, los fines de semana bajo este formato no son nada positivos. El riesgo que se asume es mucho mayor del beneficio potencial, especialmente teniendo en cuenta que la victoria se conoce antes incluso de poner un pie en la pista. La superioridad de Max Verstappen y la asunción de que si no es él el otro gran favorito es Sergio Pérez (otro asunto es que este no sea capaz y abochorne a propios y extraños) con el otro Red Bull, hace que esos 100 kilómetros del sábado sean más peligrosos de lo imprescindible.
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El trazado de Miami puede ser un buen laboratorio para confirmar si el AMR24 es un coche de circuitos ruteros y ratoneros, como así parece, pero el formato sprint no le beneficia. Salvo sorpresa, Alonso no cumplirá su amenaza de boicotear la carrera corta del sábado, aunque será un asunto que pondrán sobre la mesa los pilotos. Porque Alonso es el que ha alzado la voz, pero ni mucho menos es el único que lo critica.
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