Rosberg ya goza de la suerte del campeón

Sin embargo, nada más acabar la Q2, notaba algo que le era familiar y no se lo podía creer: de nuevo su W07 se quedaba sin potencia. De nuevo, la MGU-H. De nuevo, la fiabilidad de Mercedes. Un deja vu empezó a recorrer su mente: había viajado dos semanas atrás, al circuito de Shanghai, donde ni siquiera dio un kilómetro en la clasificación del GP de China y veía de nuevo cómo su compañero le comía la tostada de nuevo. El diferente escenario no cambió el resultado: Nico Rosberg se permitió el lujo de no apretar en su último intento, porque ya se sabía poleman sin rival.

Las palabras del tricampeón Hamilton no podían ser más amargas cuando compareció ante los medios. No sé lo que ha pasado, no sé dónde saldré mañana, acabaré la carrera si soy capaz de mantener todas las piezas Hamilton estaba más que enfadado, decepcionado y hastiado. Cuatro carreras, cuatro problemas. Toto Wolff, jefe de Mercedes, no pudo hacer otra cosa que tragarse el enfado de su piloto. Tiene todo el derecho para estar decepcionado, decía el máximo responsable del equipo campeón y máximo favorito.

La mayor preocupación en Mercedes es que no encuentran qué es lo que falla exactamente. Si es un problema endémico de la construcción del motor, la avería puede reproducirse en cualquier momento en el coche de Nico Rosberg. Esta espada de Damocles sobre las cabezas de sus dos pilotos, de momento, sólo se está cebando con uno de ellos.

Alonso y Sainz, víctimas muy distintas

Carlos Sainz y Fernando Alonso partían con muchas esperanzas en esta clasificación. En los libres habían cuajado una buena actuación, y aspirar al top 10 era un objetivo realista. Sin embargo, por distintos motivos, acabaron ambos eliminados en la Q2.

El primero en caer fue Fernando Alonso. El de McLaren fue, en sus palabras, víctima de una tormenta perfecta. El español había pasado de ser un serio aspirante a Q3 a verse en una 14ª posición, dos por debajo de su compañero Jenson Button, que sabe a muy poco. No obstante, Alonso prefiere ver el vaso medio lleno. Partir desde tan atrás no es una buena noticia, y menos a una carrera en la que es complicado adelantar, pero viendo el contexto de esta temporada y viajando más allá de Rusia, no están tan lejos. Estamos a dos décimas de Red Bull, y en esas dos décimas hay cinco coches y somos el quinto, se resignaba un Alonso que sabe que, a poco que mejoren, pueden dar un salto de varias posiciones hasta esa ansiada Q3.

A la tanda definitiva pasó Max Verstappen pero no Carlos Sainz. El madrileño volvió a ser superado por su compañero, y esta vez se excusó en Daniil Kvyat, que le dejó fuera de la última sesión por apenas media décima. No tuve ningún problema específico, teníamos ritmo de sobra para entrar en Q3. Me encontré a Kvyat en el último sector y me impidió mejorar la vuelta. Cuando te pasa algo así no se puede hacer nada, se lamentaba el joven piloto español.

Sainz, como Alonso, es optimista, porque sabe que las opciones de puntos son razonablemente altas, y todo lo que sea ganar posiciones será garantizar, prácticamente seguro, colarse entre los diez primeros. Para el de Toro Rosso será algo más sencillo, a priori, que para el de McLaren, pero ambos deberán enderezar el rumbo este domingo si quieren llegar a la cita de España dentro de dos semanas plenos de confianza.