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David Sánchez de Castro
Viernes, 18 de marzo 2016, 01:29
Cartas boca arriba. Como en un 'Juego de Tronos' o en un 'House of Cards' televisivo, la temporada 2016 de Fórmula 1 apunta a ser más de lo mismo, con ligeros cambios de guión. Y es en este punto en el que la desconfianza mutua ... se convierte en un arma tanto o más poderosa que el propio coche. Todo lo que no sea ver a los Mercedes por delante de los Ferrari, con los Williams y los Red Bull batiéndose por el resto de los puestos de arriba, será toda una sorpresa. En la rueda de prensa previa al Gran Premio de Australia, Lewis Hamilton avisaba: "Parece que este año la cosa está más apretada. Pero creo que Ferrari guarda algo bajo la manga. Están más cerca de nosotros de lo que están diciendo. Llegan con un perfil bajo, pero podría irse a lo alto". La estrategia más simple de la historia del deporte: quitarse el papel de favorito para dárselo al máximo y, en este caso, casi único rival. Si lo superan, queda demostrado que estaban mejor de lo previsto, y si no, aún están a tiempo de alzarse de nuevo.
Los datos de la pretemporada dan parte de razón a Hamilton. y también se la quitan. Por un lado, es cierto que el SF16-H está más cerca del W07 de lo que estaban sus predecesores en años anteriores. Tanto Sebastian Vettel como Kimi Räikkönen se mostraron muy competitivos, tanto en ensayos de carrera largos como a una vuelta. Pero la sensación de que tanto Lewis Hamilton como, en menor medida, Nico Rosberg, no apretaron demasiado en Montmeló, sigue vigente. Vettel admitió que habían dado "un gran paso adelante durante el invierno" y que están haciendo progresos con respecto a la temporada pasada. "Aún tenemos que ver si ese paso es lo suficientemente grande o no", dijo, antes e avisar a un Hamilton que le miraba atento al lado: "Estamos más cerca que el año pasado, sobre todo en carrera".
No obstante, ¿eso será suficiente? El gran dilema de este inicio de temporada. ¿Podrá Ferrari, ya que nadie más apunta a hacerlo, retar de tú a tú a Mercedes? Pronto tendremos una respuesta, según admite el propio Vettel. "Tenemos que esperar a las dos primeras carreras y ver dónde estamos. Nuestro objetivo es cambiar las cosas, pero no creo que sea una sorpresa cuando digo que Mercedes sigue siendo el favorito esta temporada", afirmó Vettel. De nuevo, el juego del papel de favorito. No habría noticia mejor para el espectáculo que Mercedes viera flaquear su dominio, aunque si es Ferrari quien rompe su muro, igual no sienta bien a todos.
Los remordimientos de Alonso
"Nadie está contento cuando no gana. Son sólo un piloto y un equipo los que son felices cada año". Con estas palabras situaba Fernando Alonso su posición general. Hace no mucho, él aspiraba a ser ese piloto más contento que nadie y lo hacía en Ferrari. Hay un temor recurrente en su mente: ¿y si ganan los de rojo, ahora que él no está? "Si son campeones, probablemente sí me arrepentiré, porque yo tenía contrato el año pasado y éste, y si lo ganan este año pensaré que yo también podría haber tenido esa oportunidad. Pensaré que yo podría haber pilotado tan bien como el campeón. Ese sería el caso, pero siempre es poniendo un 'sí' condicional por delante", confesó el español ante los medios.
Es evidente que Alonso no está pasando sus mejores épocas deportivas, pero mantiene el discurso optimista. "Somos conscientes de las dificultades del año pasado y de las que tendremos este año en términos de prestaciones", avisa, y se sitúa en una situación relativamente incómoda. "Yo me siento feliz internamente, porque veo el compromiso y el esfuerzo de McLaren-Honda, que estoy seguro de que va a ganar algún día. No sé si a corto, medio o largo plazo, pero volveremos a ganar. Entiendo a los aficionados que piensan que es mucho más agradable luchar por ser quinto o por estar en la Q3, pero es la misma frustración, incluso mayor", explicó.
Las aspiraciones de Alonso son puntuar, nada más (y nada menos), pero cualquier resultado en Australia será poco fiable. "No debemos hacer predicciones. Es algo equivocado, porque mentiría si dijese una posición concreta", aseveró. Uno de sus rivales, si consigue llegar al 'top 10' será un Carlos Sainz que aún no se ha recuperado de un incómodo resfriado que le ha provocado fiebre. El madrileño y su compañero Max Verstappen tienen el reto de colocar a Toro Rosso como el cuarto equipo de la parrilla, por delante incluso de los propios Red Bull o de Williams, dos escuderías que aspiran a lo más alto. El contraste con lo que busca McLaren es evidente.
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