Carlos Sainz se asienta en el liderato del Dakar

La jornada entre Al Ula y Ha'il comenzó con unas temperaturas gélidas. Rondando los 0ºC a la salida del enlace, los pilotos pronto mostraron sus cartas en la última etapa sobre pistas duras antes de arribar a Riad el viernes, donde las gigantescas dunas árabes se convertirán en jueces. Sainz, de menos a más, supo esperar su momento para lanzar el ataque sobre un Nasser Al-Attiyah que de nuevo está señalado por sus rivales. No es extraño para nadie verle usar tácticas más defensivas que ofensivas, tratando de hacerse el 'loco' cuando escucha el sentinel que le avisa de que otro coche le debe adelantar. Es lo que le costó ya una victoria de etapa, y es lo que le puede costar caro si sigue así. Este jueves, Sainz de nuevo se topó con el catarí en la recta final del día, aunque esta vez este sí se dejó adelantar. No sin esperar justo hasta el final, pero se dejó.

La actitud de Al-Attiyah le puede costar cara, si bien se espera que en próximas jornadas la presencia de mayor cantidad de arena propicie que este tipo de actitudes sean innecesarias. Fue con la llegada de las dunas, que serán protagonistas en la jornada previa a la etapa de descanso, cuando Sainz sacó todo lo que tenía de sí. Él y Lucas Cruz, con experiencia en los desiertos del Sáhara de antaño (cada uno por su lado), demostraron una mayor fiereza que sus rivales, hasta lograr la victoria.

Más problemas tuvo Fernando Alonso cuando se llegó a la zona más blanda. El Hilux no se adapta tan bien a las dunas como esperaba, o al menos no en una jornada en la que de nuevo la presencia de Marc Coma como navegante fue clave. Eso sí: no faltaron los pinchazos. En terreno duro, al principio, Alonso vio de nuevo cómo tenía que detenerse dos veces para arreglar sendos pinchazos, lo que a la postre lastró la que él calificó como «la mejor etapa de su vida», aunque esta vida dakariana sólo tenga cinco días (más el 'embarazo' de los test y la disputa del rally de Marruecos). De acabar en un 'top 5', tuvo que conformarse con un buen 7º puesto con algo más de 12 minutos perdidos pero a menos de uno de Giniel de Villiers, uno de los 'morlacos' de este tipo de pruebas.

También fue una etapa de relativa redención para Nani Roma. El catalán se dejó casi cinco horas en la jornada anterior por un problema en su Borgward, obligándole a esperar al camión de asistencia. El varapalo fue tremendo, no sólo para él sino también para los integrantes del joven proyecto, que esperaban mantenerse en los puestos de la primera mitad de la tabla al menos hasta la jornada de descanso de este sábado. En la llegada a Ha'il, tras pasar por la zona de los templos nabateos, Roma se había dejado 20 minutos y la sensación de que no tiene más.

Tras un inicio de Dakar un tanto dubitativo, Toby Price, uno de los más firmes candidatos a victoria en Al Qiddiyah el próximo día 17, se hizo con el triunfo en la categoría de motos tras un arranque fulgurante. Con las Husqvarna de Quintanilla y Kevin Benavides siempre muy cerca, el australiano exprimió su KTM para darse el gusto de llegar al vivac como el más rápido.

Joan Barreda tuvo, por fin, un día sin incidentes serios y aunque acabó más lejos de lo que hubiera deseado, se mantiene en condiciones de ser optimista para la segunda etapa del raid. El valenciano acabó sexto a poco más de 9 minutos, por lo que ya son 31 los que cede en la general con el líder, un Ricky Brabec que redujo daños en Ha'il.

La primera semana de competición se cierra con la llegada a Riad, la capital. Será la primera etapa al 100% de arena, además de la más larga de esta edición del raid con 478 kilómetros de especial y 830 en total sumando los enlaces. Las altas dunas cortadas pondrán a prueba los límites de los pilotos que, para los que lleguen a la meta, recibirán como agua de mayo el día de descanso del sábado.