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david sánchez de castro
Domingo, 28 de noviembre 2021, 17:25
Si hay un deportista ilustre que lleve a gala lo de ser madrileño, ese es Carlos Sainz. En este caso se puede decir sin especificar si hijo o padre, aunque el domingo fue el turno de los focos para el progenitor. La mayor leyenda del ... automovilismo español fuera de los circuitos afronta a principios de 2022 una nueva edición del Dakar, en la que defenderá los colores de Audi, una marca que para él siempre será especial. Aquel Quattro S2 del grupo B que conducía la leyenda Stig Blomqvist en los 80 fue la que le hizo enamorarse definitivamente de la tierra, y con su fichaje por Audi se quita una espinita que le dejó su paso por el Mundial.
Los más de 40 años de carrera de Sainz quedan plasmados ahora en una serie documental que se estrena el 2 de diciembre de la mano de Amazon Prime Video. El 'Matador' ha abierto la puerta de su casa, ha sacado viejos vídeos y fotos que tenía casi olvidados y ha rememorado una de las trayectorias deportivas más longevas de la historia, aún vigente como demuestra su reto con el nuevo Audi RS Q e-Tron que llevará en el Dakar. Constará de cinco capítulos más un sexto aún por rodar: como en toda su carrera deportiva, es imposible predecir dónde va a estar el final.
Y es que después de tantos años, Carlos Sainz Cenamor sigue siendo una referencia. «Como no se va a retirar hasta los 90…», bromeaban en la rueda de prensa que se celebró este domingo en el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid, que sirvió de campamento base para el gran plato fuerte del día: la exhibición de algunos de los coches que han marcado la carrera del 'Matador'.
El Seat Panda con el que comenzó a pilotar junto a su inseparable Juanjo Lacalle (que estaba, cómo no, presente en el evento), el mítico Toyota Celica con el que ganó sus Mundiales en 1990 y 1992 con Luis Moya (que también estuvo, para alegría de los más nostálgicos) el citado Quattro S2 o el Audi S1 del Mundial de Rallycross (estos dos últimos no forman parte de su 'garaje' particular) hicieron las delicias de más de 40.000 personas (no sobra ningún cero) que desafiaron la fría mañana de domingo de Madrid para acompañar a Sainz y demostrarle que se le sigue queriendo y admirando. Entre los presentes, no faltaron sus hijos, incluido el Sainz que más protagonismo tiene ahora.
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El piloto de Ferrari pasó discretamente por los 'boxes' improvisados donde estaban esos coches de leyenda, y aunque fue reconocido por numerosos espectadores presentes, prefirió quedarse en un discreto segundo plano. Laia Sanz, compañera de Sainz Sr. en la aventura del Extreme E, o Lucas Cruz, su actual copiloto para el Dakar, también estuvieron presentes en una jornada que le dio, en palabras del 'Matador', pilas para afrontar el reto del próximo Dakar.
La gran y dolorosa ausencia del día fue la de Antonio Boto, el segundo copiloto que tuvo Carlos Sainz en el campeonato de España. El hombre que le daba las instrucciones al volante de aquel legendario Renault 5 Maxi Turbo y el Ford Sierra con los que se proclamó campeón nacional murió hace apenas unos días. Su nombre estaba presente en los cuatro coches que llevó Sainz en la exhibición.
El día, pese a frío, hizo gozar a los miles de fans que se acercaron a Cibeles. Según la organización, 40.000 personas se agolparon en los alrededores del Paseo de Recoletos mientras Sainz hacía las delicias al volante de aquellos coches con los que fue escribiendo su leyenda deportiva.
El último en salir a pista fue el RS Q-eTron, el coche eléctrico con el que Sainz (con permiso del 'jefe' de filas y vigente campeón, Stéphane Peterhansel) abren el llamado 'Dakar Future'. La categoría T1-Ultimate en la que debutarán los coches eléctricos abre una nueva era en el raid más duro del mundo, cuyo recorrido se presentó mientras Sainz hacía vibrar a los espectadores.
Irónicamente, fue ese Audi el que más sorprendió. «Parece una nave espacial», admitía una espectadora apostada contra las vallas en pleno Recoletos. «¿Y? Sigue siendo Carlos Sainz», le replicaba una amiga a su lado. Quizá ese será su legado: que varias generaciones sigan alucinando al ver los trompos, acelerones y saltos del 'Matador'… sea con el coche que sea.
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