El pundonor de Barreda se lleva un premio con suspense

Doce años después, Barreda está en su mejor momento. E irónicamente es cuando peor debería estar. Honda le apartó de la estructura oficial después de su decepcionante actuación en 2022, por lo que a última hora se tuvo que montar su propio equipo (con la ayuda de sus antiguos jefes). No eran los mejores augurios para una edición del Dakar que, en sus propias palabras, podía ser la última. Romperse un dedo del pie en la tercera jornada del raid tampoco ayudaba a sus expectativas.

Y sin embargo, con una moto semiprivada, a sus 39 años, el dolor del dedo (que tiene amoratado) y en una difícil jornada, Joan Barreda parecía haber conquistado su trigésima victoria de etapa dakariana, primera de este año, con lo que mantenía su pleno desde 2012 de lograr ganar, al menos, un día. El valenciano se había impuesto en un vibrante final con el crono a Pablo Quintanilla por menos de un minuto y los españoles de la caravana (muy numerosos, entre pilotos, mecánicos y periodistas) ya estaban preparando sus felicitaciones para Barreda cuando llegara al vivac. Y empezó el clásico lío con los tiempos.

Nacho Cornejo había entrado a más de un cuarto de hora de Barreda, pero al quedarse ayudando a Joaquim Rodrigues, que sufrió un accidente en el kilómetro 90 de la especial y tuvo que ser evacuado al hospital de Ha'il con una pierna rota, la organización consideró que debía devolverle el tiempo perdido. Inicialmente consideraron que Cornejo había perdido unos 25 minutos cuando se detuvo a ayudar al piloto del equipo Hero, pero después midieron ese tiempo en solo 7:35.

Resuelto este lío, y salvo que Honda proteste contra la decisión en próximas jornadas, Joan Barreda, no sin suspense, mantiene su pleno desde 2012 y ya suma 30 victorias parciales en el Dakar. Con este resultado, se queda a solo 25 segundos del tercer puesto de la general y tiene a poco más de cuatro minutos el liderato en manos de Sanders.

Tras la infernal jornada del martes, Carlos Sainz tenía muy claro que este miércoles debía tener una etapa de control de daños y sin problemas. Perder tiempo era lo peor que podía pasarle, consciente de que el actual escenario de la clasificación general es el predilecto de Nasser Al-Attiyah. El catarí nunca ha necesitado atacar para llevarse una victoria del Dakar, y en una jornada muy igualada en las cuatro ruedas resistió sin problemas.

La victoria del día fue para Sebastien Loeb. El francés del BRX demostró que el Hunter es un prototipo que puede darle muchas alegrías, aunque sus problemas en los primeros días le han dejado casi descartado para la gloria final, ya que pierde más de hora y media con el líder. Aunque pudo por la mínima con Stéphane Peterhansel, poco le valió la gran jornada al nonacampeón del mundo de rallies de cara a sus opciones.

Sainz tuvo una jornada complicada de la que salió más que indemne. Al salir desde la vigesimosexta posición (lo hizo como el último piloto categoría platino, después de entrar cuadragésimo cuarto en la jornada anterior), tuvo que adelantar numerosos coches notablemente más lentos sobre las pistas duras de la jornada, lo que añadía el riesgo añadido a un pinchazo. Aunque no sin sufrimiento, el Matador y Lucas Cruz llegaron a la meta a solo 1:50 de Loeb, pero con apenas 16 segundos sobre Al-Attiyah. El catarí resiste como líder destacado con poco más de 18 minutos sobre Yazeed Al-Rahji y con más de media hora sobre Sainz. Quedan días para darle la vuelta a la situación.

Ha'il será este jueves también la base de un nuevo bucle, pero por otro recorrido plenamente disputado sobre arena. El mar de dunas obligará a los navegantes a no fallar, por lo que los copilotos gozarán de un protagonismo, y una responsabilidad, mayor. A Lucas Cruz le tocará dar el 'do' de pecho.