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dani gonzález
Sábado, 19 de marzo 2016, 14:29
Somos una gran familia. Con esta sencilla pero expresiva frase, Ruth Fernández describe qué es el Club Ritmo. Campeonatos de España en todas las categorías y modalidades, reconocimientos locales y nacionales y un salto internacional a través de Carolina Rodríguez, Sara Llana y ahora también ... Paula Serrano. Todo esto es lo que ha conseguido el club de referencia de la gimnasia rítmica a nivel nacional, pero Ruth Fernández no olvida los primeros pasos.
Tuvimos que irnos a Asturias a buscar apoyos. A mi me dijeron que la casa se empieza por los cimientos, que había que demostrar nuestra valía y ya volvimos a León siendo campeonas de España con Carolina Rodríguez en categoría alevín, recuerda. Ahora, Ruth mira a su alrededor y ve al equipo de 40 niñas que entrenan a alto nivel en el CAR de León. Ahora disponemos de unas instalaciones que son un lujo, pero todavía recuerdo cuando entrenábamos en la Iglesia de Puente Castro, rememora
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Agradecidas y queridas. Así se sienten todas las integrantes del Ritmo que, después de años y años de cosechar éxitos, son claramente reconocidas en el deporte leonés. La Diputación y el Ayuntamiento nos ayudan muchísimo y lo agradecemos. Además, cuando voy por la calle la gente me para y me da la enhorabuena. Ya no todo es fútbol y balonmano, a la ciudad también se la conoce por la gimnasia. De hecho, Carolina es una de sus principales embajadoras y la primera deportista leonesa que ha logrado plaza olímpica. Es un orgulla De León no nos movemos, estamos muy a gusto aquí, asegura.
Ahora, el Ritmo cuenta con 150 niñas en su escuela, cuarenta de las cuáles están el programa de alto nivel, encabezadas por Sara Llana y Carolina Rodríguez, con un rango de edad desde prebenjamín hasta los 30 años de la actual campeona nacional, algo atípico en este deporte. Las niñas que ya han logrado ser campeonas de España entrenan todos los días, incluidos sábados, durante cuatro horas. Ruth explica que las niñas de 6 a 8 años entrenan dos horas al día y, cuando llegan a los 9 años, pasan a practicar durante una hora más.
Los estudios, un elemento imprescindible
Pero, uno de los requisitos imprescindibles es que, pese a aumentar el tiempo y la intensidad de los entrenamientos, no descienda el nivel académico. Casi todas nuestras niñas son grandes estudiantes, tienen que que entregarnos las notas. Consideramos que deben organizarse y aprovechar el tiempo, explica la entrenadora del Ritmo. Ruth Fernández relata cómo es una sesión de entrenamiento con estas jóvenes gimnastas: Al llegar hacen estiramientos, luego barra de ballet, o específica, depende del día. Más tarde es hora de la técnica corporal y de aparato y los últimos quince minutos los dedicamos a la preparación física.
Esta es la receta del éxito del Ritmo, a la que Ruth Fernández le añade más ingredientes. Constancia, trabajo, amor por este deporte, que es algo que me inculcó mi padre, y hacer esto porque te gusta. Además, se nos da bien. No sabemos cuál es el secreto, pero hacemos esto con dedicación y tratando de dar el máximo. Además, a esto se suma que somos una gran familia, comenta.
Odiadas o amadas
Con todos estos elementos, el Ritmo ha logrado construir una estructura sólida y potente que suma multitud de medallas cada temporada. Levantamos muchas polémicas, o nos adoran o nos odian, pero sin término medio. Son muchos años ganando y al final, te coge tizo, afirma Ruth Fernández, que incide en que nunca se han olvidado de la cantera. En otros clubes, cogen a las niñas ya formadas. Nosotros empezamos con ellas a los tres años, es algo que no es habitual. Nos dicen que parecen que están todas cortadas por el mismo patrón, pero es porque las moldeamos desde muy pronto, señala.
¿Y qué porcentaje de responsabilidad de este éxito tienen el Club Ritmo y cuánto la madera de campeonas de las gimnastas? Ruth cree que se puede nacer con las condiciones, pero no se puede sacarle el máximo rendimiento si no se va al lugar adecuado. No tenemos una niña campeona de España, tenemos muchas. Mucho depende de que nazcas con las cualidades, y otro tanto es que consigan sacarte el máximo, explica. El ejemplo que pone es el de Carolina Rodríguez. La saqué desde pequeñita y volvió cuando la echaron del equipo nacional. Estaba la 80 del mundo y ahora es la octava, recalca.
Carolina, junto a Sara Llana, son los dos grandes 'productos' de esta fábrica de talento. Destacan, especialmente, por las sensaciones que son capaces de transmitir con su gimnasia, algo en lo que ha incidido mucho Ruth. Las españolas somos muy temperamentales y, pese a que las gimnastas del este son muy buenas, son muy robóticas y no interpretan la música. Carolina y Sara lo transmiten, lo hacen más bonito y el público lo disfruta más. Consiguen hacer gimnasia desde el corazón y es lo que las hace diferentes, asegura. Además, destaca su potencia de salto, añade Ruth, algo que se debe a que preparan muy bien el aspecto físico.
Con estas dos figuras internacionales de la gimnasia como gran referente, estas niñas y las 150 de la escuela del Club Ritmo sueñan con emularlas y cosechar éxitos a nivel internacional. La gran familia del Ritmo tratará de arroparles y sacarles el máximo para que un día ellas sean también embajadoras de una ciudad que ve cada vez más en la gimnasia una manera de llevar su nombre alrededor de todo el mundo.
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