Luis Javier González
Riaño
Jueves, 22 de junio 2023, 09:26
La Riaño Trail Run lleva a tierras leonesas una de las caravanas más especiales de las carrera por montaña en España. La organización del evento se centra en un camping en el campo de fútbol del municipio, que sirve de campamento base. De allí ... salen los autobuses hacia las salidas y se vive un ambiente de convivencia único, desde las comidas a las charlas técnicas que explican cada recorrido, las fuentes escondidas, esos oasis en el desierto para un deporte que lleva al límite al cuerpo y la mente. Y que honran los propios vecinos de una zona a la que el Gilbo o el Espigüete han dado fama nacional.
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La Riaño Trail Run surgió porque la Junta de Castilla y León quería hacer un evento para dinamizar la zona. Terra Incognita, la empresa organizadora, puso al frente del recorrido a Miguel Heras, uno de los principales corredores por montaña de España, por su trayectoria y su conocimiento de la zona. El requisito era tocar las tres montañas de la zona: Picos de Europa, Montaña Palentina y el Parque de Riaño y el Mampodre. La solución fue dar una etapa a cada una, con lo más salvaje del menú.
La primera etapa diferencia entre corredores de fondo y otros más rápidos, máxime porque después vienen otras dos. Todo arranca el viernes a las 9:00 horas de Oseja de Sajambre para adentrarse en Picos de Europa y recorrer 36 kilómetros con unos 3.000 metros de desnivel positivo rumbo a Caín de Valdeón, un enclave rodeado por laderas salvajes, sin un metro llano. Es la etapa más larga.
El menú continúa el sábado con la subida más dura del menú, al Pico Espigüete (2.450 metros), que incluye un tramo de dos kilómetros al 40% de pendiente media para luego recorrer la cresta del lugar más reconocible de la Montaña Palentina. La etapa sale a las 9:00 horas de Valverde de la Sierra, que servirá de meta tras 21,5 kilómetros y 1.894 metros de desnivel positivo, y la filosofía de Heras para asaltar una de las montañas más mortíferas del alpinismo –en invierno– en la región es subir por la vertiente sur, más técnica, y bajar por la ruta convencional.
«El Espigüete es el Espigüete. O le bordeas o le subes y le bajas. Hacemos la zona más complicada de subida; la bajada es el trazado que hacen todos los senderistas que vienen por aquí. Subiendo se va más despacio y puedes evitar más accidentes que si haces la parte complicada en descenso».
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La última etapa, con salida y meta en Riaño, honrará el domingo al Gilbo, la gran instantánea de la zona, con su cresta protegida por el embalse. «Todo el mundo que viene por aquí tiene que subirlo, sus vistas no pasan desapercibidas». El formato será circular frente a otros años que partía de Salamón y añade una novedad, el paso por Carande, otra montaña con miga. La subida al Gilbo se hace por Horcadas, con un tramo de prado y un sendero por roca «muy evidente». Como en el Espigüete, se baja por la ruta más pisada, la de los senderistas, para recorrer 23,5 kilómetros en el trazado con menos desnivel positivo: 1.373 metros
Frente a otras pruebas con avituallamientos casi en cada esquina, la Riaño Trail Run esgrime el concepto de semi-autosuficiencia y los reduce a la mínima expresión. Dos en la primera etapa y uno para las dos siguientes. Heras lo justifica por logística –los accesos son complejos en montañas tan inclinadas– en lugares como el parking de Cardaño de Arriba, tras el descenso del Espigüete. «Luego solamente queda esa pequeña subidita». En su argot, subidita significa ascender de nuevo por encima de los 2.000 metros.
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En pos de hacer un evento para diferentes tipos de corredores, hay tres clasificaciones: las tres etapas, una que engloba segunda y la tercera y otra solamente para la tercera. «Que pueda llegar a cualquier corredor. Al que tiene mucho fondo o gente que no puede hacer las tres porque los viernes es un día laborable. O los que solo quieren competir un día». Hay 90 participantes en las tres etapas, 60 en el formato de dos y 80 que solamente correrán la tercera. Además, hay 40 equipos que completarán dos etapas. En total, 310 inscritos.
Las temperaturas son altas, pero Heras no espera nada extremo. «Hará calor, pero no es un sitio en el que pegue especialmente. No dejamos que se lo salten los avituallamientos por querer ir rápido. Intentamos que la gente se hidrate y cargue bien para que no les pille el toro». El reglamento exige llevar recipientes con capacidad para un litro, teléfono móvil, silbato, chaqueta cortavientos y manta térmica.
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