JOISÉ MENDOZA MAYO
Lunes, 3 de febrero 2020, 21:23
Campeón del mundo y de Europa en waterpolo, Pedro Aguado ha asegurado que su paso por el deporte ha sido una «historia de éxito fracasando». Tras conquistarlo todo dentro del agua, su vida extradeportiva le llevó a cometer errores y a «tener que luchar una ... guerra en la que yo solito me metí». Su carrera en las piscinas le hizo famosos entre los más mayores de la sala, que sufrieron con él en Barcelona '92 y celebraron su oro en Atlanta 96'. Los más jóvenes le conocen por el mediático programa de 'Hermano Mayor', donde el exdeportista intentó ayudar a jóvenes «con mal comportamiento a tener la segunda oportunidad que él tuvo».
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«No soy un educador, soy un ayudaor. En base a mi experiencia y a las cosas que he vivido. Me siento cómodo haciendo eso», ha señalado, auqneu también ha bromeado sobre su reciente faceta política, que le ha llevado a ser Director General de Juventud en la Comunidad de Madrid «No me veo en este mundo. A mi me gusta decir lo que pienso y en política no se puede. Quiero ayudar a la gente joven de Madrid y por eso accedí a esta oportunidad», ha expresado.
Aguado ha repasado los momentos de su vida que le han marcado, desde el divorcio de sus padres, sus problemas en el colegio, sus inicios en los deportes acuáticos y la montaña rusas de emociones que vivió dentro del mundo de las piscinas. Aquí, ha enfatizado sobre la importancia del «principio de realidad», que les ayudó a enfocar el fracaso de la plata de 1992 para convertirla en oro cuatro años más tarde:
«Pensamos que nos habían engañado. Todo ese esfuerzo y trabajo no había valido el éxito. Eso nos enseñó que las cosas no siempre van a ser como tú quieres. Nos enseñó a asumir la responsabilidad, a no ser como los niños, que culpan a todos menos a ellos mismos. Aprendimos del error y cuatro años más tarde llegó el éxito», ha contado el madrileño.
También ha relatado su fracaso en el éxito, pues su mala gestión le llevó a «fumar y beber. Ir a clase fumado». Tal y como ha confesado, en su momento «me pareció divertido». Y es que, para ese Pedro Aguado «los adictos vivían en cajeros y arrastraban carritos con latas vacías». Una ignorancia que acabó con él ingresado en un centro de drogodependencia. «Un fin de semana me fui varios días de fiesta pese a que sabía que mi abuelo estaba mal, cuando volví de la fiesta, ya se había muerto. No me despedí de él».
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