Se dice en muchas ocasiones que las cosas entran por los ojos. Y, quizá, algo así sucediera con las Leonas Mater. Un grupo de 22 mujeres, de 22 madres de jugadores y jugadoras de la cantera del León Rugby Club han pasado a la ... acción: de la grada, de animar a sus hijos e hijas, han pasado a ser ellas las protagonistas.
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Esta es la historia de un equipo de rugby compuesto por las madres de jugadores de la base del club leonés donde la figura impulsora es Marta Redondo que, después de trabajar el año pasado en Madrid, donde probó esta experiencia, la 'importó' a León.
«Hablé con alguna madre de esta experiencia y nos preguntamos que por qué no lo intentábamos hacer aquí. Y fue muy sencillo. Nadie dijo que no y están todas muy motivadas», ha explicado a leonoticias.
Así fue como empezó el germen de este equipo que el pasado 14 de enero debutó en Valladolid ganando a las anfitrionas, al WonderVrac, y también a los otros dos equipos invitados: las Tigresas de Alcorcón y las Khaleesis de Madrid.
«Empezamos casi por casualidad. Dijimos un día de entrenar mientras lo hacía los niños, de dar unos pases con el oval. Fue en octubre y ahora somos 22», señala Marta, mientras que otra de las jugadoras, Rocío Cano, reconoce que los inicios fueron complicados: «Entrenábamos fuera del campo y nos costó que nos tomaran enserio, pero es una experiencia bestial».
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La mayoría no había jugado nunca a rugby. Marta lo conoció el año pasado en Madrid, Rocío había jugado a fútbol-sala pero nunca a este deporte y se ha encontrado una modalidad repleta de «compañerismo y valores».
Sólo dos jugadoras habían practicado este deporte con cierta asiduidad en el pasado. Una de ellas es 'Poti', que estuvo en el primer equipo de rugby femenino de León en 1991 y que dejó cuando fue madre: «Pero siempre seguí vinculada entrenando a niños. Mis hijos juegan a rugby, mi marido jugó y ahora entrena y yo estaba jugando con los veteranos, pero no es lo mismo, es como un sueño».
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Para las nuevas, como explica Rocío, lo más complicado es «cambiar el chip de tener que pasar atrás y colocarte por detrás de la línea de balón». Pero, ¿qué es lo que más le gusta? «Soy un poco bruta y me encanta placar, aunque no nos dejan», bromea.
Mantienen las tradiciones más típicas del rugby, como el tercer tiempo, donde hacen migas con otros equipos. Porque son cada vez más los equipos de madres a lo largo y ancho del país: «El año pasado había siete, este 15», afirma Marta, que recuerda que en marzo se disputa en único Torneo Nacional, el Mater Series, en Bilbao:«Y allí estaremos».
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Pero, ¿cómo se vive en casa? «Los niños están encantados. Era como algo que había pasado ya y están muy orgullosos. Les sorprende mucho», explica Poti que cree que son ellas, aún así, quienes animan más: «Pero les hace ilusión vernos».
Marta explica que, en muchos casos, coinciden entrenando sobre el césped y reciben sus gritos de ánimo y Rocío relata que en casa juegan a rugby: «Mi hijo está encantado y considera que me tiene que enseñar. Le hace mucha ilusión».
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Abiertas a recibir a más jugadoras, «sin que sean madres necesariamente, sólo mayores de 35 años», las Leonas Mater se sienten pioneras, sienten que han abierto un nuevo camino y que, ante todo, han descubierto una nueva manera de ser felices con el oval en las manos.
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