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Círculo completado. Mireia Belmonte se ha proclamado campeona del mundo de los 200 metros mariposa, su prueba favorita y de la que ya era campeona olímpica y europea, al imponerse en la final disputada en Budapest con un crono de 2 minutos, 5 ... segundos y 26 centésimas, mejor marca mundial de año. Lo hizo tras una emocionante carrera en la que fue, como en las semifinales, de menos a más. Pasó el primer 50 en sexta posición con 28:61. Para cuando se alcanzó el ecuador de la prueba era ya segunda, por detrás de la húngara Katinka Hosszú. Y en el tercer intervalo la encabezaba con notable solvencia. Sólo el arreón final de la alemana Franziska Hentke puso en tela de juicio un triunfo que se olía teniendo en cuenta la enorme ambición y confianza con que afrontaba la cita la nadadora de Sabadell, determinada a lograr el único éxito que faltaba en su palmarés. Aguantó la embestida de la germana y cantó una victoria, tras alargar la última brazada, que la confirma como una de las más grandes del deporte español. Hentke (2:05.39) tuvo que conformarse con la plata y Hosszú (2:06.02), ídolo del público local, con el bronce.
"Todavía no me lo creo. Acabo de hacerlo hace no sé cuantos minutos y todavía estoy asimilándolo", señaló tras la prueba en declaraciones a Teledeporte. "Siempre digo que visto desde dentro y desde fuera no tiene nada que ver. Ha sido una carrera bonita y todavía estoy asimilándolo. Era la medalla que me faltaba y esto supercontenta", declaró, revelando que había tenido que tirarse a la piscina superando los problemas de salud matinales. "Esta mañana estaba resfriada", confesó.
Ni los inoportunos virus pueden con la voracidad de Mireia Belmonte, que ya avisó tras colgarse la medalla de oro en los 200 metros mariposa en los Juegos Olímpicos de Río que todas sus energías pasaban a concentrarse en ese cetro en piscina de 50 metros que hasta este jueves se le había resistido. Siete veces campeona del mundo en piscina de 25 metros, con cuatro oros a nivel europeo en piscina larga y otros nueve en corta, además de esa presea en Río, sus vitrinas únicamente estaban huérfanas el entorchado mundial en piscina larga.
Fue ese poderoso argumento el que hizo que Belmonte no se permitiese un descenso en su tensión competitiva tras subir a lo más alto en el podio de Río. Los 200 metros mariposa, la prueba que le dio la gloria olímpica, eran su mejor baza. Ya fue subcampeona en Barcelona en 2013, donde la china Liu Zige le arrebató el sueño por 19 centésimas. No estaba dispuesta a que lo mismo le ocurriese en el Duna Aréna. Por eso preparó la final con un mimo digno del mejor estratega militar. Dejó que sus rivales demostrasen poderío en las semifinales, donde la catalana se conformó con marcar el tercer mejor tiempo, por detrás de Hentke y de la china Zhou Yilin.
Compartió en esa ronda piscina con Hentke, cuya referencia siguió mientras dosificaba las fuerzas que sabía que precisaría este jueves. Nada más salir de la piscina, avisó de lo reñida que estaría la final. Había cinco nadadoras en menos de un segundo. Cualquier detalle podía marcar la diferencia. Pero cuando Mireia Belmonte se propone un objetivo, es difícil que se le resista. Se echó al agua con el mismo plan que el miércoles, aunque consciente de que debía mejorar sus tiempos de paso y no dejar el tirón para el final. Así lo hizo. Se reservó en el primer parcial, hizo el grueso de la remontada en el segundo y el tercero le dejó el oro al alcance de sus brazos y piernas. Tocaba resistir, y la española lo hizo como lo que es, una auténtica jabata.
"No sé los pases que he hecho. Sólo he intentado salir valiente y con un poco de reservas, porque sabía que el último 50 iba a costar", manifestó mientras la sonrisa no se le borraba de los labios. Eufórica por romper la única barrera que se le resistía, se deshizo en agradecimientos para su familia y amigos. También para los componentes de su equipo. "Sin su trabajo, comprensión, consejos y aguante en los malos momentos esto no podía haber sido posible", subrayó.
Tras la plata conseguida en los 1500 el martes y el oro alcanzado este jueves en los 200 mariposa, a Mireia Belmonte todavía le queda trabajo por delante en Budapest, pero con un título en su mochila todo se ve de otro color.
Con las dos medallas de Mireia Belmonte se eleva a cuatro la cuenta de la delegación española en Budapest. Las otras se las colgó Ona Carbonell, estrella de la sincronizada española, en solo libre y solo técnico. Hay otra más asegurada, la correspondiente al equipo femenino de waterpolo, pendiente de la final para determinar si será de oro o de plata.
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