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pérez soto
Martes, 9 de junio 2020, 10:16
La gimnasta internacional María Añó, que forma parte del grupo de entrenamiento que dirige Ruth Fernández en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de León, cree que el parón competitivo a causa del coronavirus le ha abierto «una puerta» para poder optar a representar a ... España en el campeonato de Europa previsto, inicialmente, del 26 al 29 de noviembre en Kiev (Ucrania).
«Es cierto que puede haberme beneficiado este parón de tres meses y la suspensión de muchas competiciones o el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio, pero está claro que habrá que trabajar muy duro para que esta esperanza se convierta en realidad», declaró a Efe.
La subcampeona de España en 2019, solo superada por Noa Ros y que representó a España en el último mundial en Bakú (Azerbayán) junto con Polina Berezina y Natalia García, es una de las gimnastas que pueden optar a estar en la cita continental si así lo decide la seleccionadora española Alejandra Quereda.
Añó, que empezó a entrenar en el CAR de León en enero de 2020, vivió pronto una experiencia que califica de «shock», porque esperaba que la crisis sanitaria tan solo supusiera «dos o tres semanas de confinamiento y no este periodo tan largo que ha sido tan duro para todos».
Las primeras semanas las pasó con unos familiares en Bilbao y, posteriormente, ya pudo desplazarse a su tierra natal, Benicarló (Castellón) donde pudo continuar con una preparación que ha tenido que adaptarse a las inéditas circunstancias.
«Hemos intentando entrenar como hemos podido, con muchas videoconferencias, intentando alternar los ejercicios, con ballet, pero ante la falta de espacio todo se complicaba para poder preparar cada uno de los aparatos», relata.
Desde la semana pasada ya ha podido volver a la normalidad, con las pertinentes medidas precautorias, en el Centro de Alto Rendimiento de León junto con su compañera la también internacional Paula Serrano.
Para María Añó esta nueva etapa en León y en el Club Ritmo, tricampeón de España en la Liga Iberdrola de Clubes, con el que debutó en la primera fase disputada en este 2020, la evolución está siendo «más que evidente, mejorando en todos los aspectos, pero fundamentalmente en una preparación física más específica para prevenir lesiones y en un trabajo técnico y de ballet».
La joven gimnasta de 17 años está convencida que «en poco tiempo se verá una nueva María Añó», aunque es consciente que sigue estando complicado poder estar en sus primeros Juegos Olímpicos el próximo año, ya que antes ha de ganarse la confianza de la seleccionadora para optar a estar en las competiciones que puedan dar la plaza para luchar por la plaza para Tokio.
Para ello está mejorando los ejercicios de todos los aparatos, tanto pelota, como mazas, éste último, junto con el aro, en los que se encuentra más segura y con mayores opciones, como se demostró con la décima posición en mazas en el último mundial.
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