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MIGUEL OLMEDA
MADRID
Viernes, 28 de diciembre 2018, 00:57
Domingo 16 de septiembre. Berlín amanece sin una pizca de viento ni lluvia, fresca pero no fría, condiciones ideales para intentar un nuevo récord del mundo de maratón. El séptimo consecutivo en la ciudad alemana, todos menos uno de los que se han batido ... en el siglo XXI.
Eliud Kipchoge lleva tres años amenazando la plusmarca de Dennis Kimetto. Es lo único que le falta para ser considerado unánimemente el mejor maratoniano de la historia. En 2015 en Berlín fueron las plantillas de sus Nike -se le salieron en el kilómetro 15-, en 2016 (en Londres) un pique con Stanley Biwott ralentizó la carrera y le dejó a las puertas de la gloria, en 2017 una terrible lluvia le alejó del récord en la capital alemana y en abril de este mismo año, también en Londres, un primer parcial suicida dinamitó sus opciones.
Para esta ocasión se acabaron las excusas. El único hombre capaz de rondar la barrera de las dos horas -2:00:25 en Monza en el 'Breaking2', el evento no homologado por la IAAF que organizó Nike en 2017- llega a Berlín rodeado de un aura mística. Esta vez tiene que ser sí o sí. Acompaña el clima, acompañan las zapatillas -creadas por la firma norteamericana según sus indicaciones- y acompaña la dirección de carrera: Kipchoge no comparte cartel de estrella y corre con sus propias liebres, que le llevarán a él y sólo a él hasta el kilómetro 30 a un ritmo histórico.
Suena el pistoletazo de salida y se cumple el guión establecido. Apenas pasan 2.000 metros y el keniano de 33 años (ahora 34) ya corre sin rivales, únicamente acompañado por tres liebres. Meticuloso hasta el extremo, Kipchoge les ordena: «Colócate ahí», indica a poco más de 2'50« por kilómetro. Cuentan quienes le conocen, como el fisioterapeuta catalán Marc Roig, que no se salta ni una sesión de entrenamiento por nada del mundo.
Su empeño en convertirse en leyenda le empuja a un estilo de vida austero y sencillo en el campamento de Kaptagat, sólo alterado por las visitas a su familia en Eldoret los fines de semana. Dormir, correr, leer y comer, reza su rutina. «Es el único camino para ser realmente libre», confesaba el propio Kipchoge en una entrevista concedida a Colpisa el pasado mes de abril.
De vuelta al asfalto de Berlín, continúa quemando kilómetros con su zancada hipnótica, inmutable y efectiva, muy económica. Las liebres empiezan a abandonarle, quizás demasiado pronto. En el vigesimoquinto parcial ya corre solo, con 17 todavía por delante. El récord de Kimetto, 2:02:57, no peligra por el momento. Claro que el ejercicio mental ahora será aún más complicado.
Pasan los minutos y Kipchoge no tuerce el gesto. Cualquiera diría que sus músculos no sufren los 30 kilómetros que llevan a cuestas. El keniano, para colmo, corre más rápido si cabe. Ha pasado la media en una hora, un minuto y seis segundos y va camino de completar la segunda mitad en menos tiempo. Kipchoge ya no se preocupa por Kimetto: hace tiempo que sólo amplía su ventaja con los parciales que su compatriota logró en 2014.
Llega al kilómetro 40 con 57 segundos de margen. El récord está en el bolsillo y únicamente falta saber la marca final. Quizás baje de 2:02:00, otro hito. Entonces Kipchoge cambia el paso y acelera, cómo es posible, para completar los últimos 2.195 metros en 6:07, a un ritmo de 2'47«. Cruza primero la Puerta de Brandeburgo y después la línea de meta, con esa sonrisa en la boca que nunca deja de acompañarle. El cronómetro indica 2:01:39, la mejor plusmarca en 51 años, pues nadie desde 1967 rebajaba el récord mundial en un minuto y 18 segundos.
La gesta de Kipchoge, una vez ha escrito por fin su nombre en los libros de historia, desdibuja además los límites del hombre en el atletismo de larga distancia. ¿Se puede correr un maratón en menos de dos horas? En 'Breaking2' ya dejó entrever que, en condiciones ficticias (coches cortando el viento, liebres intercambiables, horario y circuito irreales en competición...), no es una utopía a corto plazo.
Con su récord en Berlín, Kipchoge esboza un nuevo horizonte. Quién sabe si será alcanzable para él o para alguno de los prometedores fondistas africanos que vienen por detrás: los kenianos Kamworor y Kiptum (plusmarquista de medio maratón en Valencia), los etíopes encabezados por Mosinet Geremew (2:04:00 e Dubái) y Selemon Barega (cerca de superar los récords de Bekele con 18 años y que se podría pasar a la ruta tras Tokio 2020) o el ugandés Joshua Cheptegei, flamante plusmarquista de 15 kilómetros y subcampeón mundial de 10.000.
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