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Igor Barcia
Miércoles, 23 de agosto 2023, 22:50
Estaba todo preparado para vivir la fiesta noruega en el Mundial de Budapest. En poco más de media hora estaban citados Karsten Warholm y Jakob Ingebrigtsen, dos de las grandes estrellas del atletismo mundial dispuestos a dar espectáculo y, por supuesto, a sumar un título ... más a su palmarés.
Pero mientras el vallista cumplió en otra de esas demostraciones suyas de fuerza y autoridad, Jakob volvió a vivir una jornada negra en los 1.500 metros. De nuevo en un Mundial, al noruego se le cruzó un británico para robarle la gloria y el título que falta en su vitrina. Esta vez el escocés Josh Kerr supo leer a la perfección la carrera para prolongar el sorprendente reinado del mediofondo británico.
Durante la década de los ochenta, Sebastian Coe, Steve Ovett y Steve Cram formaron un trío pleno de calidad que dominó en los 800 y 1.500 metros hasta la llegada de los africanos. Ahora, más de tres décadas después, Gran Bretaña ha resurgido y vuelve a ser grande en el 1.500 para desgracia de un Jakob Ingebrigtsen que parecía imparable y que no encuentra la forma de derribar el muro que para él supone el Mundial en esta distancia. Sí, es cierto, el gran dominador del 1.500 todavía no es campeón mundial de la distancia. Y todo por atletas como Wightman, oro en Eugene el pasado año, y Josh Kerr, campeón este miércoles en Budapest.
Los británicos han sido capaces de hacer terrenal al campeón noruego en base a una táctica muy sencilla, perderle el miedo, plantarle cara y competir como en una final de un Mundial y no de una Diamond League, como recordó Marío García Romo, el español que finalizó sexto y cada vez más cerca del podio. «Estoy muy contento, he quedado lo más arriba posible. Seguro que en futuros años caerá esa medalla», afirmó el salmantino.
Jakob parecía tenerlo todo controlado. Cuando al paso por el 500 se sintió incómodo y pasó a liderar la carrera, parecía que ya estaba sentenciada. Pero el 1.500 vive días de gloria y ayer había hasta siete atletas que habían corrido por dejado de 3.30 este año. Por eso nadie tuvo problemas para seguir el ritmo y guardar sus cartas para la última vuelta. Y allí, como si de un 'dejavú' se tratara, Ingebrigtsen volvía a tener a un británico en su costado derecho en plena final mundialista. Esta vez no era Wightman, lesionado, sino Josh Kerr, un escocés de Edimburgo que a los 17 años apostó todo por cruzar el charco e irse a Estados Unidos a estudiar y a competir. En la recta, Ingebrigtsen, poco acostumbrado a tener rival, cedió. La misma película, los mismos fantasmas de hace un año, cuando el noruego se vio superado por un Kerr disparado hacia el oro.
Tras él, un doblete noruego, ya que la tercera plaza fue para Narve Gilje Nordas, aunque desde luego el sabor de la medalla para los dos nórdicos era muy diferente. La de Ingebrigsen, por segundo año consecutivo, sabía a derrota, aunque le queda el 5.000 para darle la vuelta al Mundial. Para felicidad ya estaba Kerr, que a sus 25 años logra su primer gran éxito, aunque no hay que olvidar que ya estuvo en el podio olímpico al ser tercero en la final de 1.500 metros de Tokio.
Formado en el equipo de Edimburgo, con un padre y un hermano jugadores de rugby, Josh tomó con 17 años la decisión que ha cambiado su vida. Decidió viajar a Estados Unidos y allí, Danny Mackey ha ido puliendo a este corredor que también ha tenido que hacer un duro trabajo mental con un entrenador de mindfulness para llegar a ser campeón mundial. «Tengo algunas debilidades profundas en mi mente en las que estamos trabajando», explicó Kerr, quien siempre corre con gafas de sol, algo que también le ayuda a mantener la concentración, tal y como demostró ayer.
Quien ha vuelto al primer plano tras el paréntesis del pasado año por las lesiones es Warholm. En Budapest se reencontraron ese trío de talentos que completan Rai Benjamin y Alison dos Santos, al que esta temporada le ha tocado sufrir problemas físicos. Con ellos tres, la final de 400 metros vallas es un espectáculo.
Pero esta vez, algó cambió. Warholm estuvo más controlado de salida, más comedido, lo que le permitió llegar más fuerte a la recta final, en donde fue capaz de distanciarse de Benjamin y de un hundido Dos Santos. En la fiesta se coló otro talento, Kyron McMaster, para llevarse la plata (47.34) por detrás de un Warholm que hizo 46.89.
En pértiga femenina no hubo una ganadora, sino dos. La australiana Nina Kennedy y la estadounidense Katie Moon mantuvieron un intenso duelo que se saldó con un empate tras superar 4,90 metros.
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