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DANI GONZÁLEZ
Miércoles, 21 de junio 2017
A mediados de enero, una placa de hielo se cruzó en la vida de Andrea Pozo. Su coche patinó cuando se trasladaba al CAR de León a dirigir una sesión de entrenamiento del Club Ritmo y la exgimnasta quedó herida: su médula ósea estaba afectada y cabía la posibilidad de quedarse parapléjica.
Fuerzas, ánimos y muchas muestras de cariño. Eso, y la fortaleza mental de Andrea Pozo fueron su gasolina para salir de esta situación que, este viernes, recibirá el alta después de haber sido operada y rehabilitada en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.
Tras cinco meses en tierras manchegas, en las que tan solo ha podido visitar una semana, a principios de junio, la ciudad de León, Andrea Pozo saldrá de este hospital. «Estoy bien. Desde mayo me he centrado mucho en la rehabilitación, después de la segunda intervención en la espalda con la complicación por la infección de la herida, pero camino y me defiendo sola, sin ayudarme de ningún tipo de aparato», explica la exgimnasta leonesa.
En un primer momento, Pozo afirma que «no sé que pensaba, no era consciente de lo que me pasaba». «Veía que las piernas no se movían, pero no asimiliaba que me podía quedar así para siempre», añade la entrenadora del Ritmo que asegura que «la mejoría día a día me dio fuerza y moral».
Reconoce que ha vivido muchos momentos malos en estos cinco meses, pero el peor, asegura, fue cuando se le infectó la herida tras la segunda intervención en la espalda, «un parón que no entraba en los planes».
Pero también hubo huecos para los buenos momentos y recuerdos en este trance tan complicado. «Me quedo con el apoyo de la gente, las niñas y todas las personas que componen el Ritmo, mi familia y los amigos de verdad, que han estado ahí cuando les necesitaba y me ha ayudado mucho», señala.
ANDREA POZO
En tanto tiempo en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, le ha dado tiempo a hacer amistades y hacer 'pinitos' en otro tipo de actividades. De hecho, Andrea Pozo ha ganado un concurso de relatos en este centro titulado 'El motor de mi vida' con el relato 'Una nueva vida'. «Me piqué con un celador y me presenté al concurso en el que trato de explicar que estas experiencias te hacen ver la vida de otra manera», explica. De hecho, su composición comienza con esta reflexión: «El éxito en la vida no se mide por lo que logras, sino por los obstáculos que superas».
De toda esta experiencia, Andrea Pozo saca una «lección de vida». «Ves y eres consciente de todo lo que te puede pasar y valoras mucho que personas que están en situaciones peores que tú te den ánimos y fuerzas, te dan un empujón más para salir adelante. Estos cinco meses han sido duros, pero bonitos», explica.
Ahora, apura sus últimas horas en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo del que saldrá este viernes por su propio pie. Mientras hace la maleta y guarda, junto a sus enseres personales, innumerables recuerdos y experiencias vitales que, sin duda, la harán más fuerte, ya tiene los primeros planes para su vuelta a León: «Iré a ver a mis abuelos, a Villademor de la Vega, y luego quedaré con mis amigas».
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