Los Hispanos consuman ante Austria el KO por la vía rápida

Los Hispanos, un equipo acostumbrado al éxito, hacen las maletas a las primeras de cambio. Ni siquiera estarán entre los doce mejores del torneo por primera vez en su historia, un varapalo que duele, invita a la reflexión, pero que no debería marcar una tendencia a tenor del buen rendimiento en campeonatos anteriores ya acometido el necesario relevo generacional. Salió mal todo lo que podía haber salido mal, con las lesiones, la dificultad para afinar en defensa y los problemas en portería, y ahora toca levantar la cabeza y pensar en el Preolímpico que España se ganó con el bronce en el Mundial del pasado año. Solo el billete para los Juegos de París del próximo verano puede endulzar el mal sabor de boca de un Europeo para el olvido. No hay margen para el lamento.

Del duelo contra Austria, que bien es verdad que pudo haberse resuelto en favor del equipo español en un final dramático, queda otra gran actuación de Ian Tarrafeta. El central del PAUC francés asumió el mando del equipo español, con Agustín Casado, su compañero de puesto, en funciones defensivas. Como en el duelo frente a Rumanía, única alegría española en el campeonato, los Hispanos comenzaron por detrás en el marcador (3-5). Austria golpeaba a través de los lanzamientos de nueve metros de una primera línea muy acertada y España, con un ataque más o menos fluido y Aleix Gómez de estilete, necesitaba entonar su sistema defensivo.

Con ese propósito apareció Viran Morros en el centro de la zaga hispana y luego la apuesta por la defensa 5-1, con Álex Dujshebaev en el avanzado. No terminó de dar resultado, pues el paso adelante en cuanto a intensidad defensiva derivó en la doble exclusión de Viran y Tarrafeta. El combinado austriaco, dirigido con maestría por Ales Pajovic, exjugador del Ciudad Real, aprovechó la superioridad para despegar en el marcador con una renta de tres goles (10-13). Jordi Ribera reunió a los suyos para evitar distracciones contraproducentes con protestas a los árbitros y siguió afinando su sistema defensivo, el gran lastre hasta ese momento, sin buenos porcentajes de Gonzalo Pérez de Vargas en portería ni opciones de contraataque.

En cuanto aparecieron las paradas y España pudo correr el panorama cambió drásticamente, con un parcial de 3-0 y el duelo igualado en un visto y no visto. Llovía menos en Mannheim para un equipo obligado a ganar para seguir vivo en el campeonato cuando se produjo un serio contratiempo: la roja directa a Álex Dujshebaev por un golpe en la cara de un rival revisado en el monitor. Los lituanos Mazeika y Gatelis pusieron el listón en cinco exclusiones y la citada expulsión en la primera parte, saldada con ventaja de dos goles para Austria.

Sin su mejor recurso para ejecutar la defensa 5-1 que tan buen resultado había dado, España estaba otra vez abocada a superar una dificultad inesperada. Entonada la circulación en ataque para encontrar opciones cómodas de lanzamiento, con Tarrafeta a gran nivel, faltaba el paso adelante en defensa. Pese a una nueva exclusión de Abel Serdio, los Hispanos minaron el camino hacia la puerta de Pérez de Vargas y el toledano contribuyó a la causa con sus paradas. Al fin se puso por delante el equipo español (19-18), que seguía rotando mientras Austria cargaba de minutos a sus mejores hombres. Se sucedía sin embargo el intercambio de goles sin que la energía austriaca se agotase por el camino.

Con la máxima igualdad en el marcador, quince minutos de agonía por delante y el enésimo problema físico, en esta ocasión de Casado, los Hispanos afrontaron un final no apto para cardíacos. Solo valía la victoria para seguir con vida en el Europeo y Bilyk seguía siendo un azote con sus goles desde los nueve metros. Así las cosas, Ribera se la jugó con la entrada de Sergey Hernández para la batalla de los últimos minutos. 

Austria empleó con mucho acierto el 7 contra 6 con su portería vacía y la arriesgada apuesta le generó una doble ventaja, un auténtico tesoro a esas alturas del partido. Al borde del KO a las primeras de cambio se encendieron todas las alarmas. Apareció la exclusión de Hutecek como inyección de oxígeno, pero otra sanción de dos minutos a Maqueda igualó las tornas. Era el más difícil todavía cuando Sergey agrandó su figura bajo los palos y los Hispanos lograron esa mínima renta que valía. Se repuso al susto el conjunto austriaco, con el tanto del zurdo Bozovic que acabó siendo decisivo. Garciandia lanzó a las nubes ya casi sin tiempo y así se consumó la debacle de España, que obtiene el peor resultado de su historia en los Europeos y deberá levantarse para lograr el deseado billete olímpico.