Debut para el olvido de los Hispanos en el Europeo. Nada salió como se esperaba en la puesta en escena del equipo español frente a una desatada Croacia, que rozó la perfección en ataque, se impuso con mucha claridad e infligió a España uno de ... los castigos más duros que se recuerdan, sirviéndose cierta revancha por la final perdida hace cuatro años. Por si fuera poco, a la contundente derrota se unió la lesión de Miguel Sánchez-Migallón.
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La única lectura positiva para un equipo acostumbrado a levantarse en las situaciones más complicadas pasa por la garantía de la clasificación para la fase principal en caso de ganar a Rumanía y Austria, dos combinados bastante más asequibles. Y es que los Hispanos, que tuvieron un día horrible a las primeras de cambio, solo pueden ir a mejor en un torneo que eso sí, ya no concede red de seguridad alguna en el camino hacia la lucha por las medallas, con las poderosas Francia y Alemania en el horizonte.
España estaba de sobra advertida del peligro en un estreno envenenado por el sorteo. Esta Croacia es un equipo sin el brillo de otros tiempos, pero luce brotes verdes y es competitivo y muy duro en defensa cuando toca, aunque no se esperaba de ella una efectividad en ataque para el recuerdo. En resumen, un auténtico hueso para empezar, acompañado allá donde juega por su pasional hinchada ajedrezada, siempre ataviada con sus clásicos gorros de waterpolo.
España
Pérez de Vargas, Ángel Fernández (2), Figueras (1), Aleix Gómez (8, 5P), Dani Dujshebaev, Casado (4), Maqueda (2) -siete inicial-; Sergey Hernández (ps.), Serdio (3), Peciña, Kauldi Odriozola (1), Cañellas (3), Sánchez-Migallón, Tarrafeta (2), Álex Dujshebaev y Garciandia (3).
29
-
39
Croacia
Ivic, Jelinic (2), Nacinovic (4), Sostaric (8, 4P), Srna (3), Cindric (2), Martinovic (8) -siete inicial-; Mandic (ps.), Mihic, Sipic, Glavas (2, 2P), Karacic (2), Mamic, Duvnjak, Lucin (5) y Klarica (3).
Árbitros: Vaclav Horacek y Jiri Novotny (República Checa). Excluyeron a Peciña, Duvnjak y Lucin.
Parciales cada cinco minutos: 1-3, 4-7, 6-11, 8-12, 10-14, 14-18 -descanso-; 15-23, 19-27, 22-31, 23-34, 26-36 y 29-39.
Incidencias: Partido de la primera jornada en el grupo B del Europeo disputado en el SAP Arena de Mannheim
Hizo honor a la expectativa el muro defensivo croata, que de partida logró generar un atasco en el ataque de los Hispanos. La respuesta española atrás estuvo a la altura, pero ese listón provocó la tempranera exclusión de Peciña, con la que los balcánicos establecieron la primera diferencia reseñable del partido (1-4). Jordi Ribera llamó a capítulo a los suyos, tirando de pizarra y también de arenga para la reacción.
Entró en acción Álex Dujshebaev, pero España seguía topándose con una pared en cada acción ofensiva. Fue la brújula de Agustín Casado la que sostuvo a los Hispanos en esos minutos de desconcierto, con una diferencia de hasta cuatro tantos a las primeras de cambio. Cada ataque croata acababa en gol, evidenciando un problema defensivo español agravado por la lesión del especialista Sánchez-Migallón, con muy mala pinta a tenor de las lágrimas del jugador del Kielce polaco en el banquillo.
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Un parcial de 0-3 en contra pintó muy oscuro el panorama, con el equipo croata doblando en el marcador a los Hispanos ya superado el ecuador del primer acto (6-12). Solo Aleix Gómez veía puerta mientras Ribera tiraba de Sergey Hernández para relevar a Pérez de Vargas bajo palos, en busca del golpe de timón que despejase el paisaje.
Cambios y más cambios, y el veterano Cañellas en pista. Las notables apariciones del lateral izquierdo del Kadetten suizo y de Garciandia en el perfil zurdo desatascaron al fin el lanzamiento de nueve metros y sostuvieron a una España algo más atinada. Fue un ejercicio de supervivencia hasta el descanso, que no evitó el estancamiento de la renta croata en los cuatro goles (14-18), principalmente gracias al desacierto español en portería y al martillo de Lucin, que pasó por el Ademar de León antes de explotar definitivamente en el Wisla Plock polaco.
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Obligada a la reacción tras la pausa, España arriesgó mucho con el 7 contra 6 y la portería vacía. La apuesta salió muy cara, pues un 0-4 de parcial inicial en contra obligó a Jordi Ribera a agotar sus tiempos muertos con casi toda la segunda parte por delante. La desventaja de ocho tantos ya abocaba a un auténtica hazaña para levantar el partido, pero lo que se produjo fue un constante intercambio de golpes que sostuvo la sólida renta croata. Los Hispanos elevaron sus prestaciones ofensivas, pero fueron absolutamente incapaces de contener un vendaval ofensivo ajedrezado como pocas veces había sufrido el equipo español.
La desventaja final de diez goles, rozando los cuarenta tantos en contra, lo dice todo. No se recuerda un naufragio así del equipo español en la etapa Ribera. El severo correctivo aboca ahora a un auténtico camino de espinas en el Europeo. Pese a todo, la actual subcampeona continental, un equipo con orgullo de campeón, todavía no ha dicho su última palabra.
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