Muhammad Ali (d), con uno de sus trofeos.
Boxeo

Un ‘bocazas’ que se convirtió en ‘el más grande’

Ali está considerado el mejor boxeador de la historia

Miguel sesé

Sábado, 4 de junio 2016, 20:10

Ni siquiera la gigantesca trascendencia como personalidad histórica es capaz de dejar contra las cuerdas el inagotable legado deportivo de Muhammad Ali, la figura pugilística más icónica de todos los tiempos. El de Louisville fue oro en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 y ... tres veces campeón del mundo de los pesos pesados, en tres épocas distintas y a pesar de estar suspendido los que, probablemente, habrían sido los tres mejores años de su trayectoria deportiva. Presente en el Salón de la Fama de boxeo y del Olimpismo en los Estados Unidos, portador de la antorcha olímpica en Los Ángeles84 y Atlanta96, nombrado como Rey del boxeo en 2012, deportista del siglo XX para Sports Illustrated y para la BBC y cinco veces elegido boxeador del año, seis de sus peleas alcanzaron el estatus de combate del año. Es complicado decir si es el mejor boxeador de la historia, pero sin duda ha sido el más importante.

Publicidad

La carrera profesional de Cassius Clay comenzó el mismo año en el que alcanzó la máxima presea en Roma, un 29 de octubre de 1960 contra Tunney Hunsaker, a quien derrotó por decisión unánime. Para entonces ya había llamado la atención de algunos de los grandes entrenadores de boxeo del mundo por tener una habilidad diferenciadora respecto a casi todos los grandes de la época: una velocidad endiablada de piernas, de brazos y de cabeza. Era un diamante en bruto que sólo necesitaba ser pulido para convertirse en una estrella. El hombre que se encargó de instruirlo y limar sus asperezas fue Angelo Dundee, quien se lo llevó a Miami.

Dos años de intensos entrenamientos y de varios combates contra rivales con poca entidad le llevaron en 1962 al Madison Square Garden, donde se sobrepuso a una caída en el primer asalto frente a Sonny Banks para acabar destruyéndolo en el cuarto. El siguiente gran nombre fue Archie Moore, que tampoco llegaría al quinto.

Para entonces Clay ya era amado por unos y conocido como El bocazas de Louisville por otros, amasando seguidores al mismo ritmo que detractores. Sólo le faltaba expansión internacional, algo que logró a lo grande desplazándose a Londres para aniquilar a Henry Cooper en Wembley. Sonny Liston, campeón del mundo, vio el crecimiento exponencial de su futuro adversario, y decidió combatir contra él antes de que fuera demasiado tarde. Liston era claro favorito y el recinto ni siquiera se llenó. Fue una de tantas veces en la que Clay, que por entonces sólo tenía 22 años, llegaba como víctima y acababa con el puño en alto reivindicándose: «¡Tráguense sus palabras!», gritó a los cuatro vientos el ya campeón, que un día después cambiaría su nombre por el de Muhammad Ali.

Tras una polémica revancha contra Liston, Ali era ya una figura incontestable dentro y fuera de los cuadriláteros. Patterson, Chuvalo, de nuevo Cooper nadie era capaz de hacerle sombra, y con un palmarés de 29-0 llegó su suspensión por negarse a unirse al ejército estadounidense en la guerra de Vietnam.

Publicidad

Transformación en el más grande

Tras el parón llegó el Ali más conocido, y la derrota contra Frazier, de la que se vengó en dos ocasiones: en 1974 y en la famosa Thrilla in Manila en Filipinas en octubre de 1975. También cayó contra Ken Norton, y de nuevo obtuvo una revancha doble. Entre ambas fue capaz de doblegar a una bestia casi invencible, George Foreman, en la velada conocida como Rumble in the Jungle en Zaire, pelea que dejó para la historia el famoso grito «Ali Bumaye» (Ali, mátalo).

En 1978 perdió el título a manos de Leon Spinks, resarciéndose meses después, ya con 37 años para convertirse en el primer campeón de los pesados en alcanzar el título en tres ocasiones. Ali se retiró, y sólo volvió a boxear en dos ocasiones, contra Larry Holmes y Trevor Berbick, cayendo en ambas y colgando definitivamente los guantes. Para entonces El bocazas de Louisville ya era conocido como El más grande. Descanse en paz.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad