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Beñat Arnáiz
Viernes, 30 de julio 2021, 11:35
Los avances tecnológicos permiten a los deportistas contar con el mejor material existente en el mercado, pero en ocasiones situaciones de emergencia requieren la originalidad de la mente humana para salir al paso. Es lo que le sucedió el martes a la piragüista Jessica Fox.
La australiana afrontaba las semifinales y posteriormente la final de la prueba de eslalon K-1 como una de las favoritas al oro, pero tuvo que solventar un problema de uno de los extremos de su piragua. La pieza de carbono de su embarcación se había rasgado debido a un pequeño golpe o roce y los técnicos del equipo aussie trabajaron a contrarreloj para solucionarlo. Toda solución era bienvenida.
Colocaron una especie de pasta para tapar cualquier fuga que pudiera haber sobre el material de carbono y utilizaron un preservativo para asegurarse de que el arreglo resistía durante el decisivo descenso de Fox. Finalmente fue bronce, detrás de la plata de Maialen Chourraut, aunque pudo completar su doblete de medallas con el oro que logró en el C-1.
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