Si en el maratón de Nueva York llevan 49 años dando la salida con un potente cañonazo, en Tokio será más sencillo. Un escueto 'todos a sus puestos' abrirá diez días de apasionante atletismo. Disfrutemos pues con el rey de los deportes. Rápidos, resistentes, potentes... ... La que más salta, la que más lanza, él y la más fuerte…
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Qué mejor manera de empezar que con el 10.000 metros masculino, la carrera más larga que se disputará en el anillo olímpico. Es una pena que no esté en la salida Mo Farah. Le echaremos mucho de menos, por su desparpajo, por su mirada desafiante y por ese final demoledor que arrincona a sus rivales. Pero habrá otros, seguro, que serán incluso mejores. Jóvenes con un enorme talento, otra generación marcda por el dominio de los atletas kenianos, etíopes y ugandeses.
Pegado a la calle uno estará el ugandés Josua Cheptegei. Tiene muchas papeletas para hacerse con el triunfo pero no vendamos la piel del oso antes de cazarlo. Le he descubierto su talón de Aquiles. En los grandes campeonatos su rendimiento no es de récord, sus pájaras son más que habituales y, como ejemplo, recuerden el campeonato del mundo de cross que se celebró su país. ¡Escalofriante!
También estará el keniano Kiplimo, me gusta cómo se mueve por las pistas. Es listo, audaz, estratega y rápido en los metros finales. Luchará por el oro pero para ello tendrá que bailar con sus compatriotas y con el más feo del certamen. En la fiesta también participan el etíope Salemon Barega y el canadiense Mohammed Ahmed. Si los anteriores se descuidan pueden comerles una buena parte de pastel olímpico.
Lo que más me gusta de todos ellos es su anarquía, no tienen una táctica definida, se mueven como si estuvieran en Eldoret o en cualquiera de los territorios donde se flagelan haciendo infinidad de kilómetros. Corren elegantes y por sensaciones, solo les importa ser más rápidos que sus contrincantes. Son prodigios que han nacido para correr.
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Estoy viendo ahí escondido en la retaguardia a Ronex Kipruto. Es de los que aprovecha los descuidos. Si se lo sirven, será oro. Todos son aptos y están preparados para ganar pero esta vez que se olviden de batir récords.
Respecto a nuestro representante, Carlos Mayo, me dijo que está muy fuerte. Antes de los Juegos ha estado entrenándose en Font Romeu para llegar a Tokio cómo un pincel: delgado, fino y elegante. ¿Qué espero de él? Una plaza de finalista sería impresionante y si soy muy optimista y le añado récord de España y primer atleta europeo. Pero voy a ejercer de abogado del diablo: una carrera con unas condiciones climatológicas totalmente adversas (25º C y 80% de humedad) no es el mejor lugar ni son las mejores condiciones para participar en largas distancias.
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Será una prueba que tendrá que desplazarse y recorrer algunos metros para recoger su avituallamiento. Una carrera, en fin, donde los africanos con sus cambios de ritmo van a castigar sus piernas, por lo que en los metros finales le faltará ese plus que nos tiene acostumbrado. Estoy seguro de que Mayo hará una buena carrera pero para ello tendrá que olvidarse que es de los pocos atletas que doblan distancia (10.000 y 5.000). Tres días más tarde tendrá que soportar la semifinal de los 5.000. Por cierto, su rival para ser el mejor europeo es el británico Marc Scott, no es Mo Farah pero tiene un buen registro y, al igual que Carlos Mayo, en los metros finales es muy pero que muy rápido.
¿Cómo se va a desarrollar la carrera? Los primeros kilómetros serán como un 'tuyo y mío', de tanteo. Aparecerá uno de los favoritos y luego otro pero sólo para dar a entender que están frescos. 'Aquí te espero y en los menos finales al lío, nos encontraremos'. Tras la calma, y a mitad de recorrido, llegarán momentos de revuelo. No se aguantan ni ellos, han convivido durante 13'30» y les hervirá la sangre. Entonces comenzarán las hostilidades. Cada 400 en 61» será un suplicio para muchos, un gota a gota o un segundo a segundo. Eso sí, cada vez habrá más víctimas porque cada vez se irá más rápido. ¿Quién aguanta? Solo ellos. Una vez más habrá victoria africana y nuestro representante, Carlos Mayo, si es listo tendrá que ir recogiendo cadáveres, todos esos valientes que saldrán en primera línea y que irán desfalleciendo.
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En lo que respecta a las españolas, que en esta primera jornada van a participar en sus series clasificatorias, solo animarlas para que continúen pasando rondas. El resultado de las primeras jornadas será la premonición de lo que pueda esperar en Tokio a la delegación española.
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