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Rodrigo Gavela, primero por la izquierda, antes del desfile inaugural de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Rodrigo Gavela

Los olímpicos leoneses rememoran Barcelona 92: «Faltaba un kilómetro y pensé: 'Hoy la lío'»

Rodrigo Gavela, maratoniano, y Margarita Ramos, lanzadora de peso, reviven su experiencia en una cita que marcó un jalón para la historia reciente de España

Martes, 16 de agosto 2022, 08:17

Se cumplen 30 años de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Un evento deportivo que marcó un jalón fundamental en la historia reciente de España y supuso un acicate inconmensurable a la autoestima de una sociedad que tenía insertada en la memoria ... un recuerdo pasado de vergüenza y atraso. A las nuevas generaciones les resultará complicado entender lo que supuso la Olimpiada celebrada en la Barcelona de 1992. La España actual, un país inmerso en el primer mundo, cuarta economía de la zona euro y con una gran imagen en el mundo, no era el mismo país que entonces. Antes de la celebración de los Juegos, nuestro país venía en un proceso de transformación del régimen dictatorial del franquismo a una democracia homologable a las de nuestro entorno, pero las principales potencias todavía miraban a nuestro país con cierto recelo y España estaba lejos de ser un elemento crucial en la política internacional.

Barcelona 92 cambió todo aquello. La inauguración de los Juegos fue lo nunca visto, modelo que transformó las aperturas olímpicas para siempre y que fue emulado por las siguientes sedes. El país realizó un gran esfuerzo, especialmente de índole económico, para presentar un país avanzado y a la vanguardia. Barcelona fue otra antes y después de los Juegos. Pasó de ser una ciudad eminentemente industrial a lo que hoy conocemos, siendo una de las urbes más visitadas del planeta. Pero, sobre todo, cambió la imagen que España exportaba al mundo. Dejamos de ser aquel país anquilosado en una dictadura y de abanico y picardía, para pasar a ser un actor más en el concierto europeo y mundial, una economía que se dispararía hasta alcanzar el octavo puesto en los albores de los 2000.

Asimismo, para el deporte español fue un éxito olímpico que jamás se ha podido emular: 22 medallas; 13 de oro, siete de plata y dos de bronce. León también rugió en aquella ocasión. Hasta seis leoneses participaron en la cita: Margarita Ramos (lanzamiento de peso), Rodrigo Gavela (maratón), Piluca Alonso (baloncesto), Mónica Pulgar (baloncesto), Cristina Fernández (tiro) y Nieves Fernández (tiro).

Ahora, 30 años después, los leoneses Margarita Ramos y Rodrigo Gavela reviven como fue aquello en conversación con leonoticias.

Representar a tu país en unos Juegos Olímpicos es un recuerdo imborrable, ¿pero 30 años después se sigue recordando con la misma emoción?

Margarita Ramos: Fue algo inolvidable. Es cierto que hay cosas que se van difuminando, son muchos años, pero el recuerdo inicial -aquella emoción por estar en la villa, por compartir aquella experiencia con los compañeros- se mantiene intacto. Además, siempre que llegan estas fechas se recuerda algo más y es emocionante.

Rodrigo Gavela: Para mí, ahora, con 30 años de perspectiva, lo recuerdo todavía con más emoción y cariño que entonces. En aquel momento sentías que estabas en una competición especial, pero una competición más al fin y al cabo. Pensabas más en hacerlo bien que en disfrutar. Ahora, tantos años después sí que eres consciente de lo importante que fue.

¿El paso del tiempo ha hecho que valoren más la gesta que fue participar en aquello?

MR: La aspiración de todo deportista de alto nivel es participar en unos Juegos Olímpicos. Cualquier joven que esté practicando ahora atletismo sueña con ello. Lo que vivimos allí fue maravilloso e irrepetible. ¡Eran unos Juegos Olímpicos! ¿Entiendes? Pero es que ahora, visto con perspectiva, con lo bien que se hizo, cómo se preparó todo, se siente uno todavía mejor. Es, simplemente, lo mejor que le puede pasar a un deportista.

RG: Ni en el mejor de mis sueños pensaba que podía correr una maratón en unos juegos. Uno siempre tiene sueños, pero lo normal es que nunca se cumpla ninguno, pero en este caso así fue.

¿En qué momento de forma llegaban a Barcelona?

MR: Venía de una gran progresión años atrás. Se podría decir que el lanzamiento de peso estaba un poco corto de nivel en este país, pero yo estaba batiendo récords de España y estaba en un buen momento de forma años antes de la llegada de los juegos. Pero poco antes de Barcelona inicio un proceso de cambio de entrenador, me traslado a Barcelona con Luis Lizaso y todo ello hace que no llegue a la cita en mi mejor momento. Físicamente no estaba bien, pero la progresión de los años anteriores me permite conseguir una plaza para los juegos. Ya en Barcelona podría haberlo hecho mejor, no lo sé, quizás, pero me siento agradecida por haber participado defendiendo la bandera de España.

RG: A mí me pasaba al contrario. Venía de varios años estancado. Entonces coincido en Madrid con Antonio Serrano cuando estudiaba cuarto de periodismo en el 89. Él, que también competía (primera vez en la historia del deporte español que maestro y pupilo participan en unos JJOO), decide entrenarme y en dos años y medios la progresión es bestial. Me veía muy bien. Psicológicamente, que es lo que marca la diferencia en el deporte de élite, estaba más fuerte que nunca. Se podría decir que llegaba en el mejor momento de mi carrera. Me lo tomé muy en serio, me la jugué y casi me sale.

Galería. Imágenes de Barcelona 92.

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Galería. Imágenes de Barcelona 92. IRENE DE CELIS / RODRIGO GAVELA / mARGARITA rAMOS

Sus historias en los Juegos del 92 son un tanto cruel. Margarita esperaba acceder a la final y se quedó a las puertas, mientras que Rodrigo estaba soñando con las medallas cuando llegó aquella lesión a kilómetro y medio y tuvo que entrar cojeando al estadio de Montjuic. ¿Todavía duele o el orgullo por la participación se ha impuesto?

MR: Yo era consciente de que no estaba para pelear las medallas. En el lanzamiento de peso hay unas marcas y es complicado que se alteren en exceso porque es una prueba muy cerrada, no es como en una carrera que uno puede sufrir un traspiés y puedes colarte o algo así. En aquella época había que lanzar 21 metros para ganar el oro, así que por mucho que hubiera echado el resto metro y medio más no iba a lanzar. Pero sí creía que podía haber pasado a la final, pero no pasé. Entonces piensas que a ver para la próxima, pero no hubo más juegos para mí. ¿Que cómo se trabaja? Pues hay que darle muchas vueltas al coco.

RG: Yo llegaba sin expectativas de medalla. Era muy joven, solo era mi quinto maratón, pero se empezaron a dar las circunstancias para que pudiera hacer algo. El maratón es una prueba muy abierta donde afectan muchas cosas, entre ellas el clima. Hacía un calor horrible y yo siempre me he sentido cómodo corriendo con calor, ahí estaba mi ventaja. Hice una carrera perfecta hasta el kilómetro 40,5. En aquel momento llegamos a una cuesta y yo subo muy bien -soy de Fabero, es lo mío-, y como no quería hacer de liebre al grupo de cabeza aumenté el paso, pero me confié e hice un cambio de ritmo demasiado fuerte y me dio un calambrazo. En mi cabeza pensé: «Hoy la lío». Pero no la lié. Ahora valoro lo logrado, pero en aquel momento me dolió, me dolió mucho.

Rodrigo Gavela, primero por la izquierda, antes del desfile de inauguración de Barcelona 1992.

¿Los Juegos fueron un acicate para su carrera? ¿O no hay nada que motive igual?

MR: Pará mí fue una gran motivación. De hecho, al año siguiente, en 1993, bato el récord de España, competí estupendamente y estuve a un gran nivel en las pruebas internacionales.

RG: 1993 fue mi mejor año, batí el récord de España de maratón y quedé 5º del mundo. Lamentablemente, en 1994 sufrí un accidente que me provocó una hernia discal y ya nunca más pude competir en la élite.

¿Cómo le explicarían a las nuevas generaciones lo que supusieron los JJOO de Barcelona para España?

MR: Me resulta muy complicado contestar a esa pregunta, porque para mí fue como estar en una nube. Vivíamos por y para el deporte, no necesitabas salir de la villa para nada y entonces ese impacto externo yo no lo experimenté.

RG: Fueron un punto y aparte para España. Para nuestro país fue un escaparate mundial que cambió la imagen del país. Vivimos algo histórico que nos convirtió en un país moderno.

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