España se abona al triunfo con sufrimiento

El arranque de partido fue penoso por parte del equipo español. Quedó patente que el 5:1 defensivo no funciona y los noruegos se sentían como Pedro por su casa. Eso provocó un peligroso 2-6. En esas, Jordi Ribera decidió poner el 6:0 y España mejoró atrás, con un Corrales acertado, aunque no tanto como Bergerud, un auténtico suplicio para los lanzadores españoles. Esa mejoría defensiva y la aparición de un acertado Antonio García bastaron para que el conjunto español redujese la diferencia y se metiese en partido. En el minuto 25, los Hispanos igualaban por primera vez el encuentro. Tuvieron opciones para adelantarse, pero erraron ante el inspirado guardameta noruego. Al final de los primeros treinta minutos se llegaba con 13-14. España no había jugado bien, pero estaba solo a un gol de una Noruega que había dado su mejor versión. Era una buena noticia tras la visto hasta ese momento.

En el segundo tiempo, los Hispanos lograron adelantarse en el marcador por primera vez a los ocho minutos de la reanudación. Solé anotaba el 18-17. A partir de ahí, España no cedió la delantera más, aunque Noruega logró igualar en varias ocasiones. Corrales se convirtió en un dolor para los nórdicos. El trabajo del guardameta gallego provocó que los noruegos perdiesen fuelle y España, a trancas y barrancas, ampliase su ventaja. Figueras, en el pivote, hacía daño al duro 6:0 rival. Los Hispanos llegaron en un par de ocasiones a tener tres tantos de renta, pero fueron incapaces de dar el finiquito al choque, sobre todo por alguna inmerecida exclusión como la de Álex Dujshebaev.

En el tramo final, España veía como Noruega le igualaba a 27 a poco más de medio minuto para la conclusión del choque. Jondal anotó el siete metros. Último ataque de los Hispanos con 18 segundos en el reloj. Una acción sensacional de pase de Dujshebaev a Figueras, que es objeto de una pena máxima. Aleix Gómez toma la responsabilidad de lanzar con el tiempo cumplido y supera al muro llamado Bergerud. España volvía a ganar por la mínima (28-27), abonada al sufrimiento hasta el pitido final.