Asier Martínez, sexto en la final de 110 vallas con marca personal

Su rendimiento en estos Juegos no ha hecho sino confirmar la progresión que ha mantenido desde que arrancó la temporada. El navarro pasó de estar fuera de toda previsión olímpica a mejorar marcas carrera a carrera hasta hacer la mínima en el Nacional de Getafe (13.31) cuando estuvo a una centésima de alcanzar a Orlando Ortega. Después aprovechó el tiempo hasta llegar a Tokio para ser campeón de Europa Sub'23 en Tallin (Estonia). En los Juegos, no estaba muy claro hasta dónde podría llegar, aunque Martínez lo fijó en las semifinales mientras su entrenador François Beoringyan le decía que era capaz de llegar a la final. Y es cierto. Lo ha conseguido, y de qué manera. Ganó su serie de la primera ronda, pasó a la final tras hacer marca personal con 13.27 y hoy ha sido sexto en una final de los Juegos Olímpicos con 13.22. Impensable dónde está el techo de este vallista de 21 años que no para de crecer.

Hijo de la vallista Elena Etxarte, que llegó a ser campeona de España, Asier Martínez entrena en Pamplona, en la pista de Larrabide, pero como estudia Ciencias Políticas en Bilbao, hay sesiones que las realiza en la pista de Artunduaga de Basauri, a pocos kilómetros de la capital vizcaína. Martínez es uno de los atletas navarros que tiene que pagar la escasez de instalaciones que tiene la Comunidad Foral -«no tenemos ni un módulo cubierto para el invierno y se hace duro y difícil porque corres el riesgo de lesionarte con el frío»-, pero Martínez disfruta entrenando con François y quedando cuando puede con su cuadrilla, «un grupo de colgaos a los que adoro», explicaba. «Lo que pasa que desde que empezó la pandemia he apostado a tope por entrenar, por mejorar, y eso me resta disfrutar de actividades propias de mi edad», aunque tiene claro que celebrará por todo lo alto su sexta plaza en cuanto llegue a Zizur.

Otra de sus características, además de expresarse de forma notable en la zona mixta pese a su juventud, es que Asier Martínez es miope y corre sin lentillas, algo chocante en una prueba tan especial como las vallas altas. «Pero está todo estudiado, es una prueba tan mecánica, con los movimientos tan estudiados, que igual es mejor no ver», ríe mientras cuenta sus problemas de visión. «Debería llevar gafas o lentillas, pero no me acostumbraba a correr con ellas», explica este vallista que hace unos años apostaba por hacer carrera deportiva en el salto de altura con notables resultados a nivel nacional en 2016 y 2017, hasta que su actual entrenador le animó a probar con las vallas, un cambio del que se ha visto que ha sido más que acertado. Ahora Martínez apostará por descansar, reflexionar sobre el año tan increíble que ha vivido y seguirá trabajando en el que en principio era su objetivo, los Juegos de París'24. Pero desde luego que el navarro ha acortado los tiempos para codearse con la élite mundial de las vallas. Faltaba Orlando Ortega, pero el atletismo español ha tenido un inmejorable representante en Asier Martínez.