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Sabe lo que es el deporte de primera mano. Y el deporte de élite ya que, no en vano, jugó varias temporadas con el Cleba en División de Honor. Ahora, Andrea Álvarez, una leonesa de 33 años, es uno de los grandes apoyos de la subcampeona olímpica de marcha, María Pérez, a la que ha estado arropando in situ, en París.
«No podía ser de otra manera. Somos unos amantes del deporte y teníamos que estar aquí, apoyándola. Nos hacía mucha ilusión», explica Andrea Álvarez a leonoticias, que ya acompañó a la exitosa atleta granadina en el gran hito del pasado verano, cuando se proclamó doble campeona del mundo en 20 y 35 kilómetros marcha en Budapest (Hungría). «Fue toda una experiencia, disfrutamos del deporte de cerca y teníamos que repetir», apunta.
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Agencias
Su vínculo con la medallista olímpica nace en mayo de 2021. Andrea aceptó entonces un puesto de trabajo en el CAR de Sierra Nevada, en Granada, como responsable de Atención al Deportista en el centro. «Mi trabajo es muy cercano al deportista y María y yo hicimos muy buenas migas. Ha sido un gran apoyo también para mi en Granada», señala.
Allí han creado un pequeño grupo. Junto a Ángel, antiguo fisioterapeuta del CAR de Sierra Nevada, y Sonia, que trabaja para la Real Federación Española de Atletismo, se lanzaron a viajar a París para «dar todo el apoyo que podamos y un poco más» a María Pérez: «Disfrutamos al ver a nuestra amiga hacer cosas increíbles».
Y esta plata olímpica, recalca esta joven leonesa, tiene un valor incalculable después de un año «especialmente difícil» para María Pérez. «Le honra más aún. Tanto en lo deportivo como en lo personal, ha sido un año muy complicado para ella y no solo ha demostrado que tiene un talento innato, también una capacidad de superación insuperable», señala Andrea, que recuerda ir hace apenas nueve meses, en octubre, al cine con ella en muletas: «Y mira lo que ha conseguido ahora, es increíble».
«Nos ha enseñado que, si realmente te esfuerzas y crees en ti, pasan cosas maravillosas», insiste Andrea, que se emocionó con el hito logrado por su amiga María Pérez. «Aún estamos asimilando lo que ha conseguido, es increíble. No nos lo creemos», explica la leonesa, que pudo hablar con la marchadora granadina en la noche previa por videollamada: «La vimos tranquila. Pero, realmente, si está nerviosa consigue disimularlo bastante. O eso cree ella».
Después de semejante éxito, María Pérez se reunió con sus amigos y familia para comer juntos: «Es muy cercana y humilde, necesita a los suyos cerca». Y, lo mejor de todo: la aventura olímpica no ha acabado aquí. El próximo miércoles, la granadina estará, previsiblemente, en el relevo mixto de marcha, siendo otra opción clara de medalla: «Ahí estaremos, no nos lo podemos perder».
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