Rubiales, en el conflicto permanente

El incómodo beso a Jennifer Hermoso, máxima goleadora en la historia de la España femenina y campeona del mundo, ha sido el último caso de una extensa lista que se inició un mes después de su llegada al frente de la federación en mayo del 2018. Su gesto machista en el momento más alto del fútbol femenino español hicieron que terminara por arrojar la toalla después de la presión asfixiante de la escena política y el mundo del deporte, que le dejó prácticamente solo en los últimos días, tras un mandato lleno de escándalos, comisiones y audios filtrados.

Sus líos comenzaron nada más llegar. Apenas 48 horas antes de que empezara el Mundial de Rusia, prescindió del seleccionador Julen Lopetegui tras anunciar el Real Madrid que lo había fichado como nuevo entrenador. Fernando Hierro, en ese momento director deportivo, tuvo que asumir el mando de forma interina y sentarse en el banquillo de La Roja. Fue su primer terremoto en el fútbol español, aunque su carrera de liderazgo extradeportivo empezó como portavoz de aquella histórica plantilla del club levantinista, que llegó a anunciar una huelga tras presenta suspensión de pagos, posteriormente desconvocada, en la sede madrileña de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE).

Años más tarde luchar por los derechos de los futbolistas le llevó a ser elegido presidente de la AFE. Como líder de este organismo, Rubiales, licenciado en Derecho y poseedor de un Curso de Dirección Deportiva, lideró la quinta huelga de la historia del fútbol española por un impago de La Liga por valor de 50 millones de euros. Ahí empezó a tener una importante red de contactos que le permitió llegar al mando de la federación cuando cayó Ángel María Villar, que terminó en la prisión de Soto del Real por corrupción, tras casi 30 años al mando. «Cuando quiero una cosa, lo consigo», recuerda en alguna entrevista. También fue elegido vicepresidente de la UEFA en 2019.

Su forma de gestionar el cisma de las 15 con aquella revuelta contra el seleccionador Jorge Vilda, puso de manifiesto su estilo de liderazgo. Una cuestión de principios, poco amigo del perdón y de admitir errores. «Han tratado de romper el orden… El principio de diálogo es fundamental, pero también el de autoridad y el de jerarquía», dijo contundente. En Sídney realizó gestos obscenos en el palco y una petición de disculpas poco creíble tras el revuelo causado y las críticas incluso desde el Gobierno. Una cascada de representantes salieron en tromba a pedir su dimisión.

Desde su llegada al organismo, el dirigente canario y criado en Motril (Granada), se enfrentó dialécticamente cada vez que puede a Javier Tebas, otro controvertido dirigente que es presidente de La Liga, por una gestión interna absolutamente contrapuesta y la utilización de todos sus resortes para vender los derechos de la Supercopa de España a la oscura Arabia Saudí con importantes comisiones de por medio a través de Kosmos, la empresa que preside Gerard Piqué. «Lo único que tengo miedo es a que me metan cocaína en el coche», llegó a confesar el mandamás de la federación hace poco más de un año cuando denunció ser víctima de «una caza preparada, falseando la realidad«, consecuencia de «una mafia» que le había robado información y conversaciones de su teléfono móvil privado cuando se defendió de las acusaciones que había recibido sobre el acuerdo con Arabia Saudí.

El dirigente tuvo que responder ante el Consejo Superior de Deportes (CSD) después de que el Gobierno le exigiera dar explicaciones por haber grabado conversaciones privadas con altos cargos del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Entre otros, con el exministro de Cultura y Deporte José Guirao, y con la anterior secretaria de Estado para el Deporte, Irene Lozano.

Rubiales vive en el conflicto permanente y su gestión del cargo de seleccionador nacional demuestra que no rehuye ningún enfrentamiento. Con Luis Enrique y su ayudante, Robert Moreno, vivió uno sonado cuando éste asumió el cargo durante unos meses al perder el primero a su hija por enfermedad. Una relación que terminó en despecho y traición.

Rubiales sostiene que no ha tenido «ni una semana tranquila» desde que es presidente y él mismo ha afirmado tener 25 querellas, ya que «quieren acabar conmigo». Rubiales admitió que cobró a cargo del ente federativo unas comidas en Salobreña (Granada) y una fiesta con varias chicas jóvenes. Se maneja bien en los escándalos y tanto él como la Federación han salido absueltos por la Justicia en alguna que otra ocasión. Por ejemplo el caso de la arquitecta Yasmina Eid-Macheh, que le acusó de agresión física y de impagos y acabó ella condenada por acaso.

Rubiales dirige una Federación Española de Fútbol saneada que ha multiplicado los ingresos, gracias a haberse hecho con los derechos audiovisuales de la Copa del Rey, más atractiva que antaño con eliminatorias a partido único hasta semifinales. También crecieron de forma exponencial sus ingresos anuales: triplicó su nómina y ya en 2019 quintuplicaba el sueldo de 85.000 euros del presidente del Gobierno, su amigo Pedro Sánchez. Unos documentos destapados por El Confidencial, muestran que el dirigente pasó de cobrar 12.984,86 euros mensuales en el 2020 a 29.619,46 euros libres de impuestos en el 2021, además de una paga extraordinaria de 237.000 euros en diciembre.

Un informe de Intervención General de la Administración del Estado desveló también que el máximo responsable del fútbol español cobró una ayuda a la vivienda de unos 3.100 euros mensuales, a pesar de no cumplir los requisitos para ello. Luis Rubiales se había comprado en Madrid un ático de lujo con dos plantas y piscina privada por un precio aproximado de 2 millones de euros.

En junio pasado anunció la intención de construir un estadio propio de la federación, algo inédito en nuestro país, con los beneficios de los dos últimos años, estimados en 61 millones. Su relación con algunos clubes no es muy buena y hasta este Mundial femenino ganado por España, la última polémica en la que se había visto había sido con Osasuna, después de que el club navarro le acusara de no defenderle tras ser excluido -y posteriormente readmitido- en de competiciones europeas. Unos audios filtrados el año pasado hicieron que le llovieran críticas por sus comentarios despectivos hacia Sevilla, Valencia Villarreal y Atlético de Madrid. «Soy un exfutbolista que tuvo una rivalidad tremenda con clubes», se justificó.

Con múltiples polémicas por el camino, en los cinco años que lleva al frente de la Federación, hay varios éxitos deportivos que destacar. La selección masculina absoluta se proclamó campeona de la última Liga de Naciones, de la que ya fue finalista en la edición anterior, y fue semifinalista en la Eurocopa de 2021. La Olímpica se colgó la plata en los Juegos de Tokio, la sub-21 ganó el Europeo en 2019 y la Sub-19 hizo lo propio dos años antes. Además, en este período de tiempo, las selecciones femeninas han sido campeonas del mundo en categoría Absoluta y Sub-20. Se ganó dos veces el Mundial Sub-17 más un Europeo, y en otras dos ocasiones se reinó en Europa con la Sub-19.

Hace solo cuatro año no había convenio colectivo alguno que mejorara los derechos laborales de las mujeres futbolistas y antes de la llegada de Luis Rubiales a la presidencia, la selección femenina no llegaba a los tres millones de presupuesto propio. Ahora maneja uno superior a los 27 millones de euros y desde entonces los logros han superado cualquier tipo de expectativa.