Corren malos tiempos, pero al final del túnel siempre hay luz. De ello puede dar fe Pepe Mena (Talavera de la Reina, 41 años), uno de los héroes del ascenso del Cartagena en Alcoy en mayo de 2009. Su gol de cabeza, a centro ... de Viyuela, abrió un camino que luego cerraron entre Carmona y Juan Pablo con aquel histórico tanto sobre la bocina que hizo enloquecer como nunca antes a la Cartagena 'futbolera'. Casi once años después de aquella hazaña, la vida ha puesto a Pepe Mena en China. Y él es portador de buenas noticias.
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Está en Guangzhou, cerca de Hong Kong, a 850 kilómetros de Wuhan. Es técnico formativo del Evergrande, cuyo primer equipo dirige el italiano Fabio Cannavaro. «En China ya vemos la luz. Esta semana hemos vuelto a los entrenamientos y ya hemos recuperado cierta normalidad. Los niños volverán al colegio el 17 de abril y parece que la Liga comenzará a mediados de mayo», cuenta a LAVERDAD desde su habitación situada en la tercera planta de la ciudad deportiva del Guangzhou Evergrande.
«Esto es grandísimo. El complejo cuenta con 55 campos de fútbol. Las instalaciones tienen una extensión de 676.000 metros cuadrados. Tenemos de todo aquí. Nosotros este año entrenamos a chicos de 12 y 13 años y la estructura del equipo es completamente profesional. En el conjunto infantil tenemos los mismos medios y las mismas rutinas de trabajo que un equipo español de Primera», explica el ex del Efesé. Estos chicos de 2007 a los que entrena él son más importantes para la Federación de Fútbol de China que los que actualmente componen la selección. Porque son los que tendrán 23 años en 2030, cuando China quiere organizar el Mundial y competir de tú a tú con las mejores selecciones.
El Guangzhou Evergrande, uno de los clubes más grandes de China, tiene un convenio de colaboración con la Fundación del Real Madrid y Ricardo Gallego, mítico jugador madridista de los años 80, dirige sus categorías inferiores, con el apoyo de 22 entrenadores españoles. Uno de ellos es Pepe Mena, quien fue canterano del club blanco durante seis temporadas. Y eso le ha abierto una puerta profesional «que no podía desaprovechar», confiesa. También pasó por Celta, Badajoz, Xerez, Alavés, Almería, Cartagena, Jaén, Cultural Leonesa, Cacereño, Talavera y Virgen del Camino, equipo leonés de Tercera en el que colgó las botas hace tres temporadas. Está, por tanto, dando sus primeros pasos como entrenador.
«Vine en agosto y a finales de enero, aprovechando el Año Nuevo Chino, volví a España para pasar diez días de vacaciones con la familia. Entonces estalló todo el problema del coronavirus y yo pensaba que ya no volveríamos. Pero el club nos avisó el 11 de marzo para que regresáramos antes de que se cerraran aduanas y fronteras», cuenta. Así, justo cuando en España se declaraba el estado de alarma, se subió a un avión en Bilbao junto a sus compañeros Javier Falagán y Salva Suay y al llegar se encontró con un panorama «increíble».
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«Aquí no se andan con chiquitas. El Gobierno dijo que todo el mundo se recluyera en su casa y todo el mundo lo hizo, sin rechistar. Van en bloque, todos a una. Y por eso el país está saliendo ya. Esto deberíamos aplicarlo en España. En China vamos recuperando la normalidad. En Guangzhou ya está todo abierto: bares, tiendas, bancos, cines, centros comerciales, peluquerías, mercados... Ya hay mucho tráfico y atascos continuos en la ciudad», indica el que fuera acompañante de Juan Pablo, Tato y Addison en la delantera del Cartagena en la campaña 2008-09, la del ascenso.
La gente va haciendo vida normal, pero las medidas de control siguen siendo «brutales», precisa el talaverano. «Antes de entrar en cualquier lado te miden la temperatura y para andar por la calle tienes que llevar siempre contigo dos documentos oficiales: el certificado médico con el negativo en Covid-19 y tu identificación que acredita que estás trabajando en el país. Si no los llevas y te para la Policía te pueden detener». Añade que «todos» van por la calle con «guantes, gorro, mascarilla y gafas. Lo peor ya ha pasado, pero aquí siguen usando medidas extremas y me parece una decisión acertadísima. En España no hemos sido tan inflexibles y las consecuencias se están pagando caras. Mi gente está allí y lógicamente estoy preocupado», reconoce Mena.
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Y es que las tornas han cambiado en las últimas semanas. «Ahora mismo, si eres español al llegar aquí te ponen la etiqueta roja, que significa que llegas de un país sumamente peligroso. Nosotros estuvimos un montón de horas en el aeropuerto, que estaba completamente vacío. Y de allí, en ambulancia, directos a la habitación de la residencia. Allí estuvimos confinados durante 14 días, sin contacto con nadie. Nos tomaban cuatro veces al día la temperatura, nos dejaban la comida en la puerta en envases de plástico de usar y tirar y un guardia de seguridad puesto por el Gobierno nos custodiaba las 24 horas», explica.
Lo peor ha quedado atrás. Pepe Mena y el resto de españoles que trabajan en el club están «perfectamente». La distancia de seguridad con occidentales siempre supera los tres metros, no hay nuevos contagios locales en Guangzhou y las medidas «extremas» han dado resultados. «Es admirable que un país con 1.400.000 habitantes haya controlado la pandemia en tan poco tiempo», se felicita el que fuera héroe del ascenso albinegro en Alcoy. Ahora, por fin, es «tiempo de pretemporada» y de «volver a pensar en el fútbol».
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Ha acumulado José González (Cádiz, 53 años) infinidad de experiencias en su larga trayectoria, primero en los terrenos de juego (Cádiz, Mallorca, Albacete, Rayo y Málaga) y después en los banquillos (Cádiz, Córdoba, Real Murcia –el año del descenso a Segunda B en Montilivi–, Granada, Málaga y Beijing Guoan). Pero nunca pensó en vivir una odisea ni siquiera parecida a la que ha protagonizado en los últimos 60 días junto a los futbolistas y técnicos del conjunto chino al que entrena actualmente, el Wuhan Zall.
Los problemas del equipo del exentrenador murcianista, afortunadamente, están llegando a su fin. Hoy acaban los 14 días de cuarentena obligada que los 27 futbolistas y todos los miembros del cuerpo técnico del Wuham Zall han tenido que pasar en un hotel de la ciudad china de Shenzhen, a 1.000 kilómetros de Wuhan, la ciudad donde el equipo de José González tiene su sede y en la que 'nació' el Covid-19 el pasado diciembre.
Han sido dos meses caóticos para González y sus pupilos, a pesar de que en el equipo nadie ha dado positivo por coronavirus. «Cuando llegamos a Málaga nos miraban como si fuésemos el virus caminando», se quejó González, quien estuvo concentrado con su equipo en Sotogrande (Cádiz) y Marbella desde finales de enero hasta el pasado 13 de marzo. «Volvemos a China porque allí el virus se ha erradicado prácticamente y el problema ahora mismo está en España», anunció entonces el que fuera técnico grana.
El problema es que nadie puede entrar en Wuhan, la 'zona cero' del coronavirus, sin pasar antes dos semanas encerrado en una habitación. Y eso han tenido que hacer todos los integrantes del Wuhan Zall, que por fin recuperarán la normalidad este fin de semana y podrán empezar a preparar la temporada.
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