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Messi cabizbajo durante el partido ante Croacia. EFE
Messi, preso de Argentina

Messi, preso de Argentina

Calificado en su país como el «peor mejor jugador del mundo, le pesa la presión de llevar a hombros a su selección

Viernes, 22 de junio 2018, 13:07

Mientras sonaba el himno argentino, Leo Messi se frotaba con una mano la frente. La cabeza gacha. Algo le pesaba. Miraba la nada o cerraba los ojos, como si así pudiera borrar lo que veía. Su propia afición le parecía el cañón de una ... pistola. Sentía que toda Argentina se había encomendado a su talento. Le exigían ser el salvador de la patria. Messi es un mito presente. En el Barça, bien rodeado por delineantes de pases como Iniesta, parece flotar sobre el campo, ingrávido, con el balón atornillado al tobillo. En la selección albiceleste, sus pies se hunden en el césped. Y hasta le falla la puntería como en el penalti ante Islandia en el partido anterior. Por eso, durante el himno antes del encuentro frente a Croacia, Messi dio el primer síntoma de la catástrofe que venía: el 0-3. Esa derrota hundió a Argentina y confirmó la depresión de su líder, del mejor jugador de la historia al que la camiseta albiceleste le sienta como una camisa de fuerza. Le inmoviliza. Messi fue una estatua triste.

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