Croacia y Dinamarca, las revelaciones de los años 90

La historia futbolística de Dinamarca comenzó a cambiar antes de los 90. En 1984 irrumpió con fuerza en la Eurocopa. Con un joven de 20 años llamado Michael Laudrup con el 10 a la espalda, los daneses cayeron en semifinales ante España. Era su segunda participación en un torneo de esas características. Aquella actuación supuso el punto de partida para lo que pasaría casi diez años después.

En 1992, la Guerra de los Balcanes propició la exclusión de Yugoslavia de la Eurocopa y Dinamarca acudió como sustituta. La repentina elección de los daneses hizo que Michael Laudrup considerase que las opciones de su selección eran mínimas y rechazase acudir: se equivocó. En un logro que quedó para la historia del fútbol, los daneses se llevaron el primer título de su historia, venciendo por 2-0 a Alemania en la final.

Con el equipo campeón de Europa, Laudrup decidió volver, y la época dorada continuó. Tras quedarse fuera del Mundial de 1994, un año después acudieron a Arabia Saudí a jugar la Copa Confederaciones. Allí, no tuvieron rival y vencieron por 2-0 a Argentina en la final, llevándose su segundo título en tres años. Faltaba firmar un buen papel en una Copa del Mundo, y los daneses pusieron el broche a su década prodigiosa en Francia 1998, llegando a cuartos de final, la mejor marca de su historia en esta competición.

Los hermanos Michael y Brian Laudrup; Peter Schmeichel, padre del actual portero de la selección; Nielsen y Hansen entre otros, formaron la mejor generación que se recuerda en el fútbol danés. Tras veinte años de decepciones y ausencias en grandes torneos, los nórdicos vuelven a ver la luz de la mano de un joven talento que maravilla al mundo del fútbol como lo hacía el genial Laudrup: Christian Eriksen.

La selección de fútbol de Croacia fue reconocida por FIFA y UEFA en 1992, mientras el país vivía su proceso de independencia de Yugoslavia. Poco se sabía de cómo iba a funcionar ese nuevo equipo, que tardaría pocos años en sorprender a propios y extraños.

En 1996, los croatas debutaron en una competición oficial, la Eurocopa de Inglaterra. Allí llegaron hasta los cuartos de final, lo que hasta la fecha es su mejor actuación en este torneo, siendo eliminados por la campeona Alemania. Aquel equipo, liderado por el sevillista Suker, parecía destinado a lograr algo grande. Y lo haría.

Dos años después, Francia y su Mundial fueron el estreno de Croacia en esta competición. Era debutante, pero no se le notó. Tras pasar la fase de grupos como segundos, por detrás de Argentina, los croatas eliminaron a Rumania en octavos. Su gran partido, el que quedó para la historia, fue su brutal victoria ante Alemania en cuartos de final, imponiéndose por 0-3. Sólo la anfitriona Francia, con un doblete de Thuram, que remontó un gol de Suker, apartó a los croatas de jugar la final en su debut en un Mundial. En el tercer y cuarto puesto superaron a Holanda por 1-2.

Aquella generación con Suker, Boban, Jarni y muchos otros, es hasta la actualidad, la que mayor éxito ha reportado al fútbol croata. Los años han y la posición de la estrella de la selección balcánica ha cambiado. Si en los 90, un delantero como Davor Suker era la referencia, en 2018 el peso recae sobre un bajito centrocampista de enorme calidad: Luka Modric.