Llegar, ver y, a ser posible, vencer

Alguien podría pensar que este amistoso servirá también como una primera fase de aclimatación de los jugadores, pero sería engañarse. Las temperaturas en Jordania en noviembre nada tienen que ver con las de los Emiratos Árabes. Este miércoles en Amman, por ejemplo, había 18 grados a primera hora de la tarde y en Doha, 32.

Casi todas las selecciones -17 de un total de 23- van a ejercitarse esta semana con algún partidillo. Esto suele ser algo habitual en todos los Mundiales, pero en esta ocasión se trata de algo casi obligado. Y es que las selecciones nunca han tenido tan poco tiempo para preparar el torneo. Se habla mucho de la gran novedad que supone jugar por primera vez en noviembre interrumpiendo las competiciones nacionales. Y es lógico. El escenario, efectivamente, es nuevo, inexplorado. Ahora bien, la diferencia de Qatar 2022 no solo está en sus fechas otoñales sino en el escasísimo margen de preparación de los equipos, obligados a rendir al máximo de forma inmediata, sin darse un respiro. Su lema en Qatar será llegar, ver y, a ser posible, vencer.

La diferencia es enorme con anteriores Copas del Mundo. Veamos. En 2010, en Sudáfrica, la Liga española acabó el 15 de mayo y España debutó ante Suiza el 16 de junio, 32 días después. Vicente del Bosque y sus pupilos, por tanto, tuvieron mucho margen para afinar los instrumentos de la orquesta. En 2014, la competición doméstica terminó el 18 de mayo. Eso sí, los jugadores del Real Madrid y del Atlético no pararon hasta el 24, fecha de la histórica final de la Champions en Lisboa. En cualquier caso, como el fiasco histórico ante Holanda en Salvador de Bahía fue el 13 de junio, unos internacionales debutaron en Brasil después de 26 días de concentración y otros, de 20.

En el Mundial de Rusia se repitieron este tipo de plazos. La Liga terminó el 20 de mayo y La Roja debutó ante Portugal el 15 de junio. Hablamos, por tanto, de 26 días, que serían 20 para los internacionales del Real Madrid, ya que disputaron la final de la Champions ante el Liverpool. En este caso, es cierto, ese amplio margen de tiempo tuvo también un efecto nocivo. Y es que sirvió para que Julen Lopetegui aceptara la oferta de Florentino Pérez y dejara a la selección sin técnico en vísperas de su estreno en Sochi.

Pues bien, de las cuatro semanas -o tres en el peor de los casos- se ha pasado ahora como mucho a 12 días. ¿Qué traducción tendrá esto en los partidos? ¿Habrá sorpresas inesperadas en la fase de grupos? ¿Sentará mal a algunos futbolistas un debut tan precipitado? Es difícil saberlo. A primera vista, tal vez haya que diferenciar entre lo individual y lo colectivo. Es evidente que hay muchos jugadores bien afilados tras la disputa de 14 jornadas o 15 jornadas de Liga. Pero también lo es que los equipos no pueden estar del todo perfectamente calibrados, que a sus entrenadores les ha faltado tiempo para engrasar y ajustar bien todas las piezas.

En estos casos, por supuesto, lo mejor es el pensamiento positivo, irradiar optimismo, como hace Luis Enrique, un campeón del 'wishful thinking'. El seleccionador español atendió este miércoles a los medios en Amman y, entre otras, hizo una afirmación muy contundente en un momento en el que su convocatoria para Qatar 2022 todavía se sigue cuestionando y las dudas sobre el estado de forma de muchos de su internacionales continúan coleando. «Estamos en nuestro mejor momento». Habrá que verlo.