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Iñigo Agiriano
Sábado, 27 de enero 2024, 23:08
Si uno toma el metro en Londres y recorre los 50 kilómetros que lo separan de Maidstone, capital del condado de Kent, se encontrará una imagen inusual a su salida de la estación. Allí se yergue la estatua de un dinosaurio, una figura que también ... forma parte del escudo de armas de la ciudad. El motivo se remonta a 1834, cuando Gideon Mantell, un estudioso de los fósiles, fue advertido por un vecino de Maidstone, William Benstead, del hallazgo de un enorme elemeno. Unos diez años antes, Mantell había descubierto la existencia del iguanodón, un dinosaurio de tiempos remotos. Cuando vio el fósil de Benstead se dio cuenta de que se trataba de la misma especie. Su trabajo de reconstrucción del esqueleto del iguanodón marca el inicio de la paleontología, en lo relativo al estudio de los saurios de la antigüedad. Por este motivo, el iguanodón se convirtió en un símbolo de la ciudad; el suceso que da fama a la ciudad de Maidstone. No ha sido desde luego su equipo de fútbol, que ha traído escasas alegrías a los habitantes del lugar.
El Maidstone actual es un club refundado de las cenizas del antiguo, creado en 1897. Durante años merodeó las categorías más humildes del fútbol inglés, hasta la década de los 80 cuando se tomó una decisión que marcaría su futuro. Los propietarios decidieron desprenderse del campo, situado en la propia ciudad, para mudarse a otro más grande, situado en la localidad de Dartford, a 40 kilómetros. La asistencia, como era de prever, se desplomó. Paradójicamente, aquel año logró el mayor éxito de su historia, pues subieron a la cuarta división por primera vez en su historia.
Los dueños trataron de revertir su pésima decisión y compraron un terreno en la ciudad por 400.000 libras, pero no se aseguraron antes de tener los permisos para construir un nuevo estadio. Cuando el ayuntamiento decidió que no se podía edificar en esos terrenos, la economía del Maidstone quedó en una situación de lo más precaria, con una enorme deuda contraída para comprar un lugar en el que no podía hacer nada. El éxito deportivo coincidió con la ruina económica en un momento clave de la historia del fútbol inglés, pues en 1992 se creó la Premier League y el actual formato de divisiones. El Maidstone se convirtió en uno de los clubes fundadores de la League One (la tercera categoría en el escalafón), pero se presentó a su primer partido sin campo y con solo dos jugadores en la plantilla, después de haber tenido que vender a toda la plantilla para poder afrontar las deudas. La federación inglesa expulsó al Maidstone de la competición y el club fue liquidado y disuelto.
Pero ya sabemos que la voluntad de los hinchas, especialmente en un país tan pasional como Inglaterra, es inquebrantable. Utilizando un equipo juvenil, el Maidstone Invicta, refundaron el club, que tuvo que comenzar su andadura en la cuarta división de la Kent County league, diez categorías por debajo respecto a su antigua posición. Poco a poco, fueron escalando divisiones e incluso lograron fundar su propio estadio, por supuesto en la propia ciudad. Actualmente se hallan en la National League South, la sexta categoría y la primera en Inglaterra que se divide en dos entre norte y sur.
Pero las esperanzas de todo equipo humilde cada temporada no están puestas tanto en las ligas como en la FA Cup, el torneo más antiguo del planeta, que desde 1871 ha sido cuidado hasta el extremo para conservar su esencia. 729 participantes de diez categorías diferentes, eliminatorias a partido único, sorteo puro y un re-play en caso de empate. Esta temporada, el Maidstone había alcanzado los dieciseisavos de final superando seis rondas. Las dos últimas ante el Barrow y el Stevenage, equipos profesionales dos y tres categorías por encima respectivamente. El sorteo para esta fase les deparó un encuentro ante el Ipswich Town de segunda división, que ocupa además puestos de ascenso directo a la Premier merced a una temporada fantástica.
La proeza parecía inconcebible. De hecho, su entrenador, George Elokobi, arengaba a los aficionados a su entrada al estadio, pero los animaba simplemente a disfrutar de la experiencia, consciente de la enormidad del reto que tenían por delante. Elokobi llegó a jugar en la Premier League con los Wolves y su figura resulta casi cómica, pues, a pesar de sus 37 años y de llevar tres temporadas retirado, conserva el cuerpo que le hizo famoso en la Premier League, donde se resaltan todos los músculos posibles en un humano.
Pues bien, a pesar de que Elokobi y sus muchachos recibieron hasta 38 disparos del Ipswich Town solo encajaron un gol, y al mismo tiempo aprovecharon las dos únicas ocasiones de las que dispusieron en todo el partido para marcar los dos tantos que le dieron la victoria. El Maidstone ya está en octavos de la FA Cup. Por el camino ha obtenido ya 230.000 libras, una cifra que crecerá después de esta última victoria y que supondrá una inyección fundamental para un club, por otro lado, modélico en su gestión económica, que ha aprendido de los errores pretéritos y ha presentado beneficios diez años consecutivos. Veremos lo que les depara el sorteo pero sea quien sea el rival, en el Maidstone ya se ven capaces de cualquier milagro.
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