La Deportiva sigue cotizando al alza y asalta el ascenso directo

El conjunto berciano ha ganado 0-1 al Ibiza, aprovechando su mejor ocasión, un penalti sobre Naranjo que transformó el andaluz, y evitó que los locales tuvieran claras ocasiones. Oficio y eficacia. La receta de la ilusión en Ponferrada.

Bolo apostó por realizar algunos cambios en su once, donde entraron jugadores como Adri Castellano, para adaptarse a una idea de fútbol más paciente y con la intención de llevar el peso y el ritmo de partido ante un Ibiza que aceptó el reto, tratando de hacer daño con salidas rápidas.

La Deportiva dominó el partido con firmeza en los primeros quince minutos. El balón fue blanquiazul y buscó los costados, especialmente el derecho con Ojeda y Paris, para hacer daño. Por ahí llegó la primera gran ocasión con un pase atrás tras una internada de Paris que no encontró rematador.

Este primer tramo de partido no se reflejó en goles, pero sí que la Deportiva demostró tener argumentos para someter a un Ibiza que, tras el cuarto de hora inicial, igualó más el partido, pudiendo retener más la pelota y llegando algo más a campo rival.

Los baleares buscaban la espalda de los laterales bercianos, espcialmente cuando estos subían, para generar, al menos, inquietud en las filas bercianas, ya que Amir apenas tuvo trabajo en una primera mitad muy controlada por la Deportiva.

No había ocasiones en ninguna de las dos áreas, salvo un remate de cabeza muy forzado de Sergi Enrich que se fue desviado. Pero cualquier despiste, cualquier error, podía ser definitivo y Naranjo se encargó de castigarlo. El onubense lanzó un gran desmarque y recibió un fenomenal balón de Erik Morán con el que, tras tirar un caño a Germán, provocó un penalti que él mismo transformó.

Trató de reaccionar el Ibiza, pero no tenía fuerzas morales ni argumentos para superar a una ordenada defensa berciana. Porque, con el marcador a favor, la Deportiva sabía que tenía que salvaguardar ese gran marcador y aprovechar la ocasión u ocasiones que tuviera para rematar la faena.

Esa circunstancia estuvo a punto de darse justo antes del descanso cuando Sergi Enrich robó en campo rival e inició una jugada que, tras un toque blanquiazul en el área, acabó cayendo en sus pies para anotar el segundo tanto, que fue anulado por un ajustado fuera de juego. Pese a ello, la Deportiva se iba por delante al descanso.

No cambió mucho el guion de partido tras el descanso, donde la Deportiva seguía controlando el partido para que sucediera lo que quería: que no pasara nada.

Agus Medina tuvo la primera ocasión con un disparo lejano que casi sorprende a Germán mientras que el Ibiza, que sólo generó peligro en un saque de esquina, intentó cambiar el panorama pronto con un doble cambio antes del minuto 60 para tratar de hacer suyo el encuentro.

El Ibiza quería dar un paso adelante y en esas coyunturas, la Deportiva es un equipo muy peligroso. A la contra, tras un córner ibicenco, Ojeda asistió a Espiau, que remató alto cuando estaba cara a cara ante el meta local en la mejor ocasión berciana de la segunda mitad.

Los baleares fueron aumentando su presencia ofensiva y su ímpetu en unos minutos donde la Deportiva cada vez planteaba más claramente un plan de juntar líneas y salir rápido al contragolpe.

El Ibiza, por medio de Miki Villar en una jugada que acabó en el segund palo, pudo empatar el choque en la que fue la mejor ocasión celeste del partido.

Pero el cuadro ponferradino respondía a cada conato de gol local con un acercamiento peligroso que, en esta ocasión, fue un remate forzado de Sergi Enrich en el área pequeña.

No sufría en exceso la Deportiva, pero el Ibiza enseñaba las garras. Cada vez más y cada vez unas distintas. Porque el siguiente susto para los bercianos lo provocó Bogusz con un potente disparo lejan que estuvo cerca de sorprender a Amir.

Los ibicencos volcaron todas sus naves en la búsqueda del empate en el cuarto de hora final de partido ante una Deportiva que volvió a mostrar esa cara de fiabilidad, orden y equilibrio que le permitió no sufrir mucho más de lo necesario.

Es más, fueron casi más claras las escasas opciones de gol bercianas que las ibicencas. Erik Morán recogió el rechace de un disparo bloqueado a Enrich pero el mediocentro no precisó su chut, que se fue alto en una buena posición.

Sufrió hasta el final la Deportiva con el arreón final de un Ibiza que, explotando la banda izquierda blanquiazul, buscó ese gol con insistencia y fe. Pero todo, incluso los rechaces, estaban de lado ponferradino para permitir a los de Bolo auparse hasta la segunda plaza de forma provisional y multiplicar las ilusiones de la afición berciana.