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Marina Rivas
Domingo, 23 de junio 2024, 13:18
Épica. No puede catalogarse de otra forma la fiesta que se vivió ayer en el Aeropuerto de Málaga. La euforia pudo con el cansancio, la emoción fue el motor de este recibimiento que ya formará parte de la historia del club. Pocos o ninguno de los allí presentes habían vivido jamás algo igual. No era ni la una de la madrugada y los primeros grupos de aficionados ya habían llegado a la puerta de salidas. A esa hora, el equipo aún estaba en el vestuario tarraconense.
Primero fueron 20-30 los que llegaron… Pero pasaban los minutos y no dejaban de llegar aficionados. A falta de tres horas para que llegase el vuelo ya eran miles los malaguistas agolpados en la zona. La locura se desató alrededor de una hora antes de que llegase el conjunto. Los balcones de las tres plantas que dan acceso al parking, repletos de punta a punta; la planta baja, llena hasta donde la vista ni siquiera alcanzaba. La perfecta continuación del delirio que se generó en el Auditorio Cortijo de Torres, posteriormente, en el centro de la ciudad y esta vez en el aeropuerto como cierre de fiesta.
Se repitieron una y otra vez los 'hits' de este ascenso: la 'gitana loca', el 'traca matraca' del Kanka, que cada vez cobra más fuerza, y cómo no, el '¿Dónde está la pelota?', por los dos anecdóticos balones en el césped de la Rosaleda en el primer gol de Roberto en la ida. Enloquecía la afición, que se divertía cantando, animando, conversando con otros aficionados, pero también ansioso mirando el móvil, para comprobar cuánto quedaba para ver a los héroes de la noche.
Estos llegaron en torno a las 5:30 de la madrugada, y saltó la sorpresa para la afición. Y es que el amplio cordón policial desplegado en la terminal siguió el protocolo, cerró las puertas y dirigió al equipo directamente hacia el autobús. Cientos de malaguistas se agolparon contra las puertas y ventanas, golpeando con fuerza el cristal. Los jugadores, cuerpo técnico y allegados no podían creer aquella escena. Pero al fin, hubo reencuentro con la afición, eso sí, protegidos, por motivos de seguridad, por la Policía Nacional.
Kevin ejerció de director de orquesta y fue el encargado de animar el encuentro con la afición recogiendo un megáfono prestado por un aficionado y entonando el: '¡A Segunda, Oé!'. Pero lo mejor llegó a continuación, cuando dijo: Cuando estábamos perdiendo 2-0 en Tarragona, nos han cantado '¿Dónde están los balones?' y ahora lo vamos a cantar nosotros. A los de Pellicer ya no les quedaban lágrimas en los ojos, pero sí brillaban de incredulidad, no sabían lo que había sucedido en Málaga en su ausencia.
Fue un recibimiento lleno de épica aunque, por desgracia para muchos, tendrán que esperar hasta este domingo por la tarde para ver más de cerca a los jugadores, que tras tantas horas de espera, no pudieron brindar a la afición todo el calor recibido. Aun así, el malaguismo se volcó de lleno con el equipo nada más verlo. Una perfecta comunión, una bienvenida a la altura de estos héroes, que se quedaron con ganas de más, y que por cierto, ya vistieron la camiseta conmemorativa del ascenso que también vestirán este domingo.
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