El efecto David Gallego se evapora y la Ponferradina pierde en casa del colista

Comenzó el encuentro en La Rosaleda sin mucho ritmo, con ambos equipos jugando de forma pausada, más pendientes de no cometer errores que de agredir la portería rival. La Ponferradina llegaba más por banda gracias a las internadas, sobre todo, de Naranajo y Ojeda. En una de esas, cuando corría el minuto 8 en el marcado, el portero del Málaga se lió y el balón acabó dentro de las redes después de que Agus Medina lo empujara. Los jugadores locales reclamaban mano y el VAR confirmó este extremo. La jugada acabó en tarjeta amarilla para el centrocampista de la formación berciana, el cual se había ayudado de la mano para introducir el balón en la portería de forma un tanto pilla.

El partido transcurría en terreno de nadie, las ocasiones eran inexistentes y ambas escuadras demostraban por qué ocupan las últimas posiciones de la clasificación. En caso del conjunto malagueño, la última. Un remate de cabeza de Pascanu a la salida de un córner que repelió la defensa local fue lo más emocionante en los primeros 25 minutos de juego, más allá del gol anulado.

Una vez más fue necesario un error grosero en defensa para que llegase una ocasión de gol. Esta vez le tocó a la zaga de la Ponferradina. Entre Díez y Makaridze firmaron un esperpento defensivo que acabó en penalti a favor del Málaga después de que el portero georgiano le propinara un golpe en la cabeza a Haitam, extremo local, una vez que este ya había superado al guardameta. La pérdida de marca por parte de Díez, hoy lateral izquierdo, fue grave, pero la salida a por uvas del meta de la Ponferradina pudo haberle costado algo más que una simple amarilla y penalti.

Afortunadamente para el conjunto de David Gallego Makaridze se resarció parando la pena máxima, la cual fue errada por Rubén Castro. El veterano delantero ejecutó colocado al palo izquierdo del portero de la Deportiva, pero este leyó bien la jugada y pudo despejar con firmeza el disparo.

Y poco más de una primera parte que se saldó con tres disparos a puerta entre ambos equipos. Más allá de una disposición clara en forma de árbol de Navidad (4-2-3-1), el equipo de Gallego no presentó muchas diferencias respecto a los que venía mostrando con José Gomes.

Ya en la segunda mitad el Málaga quiso hacer valer su condición de titular y mostró algo de más colmillo en los primeros minutos. Rubén Castro falló un remate con la derecha desde el lado izquierdo del interior del área muy cerca del palo derecho defendido por Makaridze.

Gallego movió el banquillo en el 57 obligado por la lesión de Nwakali, el cual se fue al suelo después de sentir algo en una de sus rodillas. Dio entrada el técnico catalán a Sabit y también a Hugo Vallejo en sustitución de Dani Ojeda.

Al minuto de hacer el cambio llegó el gol para el Málaga. El cojunto local botó un córner que Medina no logró a despejar con eficiencia y el balón se coló en la portería de la Deportiva. Festival de desaciertos defensivos en el que la Ponferradina iba ganando; es decir, perdiendo.

Tras el gol el partido entró en un carrusel de cmabios y parones que durmió el encuentro, tal y como quería el Malaga CF. Por su parte, La Ponferradina continuaba sin conseguir dominar el balón, ya no digamos crear ocasiones de peligro. El partido estaba en el balón parado, ya que cada falta en el centro del campo se convertía en un balón colgado al área a ver si se lograba rascar algo.

Pascanu lo probó desde la frontal del área en el 77 con un disparo que se fue muy alejado de la portería de Yáñez. El conjunto blanquiazul (este sábado de naranja) no encadenaba apenas tres pases y todo se fiaba a los centros al área que nadie conseguía rematar.

El Málaga defendía con comodidad y esperaba con el objetivod e salir a la contra. Lo consiguió en el minuto 87, con una buena conducción disparo de Fran Hervías que se fue a centímetros del palo derecho de Makaridze.

La Ponferradina lo intentó con más corazón que juego. Los últimos minutos encadenó un par de llegadas a la puerta del Málaga, pero sin el peligro suficiente como para inquietar a Yáñez. Un ataque muy pobre que no consiguió dar sensación de peligro en los más de 100 minutos que duró el partido que se jugó en La Rosaleda. No ha podido empezar peor David Gallego, cuya llegada da la sensación de que no ah supuesto ningún cambio real para el equipo berciano.