La Deportiva resucita goleando

La Deportiva venció 3-1 y puso fin a dos meses y siete jornadas sin ganar. Con seguridad defensiva, minutos de gran juego y tres golazos, los bercianos retoman el pulso a la competición y siguen estando más que vivos en esa lucha por la fase de ascenso.

No era una partido más para la Deportiva. Este 'derbi de los Ancares' era una especie de final para los de Bolo, un momento crítico en el que seguir agarrados a la soga que les mantenía el playoff al alcance... o soltarla y caer al vacío.

Una fuerte ráfaga de viento en forma de penalti les zarandeó nada más empezar. En una jugada embarullada, donde Castellano bloqueó un disparo de Iriome, Cuéllar recibió el rechace y disparo, impactando el balón en el brazo de Pascanu: el árbitro decretaba penalti pero tras la revisión en el VAR, quedaba anulado.

Respiró El Toralín, que se vio con una cruz a cuestas para el resto del partido. Esta liberación sentó bien a los blanquiazules que, tras ver las orejas al lobo, empezaron a tener más balón, a atacar mejor y a intentar dar la vuelta a ese buen inicio de los gallegos.

Eran unos minutos intensos, de mucho ida y vuelta y de alternativas. La Deportiva buscaba llegar rápido, enviando balones a Yuri y Espiau, expertos en esas luchas en solitario, ganaron muchos duelos.

Uno de ellos fue el germen del gol. Espiau recibió un balón desde un saque de bandas de espalda y buscó rematar, de espaldas a portería. Con una semichilena, el canario sorprendió a Whalley y marcó uno de los goles de la temporada. La Deportiva se ponía por delante.

Intentó el Lugo reaccionar al 'golpetazo' dado por la Deportiva y el partido, que poco a poco bajaba las aceleradísimas revoluciones iniciales, volvió a ser equilibrado, con llegadas en ambos bandos y con opciones para los dos equipos.

No había grandes ocasiones, pero sí se notaba la presencia de Agus Medina. La Deportiva había echado infinitamente de menos al catalán, omnipresente y polivalente como pocos, con criterio y capacidad de trabajo. Y hoy, con el centrocampista en el verde, el equipo mostraba una mejor cara.

La oportunidad más clara, a balón parado, la tuvo Naranjo en un saque de esquina. Amo prolongó el envió y el onubense, solo ante Whalley, no decidió bien y no pudo rematar un balón franco para poner el 2-0.

El choque fue muriendo, poco a poco, hasta el descanso, sin llegadas para ninguno de los dos equipos y con un Lugo tratando de batallar ante la defensa berciana que, fiable, no dio ni una sóla opcion a los albirrojos en la primera mitad.

En el inicio de la segunda mitad, la Deportiva salió con una actitud muy positiva, esperando un posible arreón del Lugo y estando listos para él, anticipándose al mismo. Los blanquiazules salieron activosy propositivos, tratando de tener la posesión y amenazar.

Uno de los que salió con especial ímpetu fue Naranjo. Tras no vivir una primera mita muy afortunada se desquitó con una fantástica pared con Yuri tras la que el onubense, ante Whalley, definió a la perfección para doblar la renta blanquiazul.

Este gol fue una liberación para la Deportiva. Esa mochila repleta de piedras que arrastraban los bercianos y que les impedía avanzar con soltura pareció vaciarse. Sin presión, más sueltos y atrevidos, los blanquiazules sentenciaron.

Ojeda se inventó un misil desde más de 25 metros, imposible para Whallley, marcó el tercer tanto para los de Bolo apenas dos minutos después del tanto de Naranjo. El Lugo quedaba muy tocado, la Deportiva se olvidaba de sus miedos.

El escenario era idílico para los de Bolo y sólo una hecatombe podría ocasiones que la resurrección blanquiazul no se llevara a cabo al término del partido. En busca de esa catarsis, Rubén Albés realizó cuatro cambios de una tacada para 'revolucionar' al Lugo.

Pero la sensación era que había más argumentos para pensar en el cuarto tanto ponferradino que en la reacción lucense. Espiau, uno de los mejores en el cuadro local, volvió a coquetear con el gol con un disparo excesivamente cruzado que se fue fuera.

Fue un final de partido plácido para la Deportiva, donde los bercianos no sufrieron gracias, en parte, a la seguridad de Amir en cada balón lateral, y a que la moral del Lugo era cada vez menor, a consecuencia de las nulas ocasiones concedidas por los de Bolo.

Sólo encontraron los gallegos el gol en el tramo final con una magnífica jugada personal de Sebas Moyano repleta de calidad y potencia para irse de tres defensores blanquiazules y definir ante Amir.

El encuentro, pese a este gol, finalizó en mitad de la alegria de la afición blanquiazul. El triunfo nunca estuvo en discusión y la Deportiva, dos meses después, volvió a celebrar una victoria (3-1). Los de Bolo siguen más que vivos en la lucha por el playoff. Por si alguien había dudado de ello.