Combate nulo antes del veredicto en el Ciutat de València

Y eso que el Alavés comenzó animado por el ambiente del feudo vitoriano, vestido de gala para la ocasión. Con el vertical Luis Rioja como estilete por el carril derecho fue muy efectivo en la presión, robó y salió como una bala hacia el área rival. El Levante, sorprendido de inicio, reaccionó a la intensidad local igualando el esfuerzo y con Jorge de Frutos como jugador más peligroso.

Así las cosas, el duelo gozó en los primeros minutos de un ritmo impropio de una final, a dos partidos pero con la última plaza en Primera en juego. Fue un espejismo. Semejante apuesta era imposible de mantener en el tiempo y las elevadas pulsaciones del partido fueron decayendo con el correr de los minutos, dando paso a un escenario marcado por el dominio inocuo del Alavés. A pesar del buen trabajo de Guridi en la sala de máquinas, le faltaba al conjunto babazorro acierto en el último pase.

El peso del duelo apenas generó al bando vitoriano un disparo desviado de Toni Moya y las incursiones del eléctrico Abde por el flanco izquierdo. Poco de Sylla, llamado a ser la punta de lanza alavesista. Sus compañeros le buscaron con balones en largo pero tuvo escaso protagonismo a la hora de la verdad.

Mientras, al Levante parecía servirle el empate de cara a la resolución de la eliminatoria en el Ciudad de Valencia, ante su gente. En la primera parte apenas asomó el conjunto granota por las inmediaciones del área de Sivera y Bouldini fue una auténtica boya en mitad del océano. Otra cosa pareció lo de la reanudación, con un disparo de Iborra muy peligroso que desbarató como pudo Sivera.

Le costó más al Alavés en el segundo acto, aunque obligó a la estirada de Femenías con otro remate lejano, la única vía de peligro, esta vez ejecutado por Toni Moya. Activado por la oportunidad el equipo vitoriano fue ganando metros. De hecho estaba mejor el conjunto blanquiazul cuando una jugada trenzada plantó a Brugué ante Sivera, que derribó al atacante granota en el área local. Respiró la afición vasca cuando el colegiado indicó el fuera de juego previo a la acción, pues la pena máxima era de libro.

El último cuarto de hora ya fue el tiempo de la calculadora, sobre todo en el caso del Alavés. El empate sin goles dejaba todo abierto para la vuelta y especuló demasiado con el resultado el conjunto local, que bien pudo haber acabado quemándose en sendas ocasiones. Laguardia sacó bajo palos el intento de Jorge de Frutos y el balón rechazado se estrelló primero en el cuerpo de Soldado y finalmente en el poste, antes de que la jugada fuese anulada por fuera de juego. Luego, el segoviano disparó desviado tras una gran contra del Levante. Fue lo útimo noticiable de un combate nulo. El veredicto, en el Ciutat de València.