Xavi y Jordi Cruyff irrumpen en un Barça de triste presente

«Hay que reconocer que ganar el título está muy complicado, cometemos errores que nos cuestan muchos puntos y el Atlético nos lleva mucha ventaja y parece muy fuerte», manifestó, despidiéndose de la lucha por la Liga de una forma tan prematura que a otros entrenadores, en el club azulgrana y en algunos de sus rivales, les podría costar el cargo.

El riesgo que corre el Barça no es dejar de ganar una Liga, algo que más o menos se intuía en una temporada tan rocambolesca en lo deportivo y en lo institucional, sino no clasificarse entre los cuatro primeros para disputar la Liga de Campeones. Y esa es una amenaza real viendo la irregularidad del equipo y el tono que comienza a emplear el entrenador.

Pero como ya ha pasado tras otros partidos nefastos, viniendo del 2-8 ante el Bayern y de la crisis del burofax de Messi todo duele menos y pasa más desapercibido. La demostración llegó al día siguiente del primer punto que saca del Camp Nou un equipo tan modesto, y tan ejemplar, como el Eibar en su historia. La actualidad fue otra, con numerosos actos de precandidatos a las elecciones a la presidencia del club que tendrán lugar el 24 de enero.

Y entre ellos, Víctor Font, eclipsado últimamente por Joan Laporta y su lona en Madrid, mostró ya toda la artillería de forma oficial: Xavi Hernández, de mánager general, y Jordi Cruyff, de director deportivo, entre otros rostros reconocibles cercanos al excentrocampista. Aclaró que Koeman seguirá en el banquillo, de ahí el cargo de Xavi, pero ya sabiendo que tiene los días contados si no mejoran los resultados porque el egarense bajaría del despacho.

El año tampoco acabó bien en el apartado de las lesiones porque Coutinho tendrá que pasar por el quirófano tras sufrir ante el Eibar un percance en el menisco externo de la rodilla izquierda. Podría estar entre dos y cuatro meses de baja, según la estrategia médica a seguir pensando en su futuro, y se une a las ausencias de Ansu Fati, Piqué y Sergi Roberto. Messi reaparecerá el 3 de enero en Huesca tras ver el Barça-Eibar en una grada que abandonó muy enfadado. Prefirió un par de días más de vacaciones en Argentina, con la coartada de unas molestias en la rodilla, que echar una mano en el césped. Por lo menos él sí sintió el tropiezo. Algo es algo. No todo es indiferencia en el peor Barça del siglo.