Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético. Efe
Análisis

La «transición» abre grietas en el Atlético

El club ya responde a algunas de las justificaciones de Simeone para intentar explicar su peor balance en ocho años

Ignacio Tylko

Madrid

Martes, 3 de diciembre 2019, 12:17

«Simeone seguirá en el Atlético mientras él quiera», repitió el consejero delegado del Atlético, Miguel Ángel Gil Marín, cuando hace menos de un año renovó el contrato del técnico argentino hasta 2022 y le premió con un sueldo galáctico de 20 ... millones por temporada. Un cheque en blanco para un entrenador que ha transformado un club que cuando él aterrizó, mediado el curso 2011-2012, facturaba en torno a 130 millones de euros y ahora maneja un presupuesto de ingresos de 515. Para este crecimiento exponencial ha sido clave que, salvo en su primer ejercicio, donde remontó hasta acabar quinto, suma siete años consecutivos en la Champions.

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Pero asoman grietas en el matrimonio mejor avenido del fútbol moderno, cerrados ya hace tiempo los 28 cursos de Alex Fergusson en el Manchester United o las 23 campañas de Arsène Wenger en el Arsenal. Simeone ya es el segundo entrenador de la historia del fútbol español que más años consecutivos ha dirigido al mismo club, ocho, sólo por detrás de los quince que Miguel Muñoz estuvo al frente del Real Madrid. Cuando expire el actual contrato, el argentino concluirá su duodécima campaña colchonera. Una eternidad para un club que en los doce años anteriores había tenido hasta trece relevos en un banquillo convulso.

Acostumbrada a entrometerse en el duopolio, hasta el punto de festejar una Liga, llorar en dos finales de Champions y acabar incluso por delante del Real Madrid en las dos últimas campañas, la exigente afición colchonera se divide ya en relación al Cholo, a quien un partido tras otro se le discuten sus planteamientos y los cambios. Ante el Barça, por ejemplo, se le reprobó por alinear a Saúl de lateral izquierdo y retirar al portugués Joao Félix a los 65 minutos.

Tras esa cita definida por Leo Messi, no se concibe que hablara de un «año de transición» y añadiera que no le preocupa la diferencia de seis puntos y un partido más respecto a Barça y Real Madrid, sino que la referencia es el Sevilla de Julen Lopetegui, tercero en la tabla con cinco puntos más. La justificación del Cholo fue corregida incluso por el siempre discreto consejero y portavoz del Atlético, Clemente Villaverde: «La transición nuestra es estar peleando siempre arriba por todo. Tenemos 11 jugadores nuevos, pero tiene que ser una transición que te permita pelear por todo», enfatizó el veterano dirigente en Movistar.

Buena parte de la parroquia rojiblanca, no esos radicales que vitorean sin desmayo al Cholo al tiempo que le desean la muerte a Antoine Griezmann, no consiente excusas en un equipo que ha pagado 127 millones por Joao Félix y es el que más dinero ha invertido en fichajes este verano de toda Europa, más de 243 millones. Es cierto, sin embargo, que ha ingresado más en traspasos (313) millones contando las salidas de Antoine Griezmann, Lucas, Rodrigo Hernández o Gelson Martins, entre otras.

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Sin contundencia

El juego ha mejorado, pero es el peor Atlético con Simeone, sexto tras 15 jornadas con solo 25 puntos y unos registros goleadores más propios de equipos que luchan por la permanencia. Las 16 dianas anotadas sólo superan a Leganés, Espanyol, Celta, Mallorca, Eibar y Valladolid. Sólo en la 16-17 el Atlétido sumaba los mismos puntos que ahora y también era sexto, pero habia materializado 28 tantos. En todos los demás cursos, presumía a estas alturas entre los tres primeros. Y la tendencia inquieta porque el pasado ejercicio ya comenzó mal, si bien los 28 puntos, tres más que ahora, y 21 goles a favor, la situaban solo por detrás del Barça.

En pretemporada, Simeone ya pidió paciencia para afrontar lo que consideraba mayor desafío en sus ocho años en el Atlético. Existen claves que explican el mal momento. Se añoran por el Metropolitano los goles de Griezmann, que cerró su lustro como rojiblanco como quinto mayor goleador histórico tras sus 133 dianas. Todo equipo equipo acusaría la ausencia de uno de los tres finalistas del último Balón de Oro, campeón del mundo, máximo artillero de la era Simeone y referencia absoluta del ataque hasta el pasado mes de mayo.

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El tiempo dirá si Joao Felix, premiado con el Golden Boy, podrá optar algún día al Balón de Oro. Se trata de un joven de 19 años al que se le adivina un talento enorme pero que sólo cuenta con una temporada de bagaje profesional. Representa un reto mayúsculo para el Cholo moldearle hasta convertirle en una estrella mundial. En ataque, la desaparición de Diego Costa es un lastre brutal. Se postulaba junto a Morata como el máximo estandarte, más aún después del póker que le endosó en el 3-7 al Madrid de pretemporada. Pero inició la campaña en las antípodas de su mejor versión y estará de baja hasta marzo, tras ser intervenido de una hernia discal cervical.

Falta de carácter

La zaga, más vulnerable que antaño aunque los 10 goles encajados son una excelente marca, es novedosa y sigue ajustándose. Las despedidas de Juanfran, Godin, Filipe y el citado Lucas, además de las lesiones de Giménez y Savic, han condicionado en el campo y fuera. No hay quejas palpables de los Trippier, Felipe, Mario Hermoso y Lodi, si bien el Cholo no se fía en defensa del lateral brasileño y prefiere incluso a Saúl. Sólo Oblak, no tan milagroso como en cursos precedentes, sobrevive en la retaguardia.

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El adiós de la vieja guardia ha provocado una alarmante pérdida de carácter, si bien el mexicano Herrera interpreta cada vez mejor los conceptos tan interiorizados por los Koke, Saúl y Thomas, titularísimo porque Simeone no confía en Marcos Llorente, uno de los rutilantes fichajes procedentes del eterno rival. Se añora la jerarquía de los Godín Gabi, Tiago, Raúl García y Fernando Torres, jugadores más capaces que los actuales para marcar territorio ante los adversarios, trasladar los valores a los recién llegados, presionar a los árbitros, alentar a su hinchada y sacar de quicio a la rival.

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