Todo puede cambiar en 23 minutos. Ese fue el tiempo que necesitó Luis Suárez para despejar cualquier duda que pudiera albergar el aficionado atlético sobre su rendimiento y para comenzar a afilar las garras en busca de una particular venganza frente a Ronald Koeman ... y la junta directiva del Barça encabezada por Josep Maria Bartomeu, que le abrieron la puerta de salida del club azulgrana tras seis temporadas pulverizando registros goleadores.
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La edad del delantero uruguayo, que cumplirá 34 años en enero, y un estado físico cuestionable desde el regreso del fútbol tras el parón provocado por la pandemia de la covid-19 ofrecían reparos sobre una operación impensable hace apenas unos meses, que acabó con Suárez vestido de rojiblanco a coste cero y con parte de la que era su astronómica ficha en el Barça sufragada por el club azulgrana. Apenas un millón de euros por cada una de las dos temporadas firmadas en función de variables le supondrá al Atlético la llegada del '9' al Metropolitano en concepto de traspaso, más allá de un salario suavizado por la aportación de su exclub.
Económicamente irreprochable, la apuesta suscitaba los peros en cuanto a la versión mostrada por el jugador en los últimos meses, pero Suárez, que hizo de tripas corazón hace apenas unos días para comparecer junto a Bartomeu en el acto de despedida del Barça, saltó al césped del Metropolitano dispuesto a demostrar en cada acción que el presidente azulgrana estaba equivocado. Dos minutos tardó en servir el 4-0 a Marcos Llorente y redondeó una tarde para el recuerdo colchonero con sendos goles de cabezazo inapelable y de definición con pierna zurda tras remate con la derecha al poste.
Bien es verdad que el partido estaba ya cuesta abajo cuando Suárez entró en acción, con 3-0 ante el Granada, un equipo que venía del esfuerzo de disputar la tercera ronda previa de la Europa League el jueves ante el Locomotive de Tiflis georgiano y que tenía el pensamiento dividido entre el compromiso liguero y la última eliminatoria previa de la segunda competición continental ante el Malmoe sueco.
En cualquier caso, no se recordaba una irrupción tan destacada de un fichaje desde el banquillo desde hace casi 18 años. Era el lejano mes de octubre de 2002 y Ronaldo Nazario debutaba con la camiseta del Real Madrid después de un fichaje que se convirtió en un auténtico parto, con idas y venidas durante todo el verano hasta el último día de mercado. El 'Fenómeno' llegaba tras un Mundial de Corea y Japón en el que se salió para convertir a Brasil en pentacampeón, pero en medio de las dudas sobre el estado físico de un futbolista que había pasado por un auténtico calvario de lesiones de rodilla durante su etapa en el Inter de Milán. Saltó al césped del Santiago Bernabéu a poco menos de media hora para el final del duelo entre el Madrid y el Alavés de la quinta jornada y tardó apenas un minuto en ver puerta, antes de firmar su particular doblete como carta de presentación.
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Los paralelismos entre el debut de Luis Suárez como rojiblanco y el de Ronaldo como madridista son evidentes y resulta lógico el entusiasmo desatado en la afición colchonera, que se relame pensando en los réditos que le puede dar al Atlético contar con un delantero que esté a un nivel parecido al que llegó a alcanzar en sus mejores momentos de azulgrana. La capacidad para el gol y el carácter competitivo del charrúa encajan como anillo en el dedo en lo que pedía Diego Pablo Simeone para dar el salto de calidad definitivo a su plantilla, pero sólo el tiempo dirá si la carrera de Suárez como atlético está a la altura de su debut.
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