Jaime Mata desatasca al Getafe

El Getafe, con tres empates y una derrota, y la Real Sociedad, con un sólo punto de doce posibles, han protagonizado el peor regreso al torneo tras los 91 días en los que se paró LaLiga. Aún así, a falta de siete partidos, tienen una lejana opción de ocupar una de las cuatro primeras plazas.

Con una victoria, los hombres de José Bordalás se colocarían a dos puntos del cuarto clasificado, el Sevilla, que pinchó frente al Valladolid (1-1) en su último encuentro. Los tres puntos traerían oxígeno a un grupo necesitado de una alegría después de cuatro jornadas erráticas.

Después de perder en Granada (2-1) y de empatar contra el Espanyol (0-0), el Eibar (1-1) y el Valladolid (1-1), el Getafe acumuló cinco encuentros sin ganar (antes del parón firmó tablas con el Celta), algo inédito desde que Bordalás se hizo cargo del equipo hace casi tres temporadas.

Un sexto encuentro sin conocer la victoria sería un duro golpe para unos jugadores que aún mantienen su sueño de jugar la Liga de Campeones. Y tendrán que evitar un mal resultado sin uno de sus hombres clave, el togolés Djené Dakonam, que vio su quinta cartulina amarilla en Valladolid.

Con Cabaco recién recuperado de una lesión, probablemente será sustituido por Chema Rodríguez, que junto a Xabier Etxeita formará una pareja de centrales inédita esta temporada en el Getafe. Y. como Cabaco, el nigeriano Peter Etebo también acaba de salir de la enfermería y sería una sorpresa su inclusión en el once inicial.

Además, en la delantera, tras la salida del club del brasileño Deyverson Silva, las opciones se reducen a cuatro para dos puestos: Jaime Mata, Ángel Rodríguez, Jorge Molina y Hugo Duro se disputarán un hueco en la zona de arriba. Todo parece indicar que Hugo Duro cederá la titularidad que consiguió en Valladolid y la disfrutará Jorge Molina junto a Jaime Mata.

El resto del equipo será el mismo que empató 1-1 ante el cuadro pucelano. Sólo podría haber un cambio más. Los buenos minutos de Jason Remeseiro tras salir desde el banquillo, podrían darle una oportunidad en detrimento del francés Allan Nyom.

Será un duelo además, de diferentes estilos de juego, que les han dado parecidos resultados esta temporada, y aunque ninguno de los dos equipos ha entrado bien en la reanudación liguera, peor todavía ha sido para el conjunto donostiarra, que sólo ha sumado un punto de doce y que visitará el Colliseum Alfonso Pérez con tres derrotas consecutivas, la peor racha de Imanol Alguacil.

La Real tenía además un calendario favorable porque disputaba tres de sus cuatro partidos tras el parón en casa, pero el Reale Arena sin afición ha sido una losa a sus ilusiones y su único desplazamiento, a Mendizorroza, terminó con un borrón en el magnífico historial de los realistas hasta el mes de marzo.

Los vascos no ganan en Getafe desde 2015 y han encajado tres derrotas en sus últimas visitas, un signo de lo complicado que es encontrar soluciones en este estadio para el equipo de Alguacil.

Después de estos malos resultados es probable que Alguacil introduzca algunas modificaciones, una de ellas obligada por la baja de Diego Llorente, que cederá su puesto al francés Le Normand en el centro de la defensa, también se espera el retorno de Zubeldia y adelante nuevamente William José y Alex Isak pugnan por una plaza en el once titular, aunque ambos alternan minutos en cada partido para llegar frescos a la siguiente jornada.

Jugadores como Martin Odegaard, estelar hasta hace nada y desaparecido en estos cuatro partidos disputados tras el parón, abre también la puerta a cambios en el centro del campo aunque no parece todavía probable la salida de un futbolista noruego que, si está enchufado, puede dejar resuelto el partido con un par de destellos de su enorme calidad.

El Getafe tomó aire a costa de la Real Sociedad y superó a su rival (2-1) con un doblete de Jaime Mata, que acabó con la crisis de resultados de su equipo, de nuevo con aspiraciones de disputar la Liga de Campeones, y alargó el mal momento del cuadro donostiarra, cerca de salir de los puestos europeos.

El césped del Coliseum Alfonso Pérez juntó a los dos equipos de arriba que peor les ha sentado el parón de tres meses provocado por el coronavirus. Con unos resultados desesperanzadores, sin victorias en ninguna de las cuatro jornadas anteriores, el Getafe y la Real Sociedad pasaron de rozar el cielo a olisquear el infierno y una posible salida de los puestos continentales con el empuje del Villarreal y del Athletic.

El duelo, sin duda, era decisivo para los intereses de ambos equipos, que no podían fallar más si querían rescatar la credibilidad que tenían en el mes de marzo. Una victoria significaba dar un puñetazo encima de la mesa y ninguno la quería dejar escapar.

Sobre el terreno de juego se vieron las carencias de unos y otros. El Getafe, siempre aguerrido, antes y ahora, por lo menos era capaz de encadenar varios pases seguidos. Antes siempre mostraba un juego muy directo, pero en ocasiones con criterio y con cabeza. De repente, se ha transformado en un equipo de balonazos en el que casi siempre prima el «pim pam pum» como método.

Desde la portería, sobre todo en la primera parte, David Soria se hinchó a pegar pelotazos arriba con ayuda de sus defensas. El uruguayo Mauro Arambarri y el serbio Nemanja Maksimovic parecían espectadores de un partido de tenis. Jaime Mata y Hugo Duro, atletas de fondo que jugaban al choque y a intentar rebañar algún balón.

La propuesta del cuadro donostiarra tampoco fue mucho mejor. Perdido el fútbol atractivo, Alguacil se encomendó a jugar con tres centrales, incluido el debutante Jon Pacheco, y sin el noruego Martin Odegaard, fuera del once por sus molestias físicas. Contagiado de la brusquedad del Getafe, sólo Mikel Merino parecía poner algo de orden en medio del desbarajuste creado por su rival.

Eso es lo que consiguieron los hombres de Bordalás. Por lo menos, dentro del tedio y el fútbol tosco, anuló a la Real, desesperada buscando su sitio en medio del barullo. Y, uno de los más insistentes, un mal sueño para cualquier rival, fue Marc Cucurella, que fue una moscón incansable que peleaba por todos los balones.

Fruto de esa «pesadez», en una presión sobre Álex Remiro, Cucurella provocó un error en el pase del portero de la Real Sociedad, que cedió muy mal el balón al francés Robin Le Normand. Hugo Duro, que pasaba por allí para robar la pelota, fue objeto de un penalti claro que transformó Jaime Mata.

Salvo una falta envenenada posterior lanzada por Cucurella, no hubo nada más en una primera parte excesivamente física, muy táctica y musculosa que se llevó el Getafe a base de cabezonería pese a su mal juego. Pero aún quedaban 45 minuto y el Getafe había exprimido en exceso su físico. Y lo pagó.

Con menos fondo y una presión más débil, a los diez minutos el belga Adnan Januzaj rompió la defensa granítica de su rival con una asistencia al espacio de Mikel Oyarzabal. Tras la revisión del VAR, el árbitro Adrián Cordero Vega validó el tanto y con el empate, la Real Sociedad cambió su cara.

Al instante, pudo adelantarse con un remate muy claro del sueco Alexander Isak, que erró con un toque defectuoso cuando estaba delante de Soria. El Getafe estaba grogui, se le aparecían los fantasmas de la derrota y Bordalás movió su banquillo para intentar voltear la situación.

Con el nigeriano Peter Etebo y con Jorge Molina sobre el verde, tampoco hubo cambio de tendencia. Alguacil apostó por Portu y continuó con un dominio que quería concretar en victoria. Sin embargo, el Getafe resistió en su peor momento y consiguió llegar a los últimos diez minutos con vida y en igualdad de condiciones.

Entonces apareció la veteranía y la picaresca de Jorge Molina, que convirtió un saque de banda en una asistencia a Jaime Mata. El delantero cerró su buena noche con un túnel a Remiro que dio los tres puntos a su equipo.

El Getafe, en el duelo de los señalados, asomó la cabeza gracias a dos acciones aisladas y sacó petróleo de una situación complicada. Sumó tres puntos y se colocó en la casilla de salida: sólo dos le separan del Sevilla, último equipo que disputaría la Liga de Campeones. La Real, mientras, certificó más su hundimiento.