Jorge Molina y Ángel valen media Liga de Campeones

Los dos equipos se enfrentarán separados por 18 puntos. Los 55 del Getafe por los 37 del Girona evidencian una diferencia abismal de dos equipos con presupuestos parecidos que luchan por objetivos totalmente diferentes a falta de sólo tres partidos para el final.

Ni Getafe ni Girona pueden fallar, porque después tendrán pocas oportunidades para volver a sus actuales posiciones de privilegio. El equipo de José Bordalás, por ejemplo, si pierde la cuarta plaza tendrá que intentar recuperarla en el Camp Nou y en su estadio frente al Villarreal en la última jornada.

Por eso, con una victoria ante el cuadro catalán, el Getafe quiere alargar sus opciones hasta el último día. Y, esta jornada, lo tendrá que hacer sin Bordalás en el banquillo, sancionado dos partidos por protestar al árbitro Eduardo Prieto Iglesias durante el choque que perdió la pasada jornada 2-1 en San Sebastián frente a la Real Sociedad.

Desde la grada, Bordalás intentará formar un once con el que superar a su rival y en el que con total seguridad no estarán los lesionados Markel Bergara, Amath NDiaye y Vitorino Antunes. Sin embargo, recupera al francés Dimitri Foulquier, que ha superado una sobrecarga muscular que le ha impedido disputar los últimos dos encuentros y podría volver a una convocatoria.

El técnico alicantino tendrá varias dudas relacionadas con el uso de sus piezas. Como en Anoeta, podría apostar por un once más conservador, con el lateral izquierdo uruguayo Mathías Olivera en el centro del campo. O, por el contrario, podría colocar al jugador charrúa en su lugar natural y colocar a un hombre de control como Francisco Portillo en la medular.

También está en el aire la presencia en el once del japonés Gaku Shibasaki y del canterano Hugo Duro. Ambos gozaron de la confianza de su entrenador la pasada jornada y podrían perder su hueco. Samu Saiz, que revolucionó el choque en Anoeta, llama a las puertas de una titularidad a la que regresará el uruguayo Mauro Arambarri.

El Girona aspira a dejar muy encarrilada su permanencia, dando continuidad a la brillante imagen que ofreció el domingo pasado, cuando rompió una racha de seis derrotas seguidas con un triunfo contra el Sevilla (1-0) que, además, le permitió salir del descenso.

«Si seguimos así, tendremos el final feliz que deseamos. Hemos dado un primer paso importante, pero tenemos que seguir trabajando», remarcaba Eusebio Sacristán, justo después de que el Girona se reencontrara con la victoria en Montilivi.

Con todo, los rojiblancos, que ahora son decimoséptimos, se aferran a sus buenos números lejos de Montilivi (a pesar de las tres derrotas encajadas en los últimos tres desplazamientos, el Girona ha obtenido 22 de los 37 puntos que tiene a domicilio) para aspirar a dar otro puñetazo sobre la mesa en la lucha por la permanencia.

En cuanto al once de Eusebio, los dos únicos cambios en el 4-1-3-2 del entrenador vallisoletano respecto al encuentro contra el Sevilla podrían ser la entrada de Pedro Porro o Jonás Ramalho en lugar de Marc Muniesa, sancionado, y de Aleix García en el sitio de Douglas Luiz, baja por lesión.

Eusebio tampoco podrá contar con el Choco Lozano, Raúl García Carnero, Johan Mojica ni Aday Benítez, los otros cuatro futbolistas del primer equipo que se han quedado fuera de una convocatoria, de 19 futbolistas, en la que las novedades, además de Ramalho, son Patrick Roberts, Carles Planas y los jóvenes Seung Ho Paik y Kévin Soni, del filial.

Getafe: Soria; Damián, Djené, Cabrera, Olivera; Samu Saiz, Maksimovic, Arambarri, Hugo Duro; Jaime Mata y Jorge Molina.

Girona: Bono; Porro o Jonás Ramalho, Juanpe, Bernardo, Valery Fernández; Aleix García; Pere Pons, Àlex Granell, Borja García; Portu y Stuani.

Árbitro: Alejandro Hernández Hernández (Comité Las Palmas)

Estadio: Coliseum Alfonso Pérez.

Hora: 12:00

TV: beIN LaLiga

El Getafe dio un paso más hacia la Liga de Campeones con una seria victoria ante el Girona (2-0), en la que Jorge Molina y Ángel Rodríguez se erigieron con sus goles como máximos protagonistas de un equipo que no se rinde en su ilusión de pasear el nombre de su ciudad por la máxima competición continental.

En los minutos previos al inicio del choque, presentaron a Jorge Molina por megafonía con un «Oh Capitán! ¡Mi Capitán!» antes de decir su nombre. El Coliseum Alfonso Pérez preparaba su envite hacia la Liga de Campeones con una evocación poética a Walt Whitman para convertir al veterano delantero en el Robin Williams que se subía encima de la mesa para gobernar una clase.

El gran capitán del Getafe era la máxima autoridad de su equipo sobre el césped. Sin José Bordalás en el banquillo, sancionado por su expulsión en San Sebastián la semana pasada, Jorge Molina era el máximo referente de un equipo que sigue peleando por acabar en la Liga de Campeones.

Y no defraudó.

El Getafe rentabilizó una de las pocas ocasiones de las que dispuso en el primer acto. Sólo sumó tres, otra clarísima del uruguayo Mathías Olivera y una de Jaime Mata que acabó con la pelota por encima de la portería del Girona. No fueron muchas opciones, pero sí las suficientes como para merecer una victoria antes del descanso.

Enfrente, el Girona parecía no jugarse nada. Saltó al campo muy timorato, parecía que el descenso no acechaba al conjunto catalán y la realidad es que sufrirá hasta el final para conseguir la salvación.

Eusebio Sacristán no pudo contar con su referente en ataque, el uruguayo Christian Stuani, que con problemas físicos no entró en la convocatoria. Sin el ariete charrúa, el Girona perdió muchos puntos. Pero su actitud indolente fue su mayor rémora y sólo un disparo de Portu inquieto a la portería de David Soria en los primeros 45 minutos.

Todo se podía arreglar en la segunda parte, pero el guión continuó casi exactamente igual. El Girona continuaba al trote y eso ante un equipo como el Getafe, intensidad pura en todas sus líneas, es un grave pecado.

Las ocasiones no cambiaron de bando y continuaron sucediéndose en la portería de los hombres de Sacristán. El segundo tanto se olfateaba en el ambiente con tres acercamientos de claros de Ángel Rodríguez, de Mauro Arambarri y de Jorge Molina que no acabaron dentro de la red de la meta de Bono por un desajuste en el punto de mira.

Entonces, el Girona, si ya estaba cerca de la ruina, se cavó más de media tumba con la autoexpulsión de Borja García, que aparentemente insultó al árbitro después de sufrir una posible falta. Su acción simbolizó la desesperación de un equipo que estaba totalmente descompuesto.

Y, como era previsible, el castillo de naipes

En una subida de Bruno González, que se disfrazó de Franz Beckenbauer por una vez en su vida, cerró el partido a falta de quince minutos con una buena finalización que subió el segundo tanto al marcador. Primero golpeó Jorge Molina y después cerró Ángel. El Getafe, con cuatro puntos de seis en juego, será matemáticamente equipo de Liga de Campeones. El Girona, tendrá que sufrir para no descender.