Casi dos meses y medio después de que marcase cuatro tantos en pretemporada al Real Madrid, Diego Costa no sólo atraviesa una sequía goleadora típica de los delanteros, sino que ofrece preocupantes sensaciones, ya que ni siquiera exhibe carácter ni tira a portería, como ocurrió ... el domingo frente al Valladolid. El futbolista hispano-brasileño pasa por su peor momento, con un solo gol en seis partidos de Liga, con ocho disparos a puerta. En la Champions no se ha estrenado, con sólo dos disparos en sendos partidos, contra la Juventus completo, y sustituido a falta de un cuarto de hora ante el Lokomotiv en Moscú, donde Diego Pablo Simeone alineó por primera vez a su tridente de ataque también formado por Joao Félix (anotó el 0-1) y Morata.
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Diego Costa cumplió este lunes 31 años y la felicitación del Atlético y del Chelsea a través de las redes sociales provocó que parte de los aficionados rojiblancos. que reclaman su venta, criticasen al hispano-brasileño por estar fuera de forma y no encontrar portería y que la mayoría de los 'blues' se volcasen en elogios hacia el ariete. Con el Chelsea, tras explotar con el Atlético campeón en 2014, firmó una media goleadora de casi 0,5. Desde su regreso al Atlético, sus dos anteriores temporadas estuvieron marcadas por las lesiones, y en lo que se lleva de curso su promedio anotador global es de 0,12. «El desafío de revertir números que no son normales en su carrera lo hará enojarse y encontrará su mejor versión», aventuró antes del duelo de Valladolid Simeone, para quien a Diego Costa sólo le falta «continuidad de cara a gol».
«Diego Costa, al igual que Morata, tiene intención y ganas de hacer las cosas bien y apoyo, y seguro que responderá», insistió el técnico argentino tras el empate a cero en Zorrilla. Sólo dos días antes de ese encuentro en el que estuvo desconectado y apático, tan alejado del espíritu guerrero e incisivo que le hizo indiscutible también en la selección en la que no juega desde que cayese en el Mundial de Rusia ante la anfitriona, Diego Costa se declaró culpable ante el juez de un delito fiscal de 1,1 millones de euros. Un asunto personal que también debe haber afectado a su rendimiento.
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