El Atlético tropieza en Las Palmas y pierde el paso de la cabeza

Simeone apostó en el Estadio de Gran Canaria por Rodrigo Riquelme en el carril izquierdo. Con la ayuda de Mario Hermoso le correspondía al joven aplicarse atrás para frenar la profundidad de Marvin Park. La velocidad del canterano madridista ante un adversario menos cualificado en el aspecto defensivo volcó el juego canario por esa zona y le planteó al Atlético un problema, redoblado con la calidad de Moleiro.

Así las cosas, el Atlético esperó replegado en los primeros minutos. Un cuarto de hora le llevó pisar terreno rival con una buena carrera de Riquelme. Fue al menos un respiro colchonero y cambió el paso del partido. El conjunto de Simeone apretó en la presión, comenzó a robar balones y fue más incisivo a la contra. Con esas premisas Roro exhibió otra vez velocidad y se plantó ante la puerta amarilla, que Valles defendió para evitar el primer gol foráneo.

Ya era superior el equipo rojiblanco, con Nahuel Molina percutiendo por el carril derecho y las primeras apariciones de Griezmann y Morata, los hombres llamados a marcar las diferencias en este tipo de duelos. Enfrente, estiradas esporádicas de Las Palmas, con un disparo muy desviado de Munir y un cabezazo tímido de Javi Muñoz como mejores opciones.

El partido llegó al descanso a bajas pulsaciones y el paso por los vestuarios no aumentó el ritmo, anodino hasta que Kirian Rodríguez encontró el hueco con un chut desde la frontal. Se estiró en vano Oblak mientras sus compañeros reclamaban que el balón había salido por la banda antes de acabar en la red colchonera, pero la revisión del VAR negó esta teoría y concedió el gol.

Obligado a la reacción para no perder el paso de los mejores en la Liga, el conjunto madrileño ganó metros e intensidad. Fruto de este paso adelante Riquelme volvió a ser el rojiblanco más cercano al gol, en un disparo ajustado al poste que Valles neutralizó con muchos apuros. Todavía contenía el aliento la grada cuando Simeone agitó el árbol con las alternativas de Correa y Llorente. Koke y Griezmann emprendieron el camino al banquillo en medio de la sorpresa general y la arriesgada apuesta salió cruzada.

El Atlético no encontró el camino hacia el empate, pero es que además se complicó la vida aún más tras un error de Mario Hermoso en la salida de balón. Munir robó en una zona crítica y aprovechó el desorden en la zaga rojiblanca para asistir a Benito, que decidió con un zurdazo ante el que Oblak pudo hacer algo más.

El Atlético le echó fe al asunto, es norma de la casa, y creyó con el tanto de Morata en el tramo final. El punta madrileño pudo salvar un punto ya en el descuento, pero se topó con la madera tras un disparo de Lucas Barrios. Demasiado tarde para evitar un tropiezo inesperado que impide a los colchoneros seguir el paso de la cabeza.