El Getafe sentencia a Escribá

La historia ha querido cruzar de nuevo a Escribá con el Getafe, club al que ya dirigió y del que fue destituido por su presidente Ángel Torres en 2015. Después, en septiembre de 2017, un 4-0 en contra en el Coliseum Alfonso Pérez mientras dirigía al Villarreal, provocó su salida del conjunto castellonense.

Fueron dos experiencias amargas para el técnico del Celta, que de nuevo tendrá que enfrentarse al Getafe en una situación crítica. El anterior precedente, con Bordalás en el banquillo azulón, no dejó bien parado a Escribá, que tendrá una oportunidad para cambiar la mala suerte que parece sufrir ante su exclub.

Y es que el Celta de Vigo va en caída libre, con una sola victoria en las últimas ocho jornadas que lo ha llevado a la zona de descenso, encara el exigente duelo contra el Getafe con la obligación de mejorar su preocupante dinámica para no alargar su crisis de resultados, con el técnico Fran Escribá al borde de la destitución.

Pese a protagonizar el peor arranque liguero en 25 años y tener a un amplio sector de la afición en su contra, el entrenador valenciano tendrá una nueva oportunidad este domingo para evitar su destitución.

El apoyo de los jugadores y las dudas de los dirigentes para consensuar el nombre de su sustituto han sido los principales motivos para que Escribá dirija al equipo ante el Getafe. Pero el valenciano es consciente que una nueva derrota, la cuarta consecutiva, acabará con su etapa en Vigo, a pesar de la proximidad del tercer parón liguero.

Le espera al Celta una final, y la tendrá que afrontar sin dos de sus piezas claves: Rafinha Alcántara y Santi Mina. Ambos se lesionaron en el Benito Villamarín y estarán, como mínimo, tres semanas de baja. A eso se une el bajo rendimiento que están ofreciendo algunos de los 'intocables' para Escribá, como el capitán Hugo Mallo o el internacional eslovaco Stanislav Lobotka.

El entrenador celeste medita reforzar el centro del campo con un jugador físico como Okay Yokuslu o Pape Cheikh, y dejó entrever la titularidad del uruguayo Gabriel 'Toro' Fernández como sustituto de Santi Mina en la delantera, en la que se mantendrá Iago Aspas pese a las molestias que le han impedido entrenar con normalidad estos últimos días.

Enfrente, el Celta tendrá a un equipo que la pasada jornada volvió a la senda de la victoria tras ganar 3-1 al Granada. El Getafe, después de perder 0-1 contra el Basilea suizo en la Liga Europa y de caer 2-0 en Sevilla, se recuperó ante el equipo de moda de la Liga.

Con esos tres puntos en el bolsillo y en la novena plaza, los hombres de Bordalás esperan dar de nuevo un salto de calidad con el que acercarse a las posiciones europeas antes de afrontar de nuevo otro duelo continental en Basilea la próxima semana.

Lo hará con varias ausencias obligadas como la del lesionado Markel Bergara (rotura de un menisco) y la del sancionado Damián Suárez, que vio su quinta cartulina amarilla frente al Granada.

También tiene varias dudas: la del uruguayo Leandro Cabrera, por una elongación en un isquiotibial; la del portugués Vitorino Antunes, que trata de adquirir ritmo de competición tras recuperarse de una larga lesión; la del senegalés Amath Ndiaye, en parecida situación a la de Antunes; y la del central Bruno Fernández, que se recupera de una fuerte contusión.

Con ese guión, el Getafe podría salir al terreno de juego con Allan Nyom y Raúl Carnero en los laterales y con el mismo centro del campo que superó al Granada y que podría descansar en la Liga Europa. Arriba, parece que Ángel Rodríguez se ha hecho fuerte y tiene opciones de repetir en el once titular en detrimento de Jorge Molina.

El Getafe agravó la delicada situación del Celta con una victoria en Balaídos (0-1) en un partido trabado y con escasas oportunidades que decidió el brasileño Kenedy al aprovechar un error defensivo celeste.

El conjunto madrileño se acerca a la zona europea tras cuatro triunfos en las cinco últimas jornadas, al tiempo que condena al entrenador Fran Escribá, que, con cuatro derrotas seguidas, mantiene al Celta en descenso.

El Getafe, con seis novedades en su equipo titular, fue durante el primer tiempo el prototipo de equipo que desea José Bordalás: un conjunto rocoso e intenso que ahoga al rival y que explota con eficiencia cualquier error sobre el campo.

La presión alta incomodó al conjunto gallego, indeciso tanto en la zona defensiva para sacar la pelota como en la zona de creación del centro del campo. Tras una recuperación de pelota cerca del área, el primer aviso llegó con un tiro de Portillo que atajó Rubén.

No estuvo el Celta cómodo. Le cuesta crear oportunidades, en parte porque tiene poca conexión entre sus líneas, o porque su juego de ataque es previsible, con escaso ritmo. Solo dos veces se acercó a la portería de David Soria en el primer tiempo: un lanzamiento de Lobotka desde fuera del área y un disparo de falta de Iago Aspas.

El Getafe ofreció una actitud más combativa en Balaídos; un equipo más vivo en sus movimientos de ataque, más agresivo en las disputas. Esperó su momento. Su presión alta tuvo recompensa cerca del final de la primera parte cuando aprovechó un error del central Aidoo, que no controló el pase de un compañero y facilitó la carrera hacia portería de Kenedy. El brasileño fue poderoso en su esprint con la pelota hasta finalizar la jugada con un tiro cruzado que acabó en gol.

El error defensivo condenó al Celta, asfixiado por momentos ante la presión del Getafe, que poco después del gol tuvo otra gran ocasión cuando Enric Gallego se plantó ante el portero Rubén.

El descanso no aclaró al equipo de Fran Escribá. Tuvo más la pelota pero apenas generó peligro en una lluviosa tarde que poco a poco caminó hacia el guión de un partido trabado, con muchas faltas, con ritmo discontinuo. Lo único relevante de los primeros cuarenta minutos del segundo tiempo fue un centro de Brais Méndez y un mal tiro lejano de Hugo Mallo.

El Getafe resistió plácido en ese escenario. No hubo oportunidades. No hubo disparos a portería. Solo en los minutos finales apretó el equipo gallego, con corazón pero sin orden, un arreón insignificante que únicamente tuvo un lanzamiento de Brais Méndez y que no inquietó el plan del equipo de Bordalás. El Celta de Fran Escribá murió sin alma en Balaídos.