Griezmann comanda un golpe del Atlético encima de la mesa

Son tiempos de vino y rosas en Heliópolis y el encuentro entre los equipos de Manuel Pellegrini y Simeone, dos clásicos de la Liga de perfil tan diferente, se presume como una auténtica batalla por los puestos de Champions en mitad de una igualdad total. Béticos y colchoneros suman 20 de 30 puntos posibles hasta la fecha, con idéntico balance de seis victorias, dos empates y dos derrotas. Ponen en juego además sus condiciones de mejor anfitrión del campeonato en el caso del Betis, con un pleno de quince puntos, y de segundo mejor foráneo, como es el Atlético con trece unidades de las quince posibles hasta ahora.

Para mantener su hegemonía ante Pellegrini, contra el que acumula cinco victorias y tres empates en ocho encuentros, Simeone deberá hacer encaje de bolillos en el centro del campo, donde tiene las bajas de Koke, Marcos Llorente y Lemar, todos ellos con lesiones musculares. También continúan en la enfermería Felipe y Reguilón, y además, es duda el concurso de Oblak, ausente frente al Rayo tras un golpe en el hombro en San Mamés pero que ya entrenó ayer junto a sus compañeros. Con este balance general, más allá de la cuestión de la portería, el Cholo deberá elegir entre De Paul y Correa y entre Saúl y Carrasco para las bandas, con el resto de actores del duelo entre semana contra el Rayo.

Por su parte, Pellegrini tiene la seria duda del talentoso Fekir, que ha forzado durante la semana para estar presente en la convocatoria bética aunque pueda partir desde el banquillo. No cuenta el chileno con el concurso de los lesionados Juanmi y Camarasa. Tampoco con el sancionado Canales, tras su expulsión frente al Cádiz por el polémico rifirrafe con Mateu Lahoz que aún colea.

El Ingeniero, fiel a su costumbre de introducir rotaciones en las semanas de doble partido, optará por hombres como Rui Silva, Sabaly, Luiz Felipe, Víctor Ruiz, Álex Moreno o Borja Iglesias, suplentes ante el Cádiz, en lugar de titulares en el Nuevo Mirandilla como Claudio Bravo, Edgar, Pezzella, Miranda, Joaquín o William José.

Antoine Griezmann es el jugador franquicia de este Atlético. Ha tenido que pasar por un auténtico calvario desde su regreso al Metropolitano, ganarse desde el banquillo el reconocimiento de una afición resentida por su marcha al Barça en 2019 y conquistar de nuevo al Cholo Simeone, si es que el técnico argentino, su gran valedor, dejó de confiar alguna vez en las virtudes del galo. Sin embargo, su peso específico en el juego colchonero y ahora también los números lo dicen todo: es fundamental para las aspiraciones de su equipo.

Su doblete al Betis en el Villamarín, con gol olímpico incluido, decidió un partido que era una reválida rojiblanca después del tropiezo contra el Rayo Vallecano en el Metropolitano. Y es que el Atlético es otro a domicilio, donde suma ya 16 puntos de 18 posibles y muestra toda la solidez de la que carece al amparo de los suyos. No fue brillante en campo bético, ni mucho menos, pero sí sólido y efectivo, a la vieja usanza. Concedió poco atrás a uno de los equipos más alegres de la Liga, fue letal en el golpeo gracias a la pegada de Griezmann y aguantó el arreón final de su rival.

Al principio fue la batalla por el control del centro del campo, con sendos dobles pivotes conformados por Guido Rodríguez y Guardado en el caso del Betis y por Witsel y Kondogbia en las filas del Atlético. Con las piezas claras sobre el tablero, el guion del inicio respondió a lo esperado. Más balón para el conjunto verdiblanco, intenso en la presión para impedir la fluida circulación colchonera. Pese a su control de la posesión, el repliegue atlético ofrecía plenas garantías, sin mayores sobresaltos dentro de una auténtica batalla táctica.

El choque prometía de salida, pero lo cierto es que el respeto seguía siendo la tónica predominante, sin profundidad en unos y otros para animar la tarde otoñal en Heliópolis. Griezmann y Correa eran los jugadores de ataque más activos, con mucho movimiento sin balón y combinando en las cercanías del área bética aunque sin la inspiración para terminar de romper el cerco defensivo local.

Apenas dos disparos desviados de Luiz Henrique y Sabaly, además de los remates de Borja Iglesias y Guardado, de falta, ambos bien resueltos por el reaparecido Oblak, en las únicas intentonas entre los tres palos de todo el primer tiempo. Poco bagaje ofensivo para el cartel del partido, aunque mayor sensación de peligro bética frente a un Atlético rígido en la propuesta, poco dispuesto a soltarse en un escenario complicado.

Rui Silva pasó prácticamente desapercibido hasta el descanso, aunque a punto estuvo de cometer un error fatal en su intervención más destacada, pues salió valiente al despeje pero dejó el balón a Griezmann para que el galo lo probara desde muy lejos y metiese el miedo en el cuerpo a la parroquia del Villamarín. Fue un aviso de lo que estaba por llegar.

Toda la tranquilidad de la primera entrega se convirtió en vértigo tras la pausa, con el gol anulado a Luiz Henrique por fuera de juego de Borja Iglesias en el comienzo de la jugada. Se salvó de la quema el Atlético y la reacción fue inmediata. Saque de esquina que botó desde la derecha Griezmann y el envío del francés se fue envenenando hasta sorprender a Rui Silva. Gol olímpico para un equipo de Simeone que en minutos pasaba del infierno a la gloria.

El partido ya estaba en el escenario deseado por el Cholo, con la opción de manejar la ventaja de mejor forma que en el encuentro ante el Rayo. Esta vez concedió poco a su rival pero sobre todo, fue letal tras una gran combinación entre Griezmann y Cunha, que el francés finalizó entre las piernas de Rui Silva para encarrilar el duelo.

El Betis, fiel a su estilo, no dio por acabada la contienda y Pellegrini quemó sus naves con la entrada del recuperado Fekir, uno de esos elegidos capaz de cambiar la dinámica de un partido. El francés comandó el arreón verdiblanco en el tramo final y le dio vida al duelo con un golazo de falta. Estalló la caldera del Villamarín y el empuje verdiblanco cerca estuvo de dar el fruto del empate con un cabezazo al larguero de Álex Moreno. Se apareció la madera salvadora al Atlético y confirmó así el asalto a una fortaleza hasta ahora imbatida.